jueves, 12 de febrero de 2015

Planes de futuro

En nuestro centro seguimos trabajando en la elaboración del plan estratégico para los próximos años. Alejados del postureo administrativo, desde el mes de septiembre hemos iniciado un proceso de trabajo para definir las líneas de actuación de la escuela del próximo lustro (que se dice pronto). Estamos invirtiendo tiempo, la verdad, pero en estos pocos meses ya se aprecian cambios significativos. Todo ello es posible, sin duda, gracias a la implicación de todo el equipo. Seguramente simplicar los procesos y desburocratizar al máximo las dinámicas de trabajo han permitido que pensemos en nuestro plan como algo útil, no como trabajo extra o, directamente, como una pérdida de tiempo. 

Y es que estamos ordenando nuestras prioridades y nuestras líneas de trabajo. Empezamos definiendo qué somos y qué queremos ser como centro, hacia dónde pretendemos evolucionar (véase El punto de partida) Una vez realizado este paso, que parece sencillo pero que requiere de un trabajo de reflexión intenso, analizamos nuestra situación interna y externa. Teniendo en cuenta todo el panorama (nuestras fortalezas y debilidades, las principales amenazas pero también las oportunidades, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir) hemos definido tres grandes objetivos que pretendemos que marquen nuestra agenda en los próximos años.

El primero, por obvio, quizá sea el más importante: la mejora de resultados. Y no se trata solo de perseguir una mejora de resultados académicos. O, al menos, no solo de eso. Consiste, sobre todo, en perseguir la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje que van a permitir atender mejor a todo el alumnado y hacer frente a la diversidad con mayores garantías de éxito. Se trata, pues, de analizar qué debemos modificar (o mantener o complementar) para mejorar nuestro rendimiento como centro y para permitir un mejor aprovechamiento de nuestro trabajo por parte del alumnado.

El segundo, contribuir a la cohesión social de la comunidad educativa. En la situación actual los centros educativos pueden convertirse en un espacio de referencia para generar dinámicas de cohesión social y de intercambio muy interesantes. Pretendemos reforzar el trabajo y la atención social y favorecer el empoderamiento de nuestro alumnado mediante el desarrollo de diversas estrategias de participación. Trabajazo por delante, pues.

Y, por último, en un contexto laboral como actual y en el ámbito de la educación permanente, pretendemos contribuir a la mejora de las expectativas socioprofesionales de nuestro alumnado. Para ello trataremos de estrechar vínculos con el tejido productivo y de potenciar líneas de formación que favorezcan una mejora de la ocupabilidad del alumnado o, cuando menos, la adquisición de competencias profesionales básicas.

Parece evidente que tenemos faena. El siguiente paso será definir las estrategias y concretar las actuaciones para ejecutarlas. Seguimos en ello.

PD: Para el desarrollo de nuestro trabajo contamos con el fantástico apoyo del equipo de profesionales del curso  de verano "Liderazgo y autonomía para el éxito educativo de todo el alumnado". Para más información sobre planificación estratégica podéis consultar la "Guia per elaborar i aplicar un pla estratègic" elaborada por el Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya.

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2 comentarios :

  1. Lo de la cohesión social es tan fundamental como obviado en la mayoría de los caso. Ni siquiera en centros de especial dificultad, como el mío, parece tomarse como necesidad principal establecer actuaciones que vertebren familias, centro y contexto. Es la asignatura pendiente.

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    1. Es difícil pero parece fundamental implicarse con la comunidad educativa y contribuir a fortalecerla. Creo que, en general, desperdiciamos un montón de oportunidades para trabajar "socialmente". Vamos a ello. Un abrazo, Toni!

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