jueves, 26 de abril de 2018

Nuevo post modo padre "on"

Día: 25/04/2018.
Lugar(es): 2 centros educativos de infantil y primaria en un punto cualquiera de la geografía española.
Motivo del encuentro: sendas actividades educativas abiertas a las familias.
Balance en términos de participación: 13 familias.
Balance en términos de género: 12 mujeres; 1 hombre.



lunes, 23 de abril de 2018

¡Feliz día del libro!

Hoy es el día del libro y desde DE VUELTA queremos desearos, como diría el presidente, muy y muchas felices lecturas. ¡Id a por el/los vuestro/s y a disfrutar! 😍📚

domingo, 22 de abril de 2018

3 preguntas (y media) sobre las políticas públicas de contratación del profesorado

Ayer abro Twitter  y me encuentro con esto:
Pues eso, como no hay suficientes profesores interinos el Departament d'Ensenyament decide permitir a licenciados de distintos ámbitos que se apunten a listas para cubrir plazas sin el correspondiente título de máster (antes) imprescindible para ejercer la función docente. Como diríamos aquí en Cataluña: "passeu, passeu, que veureu el piset". Esta noticia me genera algunas preguntas que imagino que alguien en el Departament ya habrá barruntado y se estará poniendo en marcha para darles respuesta.

En primer lugar, me pregunto: ¿por qué hay falta de interinos? Estamos hablando de una profesión que, a priori, podría ser una excelente opción laboral para cualquier licenciado que se precie. Un sueldo digno, una jornada aceptable, períodos de descanso interesantes (las eternas vacaciones, vamos)... Pues resulta que, ante tal panorama, no hay suficientes interinos. Y es que lo mismo las condiciones de trabajo no son tan agradecidas y favorables como pueda pensarse en un principio. Eso por no hablar de las lamentables condiciones a las que están sometidos los interinos. Los que hemos trabajado en la bolsa de interinaje lo sabemos bien. El panorama general puede resumirse de la siguiente manera: dar tumbos constantemente, estar sometido a los "nomenaments" cada x días sin la posibilidad de arraigar en un centro, tener la sensación constante de estar siempre apagando fuegos y, sobre todo, la inestabilidad económica y profesional que el sistema de interinaje ofrece, al menos en Cataluña. Pero bueno, seguro que ya habrá alguien trabajando en todo esto en el Departament, ¿verdad? 😉

Una segunda pregunta sería: ¿de verdad que no es necesario que un interino acredite una formación específica para ejercer la profesión docente? Lo del compromiso de obtener el título antes del 2022 suena un poco a cuando mi hijo, después de una trastada, me dice, parafraseando al rey emérito, que "lo siente, se ha equivocado y que no volverá ocurrir". ¿En serio, es suficiente ese compromiso para corretear por los centros de Cataluña y ponerte delante de decenas de chavales a ejercer la docencia? Y que nadie infiera de estas preguntas que considero que la formación que ofrece el máster sea la panacea, igual que, de ningún modo, no lo fue el CAP que algunos cursamos hace ya la tira de años. De hecho, en mi opinión, se trataba de una formación totalmente insuficiente. Pero, ¿de verdad que podemos abrir así la puerta? No sé, no lo veo.

Y una tercera pregunta, relacionada íntimamente con la anterior, radica en la siguiente cuestión: ¿nadie en el Departament se da cuenta del desprestigio que esta medida supone para la educación pública? Que el acceso (aunque sea a la bolsa de interinaje) a la profesión docente en el sistema público pueda realizarse sin acreditar ningún tipo de formación específica me parece que juega en contra del prestigio de la educación pública. Puedo entender que se trate de una medida excepcional que pretenda dar respuesta a una situación excepcional. No obstante, me quedaría más tranquilo sabiendo que se está trabajando para dar respuestas a medio-largo plazo para reducir las inestabilidad de plantillas y para asegurar un sistema de contratación del profesorado con criterios de calidad públicos y contrastados. Además, por supuesto, de abordar la cuestión de los interinos de una vez por todas para ofrecer condiciones de trabajo dignas y mayor estabilidad para los profesionales de la bolsa.

Y, por último, la "media" pregunta tiene que ver con los procesos de selección del profesorado: ¿hay mentes pensantes que le estén dando una vuelta al sistema de oposiciones en Cataluña? Y es que estoy en medio de un proceso selectivo y me salen unas cuantas preguntas más al respecto. Pero esto ya, si eso, para otro día... 😜

miércoles, 18 de abril de 2018

Por un ejercicio de la docencia humanizador (o no)

Los acontecimientos de las últimas semanas me llevan a reflexionar sobre las cualidades personales que pueden resultar útiles para cualquier profesión relacionada con la atención a las personas y, en especial (por cuestiones obvias) para la profesión docente. Me salen las siguientes. Pido perdón por adelantado por las obviedades.

En primer lugar, interés por el otro, ya sean alumnos, compañeros de centro, otros docentes o cualquier otro agente de la comunidad educativa. Claro que podemos ejercer como profesores sin preocuparnos por nada ni por nadie. Pero no solo vamos a desarrollar un mejor trabajo si conocemos los intereses y condicionantes de nuestro entorno, sino que se trata de una habilidad que nos humaniza y contribuye a forjar relaciones sociales que contribuyen a crear ambientes de trabajo más agradables y, por tanto, eficaces. Para ello hay que hablar, claro. Preguntar, escuchar, dialogar, compartir... En definitiva, mostrarse dispuesto al intercambio y al diálogo con el resto del mundo. Y es que hay gente que se encierra en su mundo y, chico, no hay manera...

En segundo lugar, mostrarnos cercanos y accesibles contribuye también a ofrecer una cara más amable a los miembros de nuestro entorno y, por tanto, puede favorecer una mayor interacción y, sobre todo, cuando esta se produce, intercambios de mayor calidad. No me refiero con esto al “colegueo” entre docentes o con el alumnado en el que pueden estar pensando algunos, sino simplemente a mostrarnos abiertos a aquellas personas con las que, nos guste o no, tenemos que desarrollar nuestro trabajo.

Otro aspecto importante para favorecer relaciones eficaces de trabajo reside en establecer una comunicación abierta y eficaz con nuestro entorno, ya sea alumnado, compañeros, familias, etc. Se trata, en mi opinión, de no dar por supuesto nada y de tratar de emplear todos el mismo lenguaje para saber en cada momento de qué estamos hablando y en qué fase estamos durante el desempeño de nuestro trabajo. Para ello, por supuesto, cabe favorecer el diálogo (al menos profesional) con el resto de miembros de la comunidad educativa.

Un cuarto punto elemental reside en mostrarnos flexibles y abiertos a nuevas posibilidades y enfoques. La nuestra, la docente, es una profesión que precisa de una planificación más o menos rigurosa, pero no siempre todo puede estar “atado y bien atado”, no podemos convertirnos en esclavos de nuestra programación de turno. Trabajamos con personas y las personas tienen problemas, aciertos y errores, malas y buenas temporadas... En definitiva, se trata de mostrar cintura y flexibilidad para adaptarnos a situaciones cambiantes y, por tanto, ser más eficaces, eficientes y justos.

En quinto lugar, pienso también en compartir como otra buena estrategia, seguramente relacionada con la comunicación y el diálogo, para establecer un sistema de relaciones sano y equilibrado. Compartir dudas, también certezas, informaciones, retos o situaciones problemáticas permite fortalecer los equipos de trabajo y crearnos una red de seguridad que tarde o temprano vamos a necesitar. Porque en educación me parece que no sale a cuenta ir de llanero solitario.

Y, por último, me parece que el sentido del humor puede resultar una pieza clave en el desarrollo de la profesión docente. Y el sentido del humor empieza por aplicárselo a uno mismo, quitarse importancia y saber reírse de los defectos y errores propios. Además, también permite quitar hierro a determinadas cuestiones, relativizar y oxigenar algunas situaciones que de lo contrario pueden enquistarse y dar lugar a situaciones ciertamente desagradables.

En fin, algunas obviedades que me parece que a menudo quedan olvidadas y sepultadas bajo un sinfín de instrumentos de evaluación, grandilocuentes objetivos didácticos, novedosas metodologías didácticas y demás requerimientos administrativo-burocráticos. Pues, eso, que lo mismo tendríamos que dedicarnos un pelín más a la cuestión humana. O no. (?)


jueves, 5 de abril de 2018

La dimensión desconocida

Leo L'aneguet lleig (El patito feo), el último post de Joan Padrós, director del CFA Palau de Mar, y no puedo estar más de acuerdo con él. Es una idea que de vez en cuando vamos dejando caer por aquí y que otros blogs como los de los compañeros Josep Miquel Arroyo o Quim Balaguer también reflejan a menudo: la de que las administraciones educativas no acaban de poner la atención y, sobre todo, los medios que necesitamos desde los centros de adultos para desarrollar nuestro trabajo de manera óptima. De hecho, el nombre del blog de Quim es bastante claro al respecto: La germana pobre i lletja (La hermana pobre y fea). Como diría aquel, "no hase falta desir nada más". 

Lo triste es que no solo las administraciones educativas olvidan o relegan a un segundo plano a la educación de personas adultas. También lo hacen iniciativas supuestamente renovadoras e innovadoras, de las cuales cabría esperar algo más de atención y de comprensión, máxime cuando en los centros de adultos acabamos sufriendo de primera mano el fracaso del sistema educativo en sus etapas obligatorias. Y es que cuando te dan constantemente con la puerta en las narices uno se acaba hartando.

También es cierto que hay administraciones que se esfuerzan por apoyar y arrimar el hombro. En Cataluña, por ejemplo tenemos una red de centros municipales que, mejor o peor, con más o menos criterio, hacen inversiones importantes para mantener espacios de formación de personas adultas. Cabe, pues, ponerlo en valor. Pero hay que exigir, también, que esa inversión en recursos se haga de manera sostenible, con criterios estratégicos y dando respuesta a las necesidades del entorno.  Y que las administraciones provinciales, autonómicas y estatales apoyen y den soporte económico y humano a estos proyectos.

Mientras tanto, desde los centros de adultos seguiremos buscándonos la vida para conseguir los recursos necesarios para atender a nuestro alumnado de manera óptima. No podemos hablar de una educación de segunda división, de ningún modo. En la educación de personas adultas, como en cualquier otra etapa educativa, existen excelentes profesionales que desarrollan proyectos pedagógicos y educativos impresionantes y vitales para sus comunidades. Sí, no obstante, podemos hablar de una educación ubicada en una dimensión paralela, donde a menudo no se tienen en cuenta las necesidades ni, sobre todo, las demandas concretas y específicas que realizamos desde los centros de adultos

Pues eso, seguiremos perserverando, dando la matraca y explicando nuestras necesidades y demandas a quien nos quiera escuchar. ¡Seguro que encontraremos a alguien dispuesto a dejarse "enredar"! 😉