lunes, 2 de julio de 2018

Astronautas, la escuela pública y la luna

Se me ocurren pocas profesiones más apasionantes que la de astronauta. Cúantos chiquillos y chiquillas no habrán soñado con poder viajar al espacio en un cohete supersónico. La sensación de ver la tierra desde el exterior debe ser alucinante y, sin duda, es, ha sido y será una de las fantasías más recurrentes de pequeños y grandes a lo largo de multitud de generaciones.

Hace unas semanas recibimos la noticia de que nuestro astronauta más internacional, el señor Pedro Duque, era nombrado ministro de Ciencia, Innovación y Universidades de España. Muchos acogimos el nombramiento con cierta alegría, junto con la dosis habitual de escepticismo entre aquellos que ya peinamos alguna que otra cana, todo sea dicho. En principio, qué mejor que un profesional de la ciencia para ejercer el ministerio de la misma. No pintaba mal el asunto.

Pues bueno, hace un par de días me desayunaba con el siguiente vídeo rescatado por el amigo @rafadelcastillo:


Veo el vídeo y me vienen a la cabeza las siguientes preguntas. Pido perdón por adelantado por la demagogía que intuyo pueda haber detrás de cada una de ellas:
  •  ¿En qué datos se basa  el ministro para realizar estas afirmaciones? No son los datos que un servidor maneja, la verdad.
  • ¿Puede un ministro socialista hacer estas afirmaciones que perjudican la imagen del sistema de educación público sin ninguna consecuencia y/o rectificación pública?
  • ¿No existe una evidente contradicción entre la (supuesta) defensa de lo público y las decisiones personales explicadas por el señor Duque?
  • ¿Qué pensará la ministra de educación de las afirmaciones realizadas por el ministro?, ¿responderá al mismo con la contundencia que a mi juicio merecen sus declaraciones?
  • ¿Velan las escuelas privadas, en mayor medida que las públicas, por difundir el conocimiento "real" tal y como afirma el señor Duque?
  •  ¿Un ministro que reconoce que "no tiene ni idea" sobre las líneas de trabajo de una determinada asociación puede permitirse esas alabanzas gratuitas que acaban desprestigiando a la educación pública? 
No sé, me parecen unas declaraciones fuera de lugar, aunque lo mismo estoy exagerando. Me temo que el ministro ha confundido el hecho de comparecer en mil y un compromisos como figura visible del nuevo gobierno con la necesidad de regalarle los oídos a la primera organización que se precie. Y todo ello degradando la imagen del sistema de educación público, que tan necesitado está de mimos y, sobre todo, de decisiones importantes.

En fin, cosas que pueden pasar cuando nombras ministro a un astronauta. Y es que puede que anden con la cabeza en la luna. Deformación profesional, imagino...


No hay comentarios :

Publicar un comentario