jueves, 24 de diciembre de 2015

Out of the office

Ahora sí que sí, desconectamos unas semanas. ¡Nos vemos a partir del 11 enero! Disfrutad mucho estos días de vacaciones, ¡que en breve estamos DE VUELTA!


martes, 22 de diciembre de 2015

En resumen (año II)...

Menudo año. Extenuante pero ha cundido lo suyo. Ya es tradición hacer un poco de resumen por aquí del trabajo desarrollado durante el año que cerramos en unos días. Ha sido una auténtica locura, la verdad, así que a ver cómo conseguimos sintetizar todo el trabajo realizado a lo largo de los últimos doce meses.

A nivel de centro, el 2015 ha sido un bombazo. Hemos conseguido cerrar nuestro plan estratégico para los próximos 5 años con la participación de todo el equipo. No solo eso, sino que ya hemos iniciado su implementación durante el primer trimestre de este curso y de momento los resultados han sido muy positivos. Muchas cosas a mejorar, cierto, pero es un placer ver a todo el equipo trabajando de manera organizada y en la misma onda. ¡Así da gusto! Hemos escrito de ello por aquí. Por otro lado, el 2015 ha sido "año mapaTIC" en la escuela. Un proyectazo caído del cielo que nos ha permitido darnos un buen revolcón metodológico y organizativo. Un proyecto que parecía no llegar en el mejor momento pero que decidimos asumir y tirar hacia adelante y que nos ha proporcionado un impulso espectacular poniéndonos en contacto con otros centros de adultos. También hemos escrito alguna entrada al respecto (ver aquí).

En relación con "de vuelta", sin novedad en el frente. Cada vez más actividad, eso sí, pero la tónica habitual desde su creación: temas del día a día de los centros de adultos y reflexiones sobre educación, así en general. Ha sido un placer colaborar con compañeros de etapa educativa, especialmente con Josep Miquel Arroyo, en la elaboración de posts específicos sobre los centros de formación de personas adultas (léase Carta abierta al alumnado de los centros de adultos). Estamos en "negociaciones" para cerrar una colaboración periódica. Creo que finalmente nos pondremos de acuerdo, somos "chicos fáciles. También publicamos por aquí un post con Maria José Chordá, profesora de lengua y literatura que durante el curso pasado trabajó en un CEPA de la comunidad valenciana. Así pues, en Nunca es tarde...  reflexionábamos sobre determinados perfiles presentes en los centros de adultos. Muy comentada y celebrada en las redes fue también la colaboración realizada con Óscar Boluda y Jaume Sans en El profesor blandengue, nuestro particular homenaje docente al universo Fary. Por otro lado, mantengo las colaboraciones puntuales con INED 21. Siempre es un placer publicar en uno de los magazines de referencia del ámbito educativo. Puedes ver las publicaciones del 2015 aquí.

También ha sido un año de formación intenso. En nuestro centro hemos implementado alguna formación grupal, entre las que cabe destacar el curso introductorio en Aprendizaje basado en proyectos y problemas y el curso de Geolocalización y realidad aumentada desarrollado en el marco del proyecto mapaTIC. Por otro lado, en el diseño y elaboración de nuestro plan estratégico resultó clave el curso de Liderazgo y autonomía escolar para el éxito educativo de todo el alumnado (Cursos de verano del Ministerio y la UIMP) y acabé el año con otro curso del INTEF, el de Tutores para la formación en red. Aunque, sin duda, la experiencia formativa más interesante del año (y de siempre, añadiría) ha sido el #betacamp. Un encuentro horizontal de personas interesadas en la educación que consolidó muchas ideas que rondaban por mi cabeza de manera dispersa. En el post #betacamp comprimidos creo que queda bastante clara mi percepción sobre el encuentro. Una experiencia fabulosa.

2015 ha sido también un año de numerosas colaboraciones donde compartir algunas de las experiencias desarrolladas en nuestro centro educativo. En febrero estuvimos en las jornadas sobre ABP organizadas por el CEFIRE de Castellón presentando mapaTIC. En Pim Pam Proyecto resumo algunas de las ideas al respecto de lo oído en aquellas interesantes sesiones. En mayo estuvimos en las jornadas sobre innovación educativa Open Girona explicando también el proyecto mapaTIC y aprendiendo de experiencias interesantísimas en distintas etapas educativas. Desde aquí quisiera agradecer que en ambas jornadas se acordaran de los centros de adultos, eternos desaparecidos en este tipo de eventos. En junio colaboré con la Escola d'Estiu de Persones Adultes dirigida por Angel Marzo y participé en el Webinar del curso #ABP_MoocINTEF con otros compañeros de la edición anterior. Otra experiencia fantástica. Por último, he cerrado el año compartiendo nuestra experiencia de gestión de centro con el CEPA Pitiüses de Ibiza, una colaboración que me ha hecho enorme ilusión por lo que conlleva de reconocimiento al trabajo que estamos desarrollando en nuestro centro.

En fin, que lo dicho: ¡una auténtica liada! Ahora bien, lo mejor, sin duda, ha sido el trabajo con el alumnado y conocer y poner cara (o foto de perfil) a un sinfín de personas de las que he aprendido un montón. Solo quiero agradeceros a todos el buen rollo, la sintonía y el aprendizaje que aportáis en este espacio. A mi equipo del CFA Dolors Paul deciros que sóis muy grandes y que hacéis un trabajo excelente. Y a mi pequeña family que us estimo molt i molt i molt!

¡Felices fiestas!


jueves, 17 de diciembre de 2015

Hay plan en Ibiza

El pasado martes tuve ocasión de presentar nuestro modelo de escuela a los compañeros del CEPA Pitiüses de Ibiza. La jornada se enmarcó dentro de un plan de formación establecido por el propio centro y el CEP de Ibiza para definir su proyecto educativo y los objetivos que deben guiar su práctica y gestión durante los próximos años. No hace falta decir que fue todo un honor que pensaran en el CFA Dolors Paul como experiencia de interés para abordar este trabajazo que tienen por delante. De hecho, nosotros este año estamos aplicando el plan estratégico que elaboramos a lo largo del curso pasado, así que nuestra experiencia -a pesar de nuestros muchos errores de principiantes- podía resultar, en este sentido, muy interesante para el CEPA Pitiüses.

Así pues, presentamos por un lado los aspectos más destacables de nuestro centro y, sobre todo, incidimos en el proceso de definición de nuestros objetivos estratégicos y de las estrategias y principales actividades planificadas para el presente curso escolar. No obstante, como siempre, lo más interesante de este tipo de encuentros surge del diálogo con el resto de compañeros, de las discrepancias y de los acuerdos que se producen, del contraste entre diferentes puntos de vista. En mi opinión, algunos de los aspectos e ideas más destacados de la jornada serían los siguientes (perdón por el desorden y los descuidos):
  • Es importante, en primer lugar, definir claramente nuestro planteamiento institucional. Es decir, responder a toda una serie de preguntas relacionadas con nuestra actividad como centro educativo: para quién trabajamos, en qué nos diferenciamos, cómo queremos ser en el futuro... Se trata de poner en común las visiones del centro y del entorno que tienen todos los miembros del equipo. En este sentido, puede llegar a sorprendernos lo variados y distintos que pueden ser los puntos de vista de un mismo equipo. Conocerlos y valorarlos por igual sólo puede contribuir a enriquecer el proyecto.
  • Hay que analizar bien nuestro contexto para detectar nuestras prioridades y necesidades, así como los recursos de los que disponemos. A partir de aquí podremos definir nuestros objetivos estratégicos.
  • Cabe hacer un esfuerzo por implicar al conjunto del equipo, cada uno en la medida de sus posibilidades. Cuanta más gente se implique en la elaboración del plan estratégico mejores, sin duda, van a ser los resultados. Un proyecto elaborado desde dirección sin el apoyo del equipo docente tiene muy pocas posibilidades de tirar hacia delante. De igual modo, un proyecto surgido del claustro sin el apoyo del equipo directivo no lo tiene demasiado mejor.
  • Hay que huir de la burocracia. Si la elaboración de un proyecto educativo cae en brazos del "burocratismo administrativo" estamos perdidos. A lo máximo que podremos aspirar es a que el documento final calce cualquier mesa coja que haya por el centro. Se trata, en mi opinión, de elaborar documentos prácticos, útiles, que sean fuentes de consulta a lo largo del curso. Mi teoría es que un documento de centro que no se consulta con frecuencia no sirve absolutamente para nada.
  • Deberíamos hacer un esfuerzo por concretar la teoría (las palabras bonitas) en actuaciones prácticas. Decir que somos un centro progresista y vinculado al entorno está muy bien, pero lo que hay que hacer es explicitar qué vamos a hacer para demostrarlo en nuestro día a día.
  • Hay que establecer indicadores que nos permitan medir nuestro trabajo y responsables de su ejecución. Durante la jornada comentábamos casos de proyectos y/o actividades bien planificados e interesantes que habían desaparecido (sic) por no tener asignados personas responsables que los ejecutaran.
  • Es igual de importante ser ambicioso que realista, quizá mejor lo segundo. Saber exactamente dónde estamos y qué podemos afrontar nos da un punto de realidad que nos va a ser muy útil en nuestra planificación.
  • Debemos hacer un esfuerzo por trabajar con el entorno. Los centros educativos somos parte importante de la comunidad y es clave que estemos abiertos a sus demandas y a los recursos que ésta nos ofrece. 
  • Hay que ser flexible en el proceso de trabajo. Nuestro día a día está lleno de imprevistos que pueden hacer saltar por los aires nuestros planes. Planificar con flexibilidad nos permitirá adaptarnos a los imprevistos y no frustrarnos cuando se produzcan retrasos que, sí o sí, van a terminar apareciendo. 
  • Y, quizá lo más importante, hay que ponerle mucha ilusión y ganas. En los centros de adultos (y en cualquier otra etapa educativa) tenemos un fantástico y motivador trabajo por delante. Pongámosle ilusión y ganas y los resultados van a ser, sin duda, mucho mejores.
De ilusión y ganas, precisamente, van sobrados muchos compañeros del CEPA Pitiüses. Ilusión, ganas y una amplia experiencia y profesionalidad que seguro que van  a permitir que superen el contexto complicado que tienen delante y que acaben desarrollando y aplicando las muchísimas ideas y propuestas que tienen en mente. ¡Y entonces les invitaremos a que vengan a contárnoslo!

PD: Muchas gracias a Anna Tur por pensar en el CFA Dolors Paul para esta jornada de trabajo, a Iñaki Monge por la confianza y a Max Alcañiz por ejercer de perfectísimo y pacientísimo anfitrión y por cometer el error de invitarnos de vuelta a la isla. ¡Somos muy gorrones, así que te tomaremos la palabra! ¡Besos y abrazos por triplicado!


sábado, 12 de diciembre de 2015

Profes en red, centros en red: ¿por qué colaborar con otros centros?

Apunto de cerrar el proyecto mapaTIC, el cual nos ha ocupado todo el 2015, la semana pasada hicimos un último encuentro con el profesorado del resto de centros participantes. En total han sido cuatro encuentros sumando reuniones de equipos directivos y de profesorado, más dos encuentros masivos con el alumnado de las tres escuelas de adultos. Esta dinámica para algunos centros ya es la tónica habitual. De hecho, nosotros llevamos algunos años trabajando y reuniéndonos puntualmente (mínimo un par de veces al año) con otros centros de adultos de la zona. Reuniones puntuales de trabajo sobre temas específicos que cada uno plantea y resuelve a su manera pero que sirven para intercambiar ideas, propuestas, soluciones y, por qué no decirlo, para hacer un poco de terapia de choque, lo cual no viene nada mal.

Me comentaba Joan Padrós, director del CFA Palau de Mar y compañero del proyecto mapaTIC, la importancia de hacer el salto del profesorado en red hacia un modelo de escuelas en red. Y estoy de acuerdo. Es cierto que todavía queda mucho trabajo por hacer, pero muchos docentes ya están dando ese paso que supone abrir el aula. Miles de docentes de todas las etapas educativas ya comparten sus propuestas en blogs, páginas web y redes sociales, asisten a jornadas y eventos educativos y, en definitiva, hacen ese trabajo de conexión con otros profesores para mejorar sus prestaciones profesionales. Insisto, queda mucho trabajo por hacer, cierto, pero me parece que se trata de una deriva imparable. Será que me he despertado optimista.

Otra cosa es la conexión de centros, claro. Y es que una cosa es que los docentes den el salto y otra bien distinta que organizaciones donde muchos no se reconocen o no reconocen su filosofía de trabajo sean capaces de colaborar con otras de manera efectiva y eficaz. A pesar de la escasa experiencia que me avala en estos temas, me atrevo a afirmar que si una mayoría de docentes no reconoce el centro como propio, no comparte su filosofía de trabajo o, por otra parte, ésta no está claramente definida entre todo el equipo el impacto de este trabajo en red va a resultar irrisorio. En "El punto de partida" escribía hace meses al respecto de esta cuestión.

Pero, ¿por qué hacerlo?, se preguntarán muchos. ¿Por qué esa necesidad de trabajar conjuntamente con otros centros?, ¿qué provecho podemos sacar como centro y como profesionales de tamaño esfuerzo y desgaste? Leo en Red Consultoría Social unas notas que, en base a nuestra experiencia a lo largo de los últimos años, podríamos adaptar al ámbito de la cooperación entre instituciones educativas.

En primer lugar, porque aprendemos juntos. Todos aportamos, compartimos contenidos, experiencias, ideas, éxitos y fracasos y de ese compartir surgen propuestas que debidamente adaptadas a nuestra realidad pueden generar soluciones y/o proyectos muy interesantes.

En segundo lugar, porque el trabajo en red nos pone las pilas. El trabajo en red refuerza el trabajo colaborativo en el propio centro, abre nuevas vías de investigación y de práctica metodológica y nos anima a salir de nuestra zona de confort, lo cual ya me parece una gran victoria.

Por otro lado, porque nos sentimos acompañados y, por tanto, sentimos el apoyo del otro. Esto es especialmente importante en procesos de cambio o en el inicio de proyectos en los cuales no tenemos demasiada experiencia. Poder contar con el asesoramiento de otros centros que ya han transitado el camino que vamos a iniciar es un lujo que no podemos desaprovechar. Esto nos permite, además, compartir herramientas, documentación, en definitiva, resultados del trabajo real que pueden ahorrarnos horas y horas de trabajo y muchos quebraderos de cabeza.

En cuarto lugar, porque nos da una perspectiva enriquecida de nuestra realidad. Salir y conocer otros centros nos muestra nuestras debilidades, cierto, pero también nuestras fortalezas. Así pues, por un lado, nos puede marcar el camino hacia la mejora de determinados aspectos mientras que, por otro, puede llevarnos a valorar positivamente aspectos de nuestro centro a los que no prestábamos atención y que, una vez comparados en el exterior, resulta que no están nada mal.

Y quinto, por último, porque el trabajo en red nos hace visibles y transparentes y eso, en mi opinión, nos mejora como centros educativos por dos temas. Uno, porque esa visibilidad se traduce en presencia en nuestro entorno inmediato y me parece que ese debe ser un objetivo clave de cualquier centro educativo. Y, dos, porque esa necesidad de transparencia implica un cuidado y un rigor en todos los ámbitos de trabajo del centro que acaban generando mejoras importantes.

En definitiva, es cierto que el trabajo en red genera desgaste y mucho esfuerzo pero, en mi opinión, son inconvenientes que vale la pena afrontar ya que las ventajas y el margen de crecimiento que representa para el centro colaborar con otras instituciones educativas compensa con creces estas dificultades. Así pues, ¿qué, nos animamos a trabajar en red?

NOTA: Para conocer nuestra experiencia concreta en el proyecto mapaTIC puedes acceder al blog de la agregación de centros haciendo clic aquí.

Para leer más colaboraciones con INED 21 haz clic aquí.



sábado, 5 de diciembre de 2015

El clima de aula: del polo norte al trópico

En el polo norte hace un frío que te pelas, claro. Temperaturas bajo cero durante prácticamente todo el año. Las precipitaciones son escasas, eso sí, y la gran mayoría de veces en forma de nieve. Todo ello origina una desierto de hielo donde apenas se encuentra un atisbo de vida (absténganse de puntualizaciones los biólogos, por favor). Un sitio curioso de ver, sin duda, pero, seamos realistas, un clima que resulta un infierno para la vida humana. 

El trópico es otra cosa, por supuesto. Las temperaturas cálidas y, sobre todo, las precipitaciones abundantes dan lugar a una flora y una fauna exhuberantes. Puede hacer mucho calor, cierto. Las precipitaciones pueden ser torrenciales, cierto también. Las tormentas tropicales la pueden liar parda a menudo, también es verdad. Pero, convendréis conmigo que se trata, sin duda, de un lugar mucho más apacible y agradable para la vida.

Y es que en cuestiones climatológicas estamos vendidos, eso es así. Y que conste que yo no me quejo, que en mi zona no estamos nada mal, la verdad. No obstante, si en relación al clima poco o nada podemos hacer (más que agenciarnos un buen aparato de aire acondicionado o una buena calefacción y rezar para que el recibo de la luz no nos trastoque demasiado el mes), en lo que se refiere al clima de aula creo que sí que podemos tener alguna incidencia.

Porque todos hemos tenido aulas que han sido una especie de polo norte, ¿no? Clases donde el ambiente de trabajo era, por decirlo de alguna manera, gélido. Aulas donde, por una cosa o por otra, no pasaba nada o, al contrario, donde pasaban demasiadas cosas. Clases donde, en definitiva, hacía mucho frío (del metafórico, que es el peor). Por otro lado, seguro que también hemos trabajado en el trópico: con calorcito, con riqueza y variedad, con alguna que otra tormenta tropical, cierto, pero en general con unas condiciones más que aceptables para el desarrollo de nuestro trabajo.

¿Cómo incidir en el clima de nuestra aula? Se dice pronto, claro. Leo en Cómo dar clase a los que no quieren, de Joan Vaello Orts, que el clima del aula viene determinado por tres grandes variables: el control del aula, las relaciones personales que en ella se dan y el rendimiento del alumnado. Se trata, pues, de favorecer la generación de un contexto donde las relaciones entre los miembros del aula sean de respeto y comprensión, donde cada alumno puede rendir de manera acorde a sus posibilidades y donde existan unas normas de convivencia reconocidas y aceptadas por todos. 

Porque sí que podemos esforzarnos por acercarnos a nuestros estudiantes e intentar ponernos en su lugar para comprender algunos de sus comportamientos que, a priori, nos puedan parecer extravagantes. Porque sí que podemos tratar de acordar (y no imponer) maneras de hacer y normas de actuar en el aula. Porque también podemos, y debemos, favorecer que cada estudiante avance y progrese a su ritmo teniendo en cuenta sus capacidades y habilidades. 

No es fácil, por supuesto, pero una parte importante del clima que tengamos en el aula recae bajo nuestra responsabilidad y, dificultades y trabas al margen, creo que debemos esforzarnos en fundir los polos que tengamos en nuestras aulas y tratar de acercarnos al trópico. Porque el calorcito, y más en estas fechas, se agradece un montón.


viernes, 27 de noviembre de 2015

Formación interna: ¡sí, se puede!

La semana pasada iniciamos las microsesiones de formación interna que hemos programado para este curso. La idea es bien sencilla: aprovechar la experiencia de los miembros del equipo para hacer pequeñas demostraciones de determinados aspectos aplicados en el aula por cada docente. Hemos colgado un calendario en blanco en la sala de profes y la idea es que, periódicamente, cada uno de nosotros realice una breve presentación (no más de 20-30 minutos) de aquel aspecto que, por diversos motivos, quiera destacar de su práctica en el aula: una herramienta nueva, una estrategia de evaluación novedosa, un trabajo específico... En definitiva, se trata de compartir nuestros aciertos y errores para crecer con la experiencia de los compañeros.

Y es que, ya lo hemos dicho por aquí, a menudo nos empeñamos en encerrarnos en nuestra cueva. Demasiadas veces nos cuesta compartir nuestro trabajo y ese, en mi opinión, es un gran error. Con la idea de romper esta tendencia al aislamiento, el año pasado acordamos crear un espacio para forzarnos a abrir nuestra dinámica de trabajo y compartir nuestra práctica en el aula. Le llamamos, exageradamente quizá, Com innovem? (¿cómo innovamos?) con la idea de romper el miedo a probar nuevas herramientas y metodologías y de hacer cambios para generar dinámicas más favorables al aprendizaje por parte de nuestro alumnado. Así pues, cada tantos viernes nos vamos a sentar un rato a escuchar al compañero de turno para que nos explique sus (exitosas o frustradas) "innovaciones".

Y digo exitosas o frustradas porque no todo va a ser perfecto, claro. Si son casos de éxito, estas sesiones nos servirán para coger ideas y propuestas y llevárnoslas a nuestro terreno, además de realizar un reconocimiento colectivo a las compañeras que se rompen la cabeza en buscar alternativas y soluciones a los problemas existentes en el aula. Y es que siempre se agradece el aliento del equipo. Por contra, si son experiencias frustradas, seguro que van a generar grandes dosis de aprendizaje en el grupo. 

Ya lo dicen por ahí: unas veces se gana y otras se aprende. Pues eso, que cuando ganemos merece la pena explicarlo y cuando perdamos resulta imprescindible compartir nuestro aprendizaje con los compañeros de nuestro centro. Al final, el trabajo codo con codo es el que nos va a permitir resolver situaciones difíciles y generar unas condiciones de aprendizaje óptimas para un alumnado, el de los centros de adultos, cada vez más complejo y difícil, al menos en nuestro entorno. Abrir las puertas de nuestra aula y crear espacios donde compartir nuestras experiencias puede ser un buen primer paso para ello. Seguro que en muchos de vuestros centros ya lleváis tiempo trabajando en esta idea. ¿Compartes por aquí vuestra experiencia?

Puedes encontrar más entradas sobre formación de adultos haciendo clic aquí.



lunes, 16 de noviembre de 2015

Colaborando en la formación de adultos

La semana pasada, Quim Balaguer nos hacía llegar una propuesta a varios compañeros. La idea, poca broma, era crear un espacio de colaboración para analizar entre todos la compleja realidad que vivimos en la actualidad los centros de personas adultas. De hecho, el bueno de Quim hizo las cosas como deben hacerse, ¡a la brava!. Se puso manos a la obra y en un rato ya tenía creado un site (ver aquí) donde poner negro sobre blanco ideas, propuestas y reflexiones sobre el tema en cuestión. Imposible desaprovechar el trabajo realizado, así que un servidor ya ha aportado algunas ideas al documento.

Me parece que puede ser una iniciativa fantástica. No se trata de hacer un documento dogmático y cerrado, ni mucho menos. De hecho, las realidades de los centros de adultos son de lo más dispares, lo que significa que propuestas e iniciativas que funcionen a la perfección en un contexto no lo hagan o incluso resulten contraproducentes en otro. Pero, en cualquier caso, me parece que puede ser un espacio para hacer red y una plataforma muy interesante de la cual pueden salir propuestas de colaboración muy enriquecedoras para el ámbito de la educación permanente.

Así pues, te invito a que realices tus aportaciones en La formació d'adults, discutas las ya existentes o propongas otras líneas de trabajo alternativas. Puedes enviarlas por aquí mediante el formulario de contacto, directamente a Quim o mediante el hashtag #propostesfadults. Esperamos que la gente se anime y veremos dónde nos lleva todo esto. Échale un ojo al site, va. ¡Ya estás tardando!


PD.: Por cierto, el documento original está redactado en catalán pero es fácilmente entendible. Para traducciones on line podéis recurrir a softonic y para cualquier duda un servidor os echará un cable encantado.





lunes, 9 de noviembre de 2015

¿Por qué no quieren?

Leo en Cómo dar clase a los que no quieren, interesante obra de Joan Vaello Orts una serie de reflexiones sobre las causas responsables de que una parte importante del alumnado rechace atender en clase y muestre una actitud negativa hacia los estudios. Leo los motivos y los reconozco en la mirada de muchos de mis alumnos:
  • La obligatoriedad de asistir a clase. En el caso del alumnado de los centros de adultos, los más jóvenes obligados por sus padres una vez han sido expulsados del sistema educativo.
  • La ausencia de cultura del esfuerzo.
  • La falta de perspectivas de éxito.
  • La percepción subjetiva de falta de capacidad.
  • La falta de fuerza de voluntad y de perseverancia.
  • La ausencia de hábitos de trabajo.
  • Los problemas personales y/o familiares.
  • El lugar secundario que los estudios ocupan en su escala de valores.
  • El presentismo o desinterés por los planes a medio y largo plazo.
  • La competencia de estímulos alternativos.
  • Las brechas cognitivas (están muy lejos de tener posibilidades de éxito) y socioemocionales (están muy lejos de pretender intentarlo).
No obstante, me atrevo a añadir unas cuantas causas más que creo que están en nuestro tejado y que, bien afrontadas, podrían derribar algunos de los muros señalados más arriba:
  • La existencia de etiquetas y prejuicios hacia ellos.
  • La escasa complicidad de parte del profesorado.
  • La lejanía brutal entre sus intereses y el currículum académico.
  • Las dinámicas de trabajo tradicionales y rancias.
  • La inexistencia de una debida atención a las capacidades de muchos de ellos.
  • La ausencia de estructuras flexibles que permitan un avance progresivo.
  • La nula motivación que les llega desde la escuela.
  • Lo poco importantes que se sienten en el ámbito académico.
Seguro que te vienen a la cabeza algunos motivos más. ¿Te animas a comentarlos?

Para más edulecturas haz clic aquí.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Primer post "modo padre on"

El jueves tuve mi primera reunión de madres y padres en el jardín de infancia (que no guardería) donde acude mi pequeño. Adjunto balance en términos de coeducación.

Profesionales de la educación presentes: 5 mujeres; 0 hombres.
Padres, madres y/o representantes legales de la chavalería: 14 mujeres, 1 hombre.

Estando en la reunión me acordé del artículo de Pere Solà en El diari de l'educació "¿Los niños pequeños son cosa de mujeres? La inacabable pugna por la educación". Está en catalán, pero no tendrás problema en entenderlo. Me quedo con la reflexión que cierra el artículo: ¿es normal, deseable y funcional, en el país que queremos, que de manera apabullante solo un sexo eduque a nuestra infancia? 

Pues eso.


martes, 27 de octubre de 2015

La insoportable levedad de los centros de personas adultas

Sin ánimo de resultar cansinos, nos vemos obligados a escribir por aquí de vez en cuando para reivindicar el trabajo desarrollado por los centros de adultos. Hablamos de decenas de miles de personas en todo el país que diariamente le ganan tiempo a la vida para formarse y continuar con sus estudios o, en otras ocasiones, simplemente para disfrutar del placer y el gusto de aprender. Hablamos, también, de miles de profesionales de la educación que, con sus aciertos y sus errores, implementan programas de formación completos y muy diversos que también merecen la atención de la administración educativa de turno.

Y es que os animo a echar un vistazo a la programación de las innumerables jornadas o encuentros educativos del panorama nacional o de cualquier administración autonómica, que para el caso es lo mismo. La presencia de la educación permanente será, si es que se da el caso, puramente testimonial. Igual ocurre si repasáis las convocatorias de premios o buenas prácticas, jornadas, ponencias o cursos de formación. El espacio dedicado a la formación de personas adultas es, cuando menos, ridículo. 

Bilingüismo, nuevas metodologías, coeducación o las TIC son temas que en la actualidad copan los principales encuentros educativos celebrados a lo largo y ancho del país. Obviamente, son temas que tienen incidencia en cualquier etapa educativa, también en la educación permanente. Es curioso, por ello, que la presencia, los espacios y los invitados a este tipo de encuentros procedan en tan pocas ocasiones de la formación de personas adultas. Puede que todavía exista mucho camino por recorrer, cierto, pero no lo es menos que en todos estos ámbitos existen también numerosas prácticas y experiencias valiosas desarrolladas por profesores de los centros de adultos que cabe poner en valor.

También se echa de menos una formación inicial específica para el profesorado que accede a la educación permanente. Se trata de programas y, sobre todo, de perfiles que requieren de una atención específica, como en cualquier otra etapa educativa, por supuesto. Es por ello que sería necesario establecer programas de formación dirigidos a una correcta preparación de los profesionales que van a dedicarse a la educación permanente. Preparación, a ser posible, compatible con las jornadas laborables de los centros de adultos, las cuales a menudo se alargan hasta las nueve y las diez de la noche.

En fin, que bien haría la administración en prestigiar la formación de personas adultas. Se trata, en definitiva, de poner en valor el trabajo de muchos profesionales y, sobre todo, de muchísimas personas que dedican horas y horas a formarse en los más diversos ámbitos. Quizá de esta manera, dejemos de ser invisibles y podamos también dejar atrás esta insoportable levedad que arrastramos año tras año.

NOTA: Este artículo lo he escrito esta noche pero se ha ido elaborando a lo largo de muchas conversaciones con el compañero Diego Redondo, un grandísimo profesional del que he tenido la oportunidad de aprender una barbaridad durante este año. 

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jueves, 22 de octubre de 2015

¿Qué saben nuestros alumnos?

Recuerdo con cierto mal cuerpo las críticas vertidas sobre nuestro nivel académico por los profesores de mi facultad. Me vienen a la mente esas primeras sesiones universitarias en las que, con cierto desprecio y desdén, todo hay que decirlo, muchos de ellos se mostraban asombrados con nuestro escaso bagaje cultural y nuestras enormes lagunas de conocimientos. “¿Qué se os enseña en los institutos? o “Nosotros a vuestra edad...” eran mantras habituales que masticaban a menudo nuestros sabios maestros. Había quien nos atizaba con cierta gracia y sentido del humor, todo hay que decirlo, lo cual podía convertirse en estímulo y acicate para apretar los dientes y ponerse manos a la obra. Otros, en cambio, tenían muy poco tacto, menos empatía y la gracia en salva sea la parte.

Pues bien, me temo que muchos de los que hemos acabado ejerciendo la docencia hacemos exactamente lo mismo. Uno escucha (y seguro que pronuncia, ¡ay!) sentencias parecidas sobre nuestro alumnado. Lo poco que saben, trabajan o el escaso interés mostrado por muchos de ellos son temas habituales en los pasillos y en las salas de profesores de cualquier centro educativo. Estas críticas suelen ir acompañadas de exhortaciones a pasados gloriosos donde los estudiantes sabían muchas cosas, mostraban respeto, cuando no admiración por el profesorado, y tenían una capacidad de trabajo y de superación memorable. Efectos de la nostalgia, claro.

Sin pretender justificar determinadas situaciones, los resultados y los datos son los que son, creo que la cosa no es tan sencilla como que cualquier tiempo pasado fue mejor. En mi opinión, de hecho, no acostumbra a ser así, tampoco en el terreno de la educación. Y es que tengo la sensación que la relación de las personas con el conocimiento cambia de generación en generación, independientemente de estructuras curriculares más o menos estables. Es decir, no saben lo mismo mis alumnos que lo que sabíamos nosotros a su edad. Primero, porque habitamos aulas y sistemas educativos distintos en muchos aspectos, aunque me temo que muy parecidos en otros. Pero, sobre todo, porque crecimos en mundos y sociedades totalmente diferentes, que nos ofrecían y nos pedían habilidades y esfuerzos distintos, quizá en muchas ocasiones contrapuestos. Eso por no hablar de las diferencias individuales, por supuesto.

Parece lógico, pues, que nos sorprendamos de lo distintos que somos a ellos, especialmente cuando la brecha generacional se abre y el salto de edad se amplía. No nos engañemos, nuestros alumnos saben muchas cosas y, en mi opinión, haremos bien en darle la importancia que merece a todo ese conocimiento y a toda esa experiencia. Y es que me parece que, por muy distinta que sea de la nuestra, también tiene un inmenso valor.

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lunes, 19 de octubre de 2015

¿Qué hace un alumno como tú en una clase como ésta?

Ya lo hemos dicho por aquí en innumerables ocasiones: la formación en los centros de adultos está cambiando. Me atrevo a decir que vertiginosamente, aunque supongo que el ritmo y la intensidad de esta mutación dependerá de la realidad socioeconómica del centro de turno. Leo a compañeros que trabajan en espacios rurales y veo enormes diferencias con nuestro entorno, más urbano y con características totalmente distintas en volumen de alumnado pero también en los perfiles personales y familiares.

No obstante, me parece que en líneas generales hay un hecho común presente en la mayoría de centros de formación de personas adultas: el desembarco de toda una generación de jóvenes expulsados del sistema educativo, sin posibilidades de acceso al mercado laboral y que ven en los centros de adultos una nueva oportunidad para adquirir una titulación elemental que les permita desarrollarse profesionalmente en un panorama laboral tan competitivo y complejo como el actual. Se trata de un perfil muy específico que condiciona (en lo bueno y en lo malo, claro) las dinámicas de trabajo en el aula. De hecho, en muchas ocasiones, son alumnos a los que vienen a matricular sus padres, hecho indicativo del cambio de paradigma en los centros de adultos apuntado más arriba.

La tendencia mayoritaria en este tipo de perfiles es, como uno puede imaginar, complicada. Hablamos, en muchas ocasiones, de alumnado con necesidades educativas especiales, problemas de aprendizaje o de conducta, cuando no ambos, y normalmente con contextos sociales y familiares complejos. Cómo y con qué medios hacemos frente desde los centros de adultos a estas situaciones es un tema para desarrollarlo largo y tendido en futuras ocasiones, aunque el lector se puede imaginar que no partimos precisamente de una posición idílica ni demasiado cómoda.

Por otro lado, llegan otros alumnos sorprendentes por motivos totalmente distintos. Chicos y chicas recién salidos del instituto o hace relativamente poco con expedientes desastrosos bajo el brazo que ofrecen un rendimiento espectacular desde un principio. Este año hemos iniciado una ronda de encuentros con institutos de la zona para hacer traspaso de información sobre alumnos que han hecho la transición entre la secundaria y nuestro centro de adultos. Resulta sorprendente la evolución y maduración de muchos de ellos en cuestión de pocos meses.

Así pues, jóvenes con serios problemas conductuales y con escaso o nulo interés por la escuela muestran su mejor cara con el cambio y presentan resultados realmente buenos. Jóvenes que seguramente arrastraban etiquetas y (auto)prejuicios varios a los que el cambio de centro y de dinámica les permite airearse e iniciar con brío una nueva etapa formativa. Y es que los tiempos y ritmos de cada uno son distintos. Quizá meses atrás no estaban preparados, o su contexto personal no les permitía centrarse o vaya usted a saber. Muchos profesores de secundaria alucinarían con los resultados, el comportamiento y la actitud ofrecidos por algunos de estos alumnos díscolos en los centros de adultos. Muchas veces, cuando estamos trabajando en el aula me viene a la cabeza la siguiente pregunta: ¿qué hace un chico como tú en una clase como ésta? “Pues empezar de nuevo, profe” podrían responder muchos de ellos. Empezar algo que, estoy seguro, acabará muy, muy bien.

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lunes, 12 de octubre de 2015

Spritzler, un nombre para recordar

Hace unos días descubrí la historia de David Spritzler, un estudiante de doce años de la Escuela Latina de Boston a quien se abrió un expediente disciplinario por negarse a pronunciar el Juramento de Fidelidad a los Estados Unidos. Esta ceremonia es un acto habitual en las escuelas estadounidenses. Los estudiantes, erguidos ante la bandera, deben proclamar fidelidad a su país recitando más o menos, las siguientes palabras: "Juro lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República a la que representa, una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos".

Resulta que el chiquillo opinaba que el juramento de marras se trataba de "una exhortación hipócrita al patriotismo", puesto que en el país de las oportunidades, según él, "no existe libertad y justicia para todos". Además, según Spritzler, el Juramento "pretende unir a los oprimidos y a los opresores. Hay gente que lleva coches impresionantes, vive en casas impresionantes y no tienen que preocuparse por el dinero. Y luego está la gente pobre, que viven en barrios malos y van a escuelas malas. Es como si el Juramento hiciera parecer que todo el mundo es igual, aunque no es cierto. No hay justicia para todos" (ver NOTA). ¡12 añitos!

A Spritzler le montaron un buen pollo, claro. Finalmente no se le puso ninguna sanción, pero le fue de bien poco. La Unión Americana en pro de las Libertades Civiles tuvo que escribir una carta a su favor y hubieron de revisarse antecedentes hasta encontrar un precedente de un caso judicial en el Estado de Virginia a partir del cual la Corte Suprema avalaba el derecho de un estudiante a no pronunciar el Juramento de Fifelidad y permanecer sentado. Un trabajo de auténtica arquelogía jurídica que salvó la carrera educativa del chico.

En cualquier caso, parece sorprendente que un chiquillo de doce años ofreciera una respuesta tan madura y crítica de la cuestión mientras todo un sistema educativo plagado de profesionales adultos y supuestamente bien preparados contribuían a la reproducción de las verdades oficiales de turno. ¿Cómo un chaval puede tener una visión tan potentemente crítica mientras todo un colectivo mantiene erre que erre una actitud funcionarial totalmente alejada de la crítica y de la reflexión profunda? 

Alguien puede pensar que esto es cosa de los yanquis, que aquí en Europa las cosas son distintas. ¿Estamos seguros? Me temo que no descubro nada al afirmar que los Departamentos estatales de Educación  ejercen un control institucional cada vez más férreo sobre el currículum escolar. La proliferación de pruebas estandarizadas es un claro síntoma de ello. ¿Qué papel debemos jugar los docentes en este partido?, ¿Nos comprometemos fielmente con el modelo de sociedad dominante o buscamos espacios para trabajar en el respeto a modelos alternativos, a ritmos distintos, a realidades diversas y cambiantes? 

En fin, grandes debates que se escapan a la realidad inmediata del aula pero que, paradójicamente, están estrechamente relacionados con ella. Lo que parece evidente es que el mundo, en general, y el educativo, en particular, necesita de muchos Spritzlers. En adelante recordemos su nombre, pues.

Consulta más edulecturas aquí.

1. Chomsky, La (des)educación, Crítica, 2001. 


domingo, 4 de octubre de 2015

"¿Qué has aprendido hoy en la escuela?"

Descubro en La (des)educación de Chomsky la estupenda y pegadiza canción de Tom Paxton "What did you learn in school today?". En ella, un chaval enumera a su padre el listado de aprendizajes realizados a lo largo del día en su escuela. Un claro ejemplo de educación domesticadora para reflexionar sobre hasta qué punto los docentes contribuimos a la interiorización y reproducción de la versión oficial sin mayor análisis crítico por parte de nuestro alumnado. La cuestión es si debemos tratar a nuestros estudiantes como si fueran un simple auditorio o si, por el contrario, podemos intentar construir entre todos conocimiento desde el espíritu crítico. Ya, lo sé, se dice pronto...

En fin, que no me la puedo quitar de la cabeza. Os dejo con la canción y adjunto traducción (a mi aire). Ya diréis qué os parece.

Para más edulecturas puedes hacer clic aquí.



¿Y qué has aprendido hoy en la escuela, hijo mío?
¿Qué aprendiste en la escuela hoy, hijo mío?
Aprendí que Washington nunca dijo una mentira
Me enteré de que los soldados rara vez mueren
He aprendido que todo el mundo es libre
Eso es lo que dijo el maestro hoy
Eso es lo que aprendí en la escuela hoy
Eso es lo que aprendí en la escuela

¿Y qué has aprendido hoy en la escuela, hijo mío?
¿Qué aprendiste en la escuela hoy, hijo mío?
Me enteré de que los policías son mis amigas
Me enteré de que la justicia nunca termina
Me enteré de que asesinos mueren por sus crímenes
Incluso aunque a veces cometamos errores
Eso es lo que aprendí en la escuela hoy
Eso es lo que aprendí en la escuela

¿Y qué has aprendido hoy en la escuela, hijo mío?
¿Qué aprendiste en la escuela hoy, hijo mío?
Me enteré de que la guerra no es tan mala
Aprendí acerca de lo grandes que hemos sido
Luchamos en Alemania y en Francia
Y algún día yo podría tener mi oportunidad
Eso es lo que aprendí en la escuela hoy
Eso es lo que aprendí en la escuela

¿Y qué has aprendido hoy en la escuela, hijo mío?
¿Qué aprendiste en la escuela hoy, hijo mío?
Aprendí que nuestro gobierno debe ser fuerte
que siempre es correcto y nunca se equivoca
que nuestros líderes son los mejores hombres
Y los elegimos una y otra vez
Eso es lo que aprendí en la escuela hoy
Eso es lo que aprendí en la escuela




domingo, 27 de septiembre de 2015

Zampabollismo educativo

De un tiempo a esta parte asistimos a un estallido constante de metodologías y propuestas didácticas, aplicaciones y programas varios y, en definitiva, a la aparición una  infinidad de nuevas posibilidades para mejorar la práctica docente. Lo cierto es que la red ha dado a la profesión un verdadero revolcón. Ahora, más que nunca, en cuestión de segundos (dependiendo del ancho de banda en cuestión) y con un simple clic tenemos acceso, profesorado y alumnado, a cantidades ingentes de información y recursos. Así pues, el nuevo panorama educativo se nos revela como un suculento aparador de dulces y pasteles recién horneados listos para hincarles el diente. Nada más lejos de la realidad. Aunque el nuevo paradigma me parece claramente positivo también puede tener, sin duda, sus peros.

Y es que uno tiene la sensación que no reflexionamos en profundidad sobre lo verdaderamente importante en educación y nos dejamos llevar por las modas y tendencias educativas del momento. Y creo que este mal no solo afecta y de manera evidente a las administraciones educativas de turno. Me parece que muchas veces los centros educativos y el profesorado somos complices de la obsesión por esta fast education de purpurina y focos mediáticos. Me explico. 

El caso de las administraciones es claro. No sé si existirá una administración autonómica sin su plan molón de innovación educativa. Y no digo que no deba ser así, por supuesto. Uno de los objetivos de cualquier administración educativa que se precie debería ser preocuparse por la formación permanente del profesorado y la aplicación de nuevas metodologías que permitan una mejor atención y la mejora de resultados por parte del alumnado. No obstante, cuando tienes centros de primera y de segunda, plantillas inestables, equipos directivos sobrepasados por las circunstancias o un cuerpo de interinos danzando de centro en centro perpetuamente, por citar tan solo algunos de los lastres más visibles, parece de risa ponerse la innovación como una meta inmediata como le he oido a algún que otro representante político. Vender la moto de la innovación y las nuevas tendencias sin destinar recursos a la formación del profesorado y a la resolución de los puntos negros del sistema me parece ridículo y un sinsentido mayúsculo.

Por otro lado estamos nosotros, el profesorado, a quienes muchas veces nos deslumbran los focos de las nuevas prácticas y metodologías. Tengo la sensación que en ocasiones no reflexionamos suficientemente sobre el impacto real de las nuevas metodologías y/o estrategias en nuestro trabajo en el aula. Me temo que caemos fácilmente en las garras de la práctica o estrategia innovadora del momento sin meditar demasiado sobre otros aspectos elementales de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Un poco de flipped por aquí, un ABP por allá, ahora le damos al scratch, ahora un poco de robótica, nos ponemos con el e-learning, el m-learning...  No sé, quizá sea una sensación equivocada, pero me parece que muchas veces nos convertimos en auténticos zampabollos metodológicos incorporando sin ton ni son prácticas que pueden resultar muy interesantes y enriquecedoras siempre que haya una reflexión previa y un verdadero trabajo de fondo.

En fin, que quizá necesitamos de más reflexión y de visión a medio y largo plazo tanto por parte del profesorado como, sobre todo, de las administraciones educativas. Un dulce dentro de una dieta equilibrada siempre es un placer. Zampar bollos al tuntún es otra cosa bien distinta. Pues eso, al loro.

PD. Esta entrada forma parte del reto #blimagen lanzado el compañero Jordi Martí en su genial blog Xarxatic. ¡Aquí va nuestra aportación!


sábado, 26 de septiembre de 2015

Un vaso es un vaso y un alumno es un alumno

"Un vaso es un vaso y un plato es un plato" dijo el señor Rajoy el otro día. El impepinable argumento esgrimido por el presidente iba a cuenta del proceso catalán. La verdad es que tiene mérito poner en un mismo plano argumental cuestiones de vajilla con la situación política catalana. Pocas personas serían capaces de enlazar ambos conceptos. Si el argumento es de peso o no, eso ya es otra historia. Juzgad vosotros mismos. (Ver "Un vaso es un vaso y un plato es un plato").

Interpreto que la rompedora sentencia pretendía resaltar la obviedad de su argumento. Algo así como "Mire usted, las cosas son así y punto". Siempre me ha dado mucha rabia ese "punto" y cada vez me genera más malestar ese simplismo argumental, esa tendencia que tenemos todos a simplificar y reducir cualquier cuestión para adaptarla a nuestro esquema mental, a nuestras necesidades. Y de eso sabemos mucho también en educación. Me pregunto cuántas veces no usamos ese "y punto" en el aula o en un una discusión con un alumno y cuántas otras no adoptamos ese enfoque reduccionista para no complicarnos la vida. Eso por un lado.

Porque, por otro, vasos y platos hay muchísimos y no todos son iguales. Igual que alumnos, y que grupos. Y puede que veces tendamos, como el señor presidente, a homogeneizarlo todo, a tratar a un grupo clase como si estuviera formado por robots producidos en serie. Uno tiene la sensación de que a muchos de nosotros nos gustaría que nuestros alumnos estuvieran cortados por el mismo patrón, que las cosas fueran más sencillas. Pero eso, evidentemente, no es así.

Así pues, me parece que la visión del señor Rajoy sobre el proceso catalán, intuyo que también sobre alguna que otra cuestión más, es bastante simplista y plana. Me temo que la nuestra, en ocasiones no es que sea tampoco demasiado profunda y completa. Pues nada, lo dicho, que ¡al loro con los vasos y los platos, que los carga el diablo! Por cierto, perdón por la asociación de ideas digna del señor presidente.

Encontrarás algún que otro artículo más haciendo clic aquí.



domingo, 20 de septiembre de 2015

Carta abierta al alumnado de los centros de adultos

Estimado alumnado,

Mañana se inicia el curso 2015-16 en los centros de formación de personas adultas de Cataluña y, seguramente, ya habrá empezado o estará a punto de hacerlo en el resto de España.

Profesores y alumnos compartimos nervios e ilusión en el inicio del nuevo curso. Nosotros, por un lado, porque ponemos por fin rostros a los grupos para los que hemos pensado y repensado mil y una actividades durante los últimos meses. Vosotros, por el otro, porque retomáis vuestros estudios después de meses e incluso años de haber estado alejados del mundo académico.

Para aquellos que hace años que no pisáis un aula sabemos que es un momento complicado. Volver a adquirir rutinas y hábitos de trabajo en relación al estudio puede resultar un pelín estresante, especialmente en aquellos casos en los que debéis compaginar el curso con trabajos, hijos y otras obligaciones propias de la vida adulta. No obstante, nuestra experiencia nos dice que el esfuerzo, el trabajo y la ilusión que dedicáis en esta vuelta a las aulas puede asegurar el éxito de la empresa.

Conocemos, pues, las dificultades derivadas del regreso a las aulas, pero también  las motivaciones que os mueven. Son muchas las personas que pasan por nuestros centros cada año. Cada una de ellas con realidades y situaciones personales totalmente diferentes. Aunque tienen un denominador común: la inquietud que os empuja a complementar vuestra formación con miras a acceder, en la gran mayoría de casos, a una mejora profesional.

Es posible también que a muchos de vosotros no os haga falta ningún título. Pero esa inquietud os ha traído hasta un centro de formación de adultos para estudiar algo que os complemente, que os divierta, que os entretenga, que os refresque la memoria o que os acompañe. Nosotros, evidentemente, estaremos a vuestro lado. Porque sea cual sea la meta, estudiar os hace grandes, os fortalece el espíritu. Y porque, en definitiva, el (re)aprendizaje tiene muchas caras, muchas respuestas a una sola pregunta, muchos héroes que luchan para conseguir un mismo objetivo: la voluntad de ser mejores personas.

Nosotros, los docentes, tenemos compromisos que van más allá de impartir clases. Para empezar, el compromiso con vosotros, los alumnos. En vuestro recorrido educativo, cada uno tenéis una serie de experiencias repletas de éxitos y de fracasos. Los profesores somos conscientes de ello y debemos ayudaros a volver a ese recorrido desde donde lo dejasteis, aprovechando vuestras aptitudes, fortaleciendo vuestras debilidades con el fin de construir un aprendizaje de futuro. Pero, además, y durante la construcción de vuestro recorrido, hay que cultivar el aprendizaje autónomo, el desarrollo del espíritu crítico y la conciencia social como herramientas de soporte de la educación para toda la vida.

Para cumplir con este compromiso, los docentes utilizaremos metodologías que rompan con las maneras tradicionales, que se alejen de lo que hayáis vivido con anterioridad en el aula. No podemos repetir esquemas de fracasos anteriores, necesitáis retos que os impliquen en vuestro aprendizaje. Los profesores os queremos despiertos, abiertos, motivados. Por eso, debemos originar auténticas experiencias educativas, colaborativas e impactantes tanto dentro como fuera del aula.

Y es que las aulas no son celdas. Todas deberían tener las puertas abiertas. Y en ese sentido, otro de los compromisos que debemos cumplir los docentes es establecer puentes con la sociedad, con la comunidad educativa, con las entidades cívicas, sociales y culturales del entorno. Durante vuestra estancia en los centros de adultos, pasáis de ser alumnos a creadores de conocimiento, os convertís en agentes activos de la comunidad. Sois portavoces de la educación de kilómetro 0, la que se genera en las aulas, la que se expande por el barrio y la que, finalmente, se comparte con vuestro municipio o ciudad para proporcionar cultura de proximidad.

En conclusión, para que este curso sea un éxito, todos debemos comprometernos al máximo. Y juntos haremos de este duro camino un paseo compartido. Porque entre tanto aprendizaje, compromiso y tal, hay que disfrutar del paisaje, pasarlo bien, hacer unas risas con los compañeros, con los profesores, con las administrativas, con las señoras de la limpieza del centro. Si estamos contentos, estamos motivados. Y aprendemos. Y eso es lo que, al fin y al cabo, queremos todos. 

¡Feliz inicio de curso!

PD. Esta carta ha sido escrita conjuntamente con el compañero Josep Miquel Arroyo. No te pierdas su blog, Didàctic, donde vas a encontrar gran parte de su interesante trabajo en el aula.

Puedes encontrar más entradas sobre formación de adultos haciendo clic aquí.


sábado, 19 de septiembre de 2015

Reencuentros en la tercera fase

Hoy estaba en el supermercado y ha sido inevitable acordarme del genial artículo de Manuel Jesús Fernández "Hoy me he encontrado a Cristina". Casualidades de la vida, me ha pasado exactamente lo mismo que a él pero a la inversa, me he encontrado con uno de mis profesores de educación física del instituto. A diferencia del fantástico reencuentro que Manuel Jesús tuvo con su antigua alumna (debo decir que en muchas ocasiones -las más, por suerte- he vivido la misma situación) el nuestro ha sido un reencuentro basado en la indiferencia. Hasta tal punto que hemos hecho como si no nos hubiéramos visto.

Y eso que estuvimos juntos durante tres años, de primero a tercero de BUP, y si no recuerdo mal teníamos dos horas de clase de educación física por semana. Así pues, compartimos muchísimo tiempo durante esos tres años. Horas que, al parecer, no han dejado un poso demasiado agradable en ninguno de ambos. Desconozco qué recuerdo tendrá él de mí, pero a mí siempre me pareció un profesor bastante soberbio y agrandado, muy lejano a nuestros intereses y, sobre todo, nada empático, especialmente con aquellos alumnos poco aptos para la educación física lo cual, por suerte, no era mi caso. Recuerdo un castigo recurrente, dar vueltas y más vueltas al patio del instituto. Daba igual lo que hicieras, rara sería la clase en la que no te tocarían unas vueltas de castigo. Así que ahora, pasados los años, pienso en sus clases con una mezcla de estupor y sonrojo. En fin, es lo que hay.

En cualquier caso, no escribo estas líneas para atizarle a mi exprofesor. Ni mucho menos. Todos hemos tenido como estudiantes experiencias de todo tipo que con el paso del tiempo relativizas y valoras en su justa medida. El caso es que el encuentro de hoy me ha hecho pensar en cómo me verán mis alumnos pasados los años. Seguramente habrá algunos que recuerden mis clases también con estupor y sonrojo pensando "qué hacíamos con aquel hombre" en clase. Eso sería doloroso, claro, aunque todavía me dolería más que tuvieran la sensación de que nunca mostré el más mínimo interés por su situación y preocupaciones, por sus inquietudes. Me sabría muy mal que tuvieran la sensación de que no fui lo suficientemente cercano y atento como para detectar qué necesitaban y cuáles eran sus verdaderas aptitudes y capacidades, independientemente del resultado que tuvieran en mis asignaturas. No se trata de caer en el buenismo ni en el santismo, claro que no, pero sí de ser conscientes que en el aula convivimos con más personas que tienen sus propias preocupaciones y problemas.

Leí el otro día un estupendo artículo de Débora Kozak ("La enseñanza y el aprendizaje deshumanizado") en el que realiza un alegato en defensa de la humanización de la docencia. Tal y como yo lo entiendo, no puede haber nada de malo en establecer lazos de cercanía y complicidad con las personas con las que compartimos el aula. De hecho, lo raro debería ser lo contrario. No podemos tratar a nuestro alumnado como si fueran ratones de laboratorio y ejercer y aplicar sobre ellos nuestra pretendida sabiduría y objetividad evaluativa. En fin, que pensándolo bien me ha sabido muy mal no acercarme a saludar a mi profesor. La próxima vez seguro que me acerco y le digo algo, ¡aun a riesgo de que me mande a dar unas vueltas!

Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.


viernes, 11 de septiembre de 2015

El alumno perfecto

Muchos nos hemos descubierto alguna vez en un claustro emitiendo alabanzas sin mesura sobre tal o cual estudiante. Quizá lo contrario sea más habitual, cierto, pero de vez en cuando nos encontramos con esos alumnos y alumnas perfectos que hacen de nuestro día a día un lugar mejor donde demostrar nuestra gran sapiencia. En base a mi experiencia, como alumno y como profe, aquí van algunas de las principales características del alumno perfecto.

El alumno perfecto saca buenas notas en todas las asignaturas. Antaño se le permitía algún pequeño desliz en educación física. Ya ni eso, hay que estar a tope en todas las disciplinas.

El alumno perfecto levanta la mano siempre antes de hablar. Es capaz, incluso, de mantener el brazo firme y enhiesto durante largos minutos antes de tener el turno de palabra.

El alumno perfecto nunca pelea con el resto de sus compañeros. Al contrario, siempre está dispuesto a echar una mano y a poner paz y mediar en cualquier conflicto que aparezca.

El alumno perfecto es puntual y bien educado. Siempre saluda respetuosamente a sus profesores con una sonrisa de oreja a oreja.

Por supuesto, el alumno perfecto tiene buena letra.

El alumno perfecto, como no podía ser de otra manera, hace exámenes perfectos. Justifica debidamente todas las respuestas y encierra con firmes recuadros los resultados de los problemas de matemáticas.

El alumno perfecto lee a menudo novelas y cómics y, además, no se pierde ni un telediario (unos días TVE y otros La Sexta, hay que contrastar la información).

El alumno perfecto se ducha cada día e irradia una fragancia joven y lozana, incluso después de clase de gimnasia.

El alumno perfecto hace siempre los deberes y corrige las respuestas equivocadas en rojo (aunque está pensando no ser tan duro consigo mismo y pasarse al verde).

El alumno perfecto nunca pide ir al baño, tiene esfínteres a prueba de jornadas intensivas.

El alumno perfecto pasa meticulosamente a limpio los apuntes cada día.

El alumno perfecto nunca estudia únicamente el día antes del examen, imposible. Prepara sus pruebas concienzudamente día a día sin escatimar esfuerzos.

El alumno perfecto sintetiza cada unidad en fantásticos mapas conceptuales que comparte y explica a sus compañeros más rezagados.

A la finalización de cada curso, el alumno perfecto suele tener un pequeño detalle con el profesorado. Y es que nadie como él sabe valorar cuánto esfuerzo y dedicación empleamos los docentes en preparar nuestras magníficas clases.

Y, por último, el alumno perfecto suele tener hermanos o hermanas (normalmente menores) que parecen fruto del adulterio de tan alejados como están de los valores de perfección por él representados.

Seguro que puedes añadir más características del alumno perfecto. ¿Te animas?

Advertencia: post sin demasiada gracia, cierto, pero irónico. Repito, irónico. Encontrarás algunas pseudoreflexiones más sobre profesores, alumnos y viceversa haciendo clic aquí.



viernes, 4 de septiembre de 2015

La brecha docente (Garbiñe's view!)

En base a "La brecha docente", artículo publicado en este blog y en INED 21, la compañera Garbiñe Larralde ha creado una de sus fantásticas infografías dibujadas y me gustaría compartirla con vosotros aquí en DE VUELTA. Os recomiendo seguir su página de micropensamientos. ¡Muchas gracias!


martes, 1 de septiembre de 2015

#betacamp comprimidos

Lea todo el prospecto detenidamente porque contiene información importante para usted.
#Betacamp comprimidos puede adquirirse sin receta. No obstante, para obtener los mejores resultados, debe utilizarse con cuidado.
  • Conserve este prospecto ya que puede tener que volver a leerlo.
  • Si necesita consejo o más información consulte a @betacamp_edu.
1. QUÉ ES #Betacamp comprimidos y PARA QUÉ SE UTILIZA. 

#Betacamp es un encuentro horizontal de profesionales y de personas interesadas en la educación dirigido a fomentar el trabajo colaborativo y la reflexión sobre aspectos varios del panorama educativo.
#Betacamp es eficaz para eliminar la frustración por no poder trabajar colaborativamente en su claustro y en su centro educativo.
Aunque se ha detectado casos de intoxicación en profesores de matemáticas, #Betacamp está indicado en docentes de todas la especialidades y etapas educativas. 

2. ANTES DE TOMAR #Betacamp comprimidos.

No tome #Betacamp comprimidos si:
  • Es alérgico (hipersensible) al trabajo por proyectos y a la diversión en el aula.
Tenga especial cuidado con #Betacamp comprimidos:
  • Puede conocer otros profesionales con los que compartir experiencias, ilusiones, proyectos e incluso frustraciones.
  • Puede trabajar de manera tranversal con profesionales de otras disciplinas para enriquecer su trabajo en el aula.
  • Puede adquirir nociones básicas sobre astrología,  geografía, cocina y otras disciplinas alejadas de su especialidad.
  • Puede conocer gente muy interesante y enriquecer su PNL.
  • Puede preparar el inicio del nuevo curso reflexionando sobre su manera de trabajar en el aula.
  • Puede encontrar actividades que favorezcan la diversión en el aula.
Toma de #Betacamp comprimidos con otras propuestas de formación: después de tomar #Betacamp comprimidos otras propuestas de formación de formato más tradicional pueden parecerle insulsas y carentes de interés. No se preocupe, con suerte el año que viene se organizará un nuevo #Betacamp.

Uso en niños: Se han detectado efectos claramente positivos en niños. Se encuentra en preparación una versión #betacampkids.

Embarazo: no se han detectado efectos secundarios.

Lactancia: ídem.

Conducción y uso de máquinas: no recomendable, especialmente después de los espacios for fun.

3. CÓMO TOMAR #Betacamp comprimidos.

Siga estas instrucciones a menos que quiera seguir otras distintas (horizontalidad, ya sabe). Si tiene dudas, espabile usted mismo y se las resuelve, oiga.

La dosis normal es:
  • Se despierta usted cuando le venga en gana. A primera hora encontará actividades varias (kyon, estiramientos, carreras y paseos por doquier).
  • De 8 a 10 horas: Desayuno completo o frugal, usted decide. Hambre no pasará.
  • De 10 a 12 (o 12:15 o 12:30 o 13) Trabajo en nodos. Vaya usted al nodo en el que se haya ubicado y aporte (o no) lo que le venga en gana. Si se aburre puede darse una vuelta por otros nodos.
  • De 12:15 o 12:30 o 13 a 14: Asamblea. Aquí decidirá usted junto con el resto de participantes aspectos de interés del #Betacamp. Desde estrategias de difusión y comunicación hasta el pica-pica nocturno. Y es que no hay decisión pequeña.
  • De 14 a 16: Comida y siesta o viceversa.
  • De 16 a 17:30: Trabajo en nodos y merienda. Insistimos, hambre no pasará.
  • De 17:30 a 18:30: Sermones. Por si no ha recibido suficientes sermones durante el curso pasado y no ha martirizado a su alumnado con los de producción propia, aquí tendrá un espacio magnífico para adquirir y/o generar aprendizaje de manera unidireccional sobre los aspectos más diversos: evaluación, cine, TIC, literatura, etc.
  • De 18:30 a 21:00: Trabajo en nodos (o lo que surja). Si es usted un repelente puede seguir trabajando. De lo contrario, dé un paseo por la montaña, vaya al río o tómese algo con los compañeros.
  • 21:00: Cena. Insistimos, hambre no pasará.
  • A partir de las 22.30: Espacio For Fun. Edutrivial, Betafuror, conciertos, Exhibición de mates y cocina, visionado de estrellas... Actividad no le va a faltar. Cuando esté hasta las narices se recoge en su tienda o en su litera y listos.
4. POSIBLES EFECTOS ADVERSOS. 

Al igual que todos los medicamentos #Betacamp comprimidos puede tener efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran.

Puede usted volverse insoportable para los miembros de su claustro al tratar de compartir sus experiencias betacamperas.

La finalización de #betacamp puede generar estados de melancolía y depresión docente. No se preocupe, con el inicio de curso no tendrá ni un segundo para estar tristre y apesadumbrado.

Atención #Betacamp puede dañar el hígado cuando se disfruta en exceso de los espacios for fun. 

Si considera que alguno de los efectos adversos que sufre es grave, o si aprecia cualquier efecto adverso no mencionado en este prospecto, informe a @betacamp_edu.

5. CONSERVACIÓN de #Betacamp comprimidos.

Mantener a la vista y al alcance de los niños.

Este medícamento SÍ precisa de condiciones especiales de conservación:
  • Recuerde cada día que otra educación es posible.
  • Recuerde, también, cada día que otra formación del profesorado es posible. 
  • Fomente, en la medida de lo posible, el trabajo colaborativo y transversal en su aula y en su centro.
  • Siga en contacto con los miembros de la tribu betacampera.
  •  Reserve en su agenda unos días libres para asistir a un eventual #Betacamp16.
6. INFORMACIÓN ADICIONAL.

Composición de #Betacamp comprimidos: empatía, cooperación, diversión, trabajo en equipo, ilusión, cachondeo y muy buen rollo. 

Responsable de la fabricación: Equipo impulsor del #Betacamp (mil gracias por la idea).

La información detallada y actualizada de este medicamento está disponible en betacamp.cat y en betacamp.cat/wiki.

Este prospecto se ha aprobado en Agosto 2015.

PD. Este prospecto ha sido perpetrado siguiendo la estructura del GELOCATIL 1g adquirido en el viaje de vuelta a casa. Perdonen las molestias.


sábado, 29 de agosto de 2015

La brecha docente

Se habla a menudo de la brecha salarial para hacer referencia a la creciente desigualdad y a la aparición de niveles de ingresos cada vez más polarizados en nuestra sociedad. Es una evidencia que la crisis ha hecho mella en la clase media generando situaciones de pobreza cada vez más frecuentes aunque, soprendentemente (o no tanto), niveles de riqueza también crecientes en una franja social muy reducida. Por otra parte, también usamos el concepto cuando hablamos del acceso a las nuevas tecnologías. En este sentido, hablamos de brecha digital para referirnos a la desigualdad en el acceso y conocimiento de las TIC por parte de distintos segmentos de la población.

El otro día pensaba yo en esto de la brecha desde el punto de vista docente. No me refiero con ello a los sueldos de unos y de otros ni a los distintos niveles de uso, acceso y comprensión de las nuevas tecnologías por parte del profesorado. Pensaba, más bien, en una diferenciación basada en términos de adaptación al nuevo paradigma educativo y la manera de desenvolverse en él por parte de unos y otros docentes. Desde este punto de vista, me parece que existe también una notable brecha que separa a docentes con enfoques profesionales casi contrapuestos. ¿Cuáles son los elementos que generan, en mi opinión, esta brecha docente?

En primer lugar, parece evidente que la voluntad de compartir sería uno de los elementos diferenciadores. Creo que existen grandes diferencias entre aquellos docentes que comparten su trabajo y, por tanto, su aprendizaje, con aquellos que se encierran en el aula, en el departamento o en su programación aislándose de las dinámicas de su centro y de su entorno. En mi opinión, resulta mucho más interesante poder crear sinergias con otros compañeros y compartir y aprender de las experiencias de otros profesionales. Si hay una "profesión social" esa es la nuestra, por lo que me resultan sorprendentes aquellas posturas que renuncian al trabajo colaborativo y a la posibilidad de compartir aprendizaje.

Por otro lado, un segundo factor generador de la brecha docente sería el reciclaje y la formación continua. Y no pienso tanto en cursos con certificados de aprovechamiento de equis horas sino en el hecho de estar en "contacto real" con nuestra profesión. Las alternativas son múltiples: jornadas, ponencias, lecturas, conversaciones con otros compañeros, análisis de experiencias -ajenas y propias-, películas... Creo que la docente, como algunas otras, no puede ser una profesión de horario cerrado ni carente de reflexión y aprendizaje.

Un tercer elemento, en mi opinión, esttaría definido por la relación del docente con el entorno de su centro educativo. ¿Cómo es el barrio donde viven nuestros estudiantes?,  ¿cuál es la principal problemática social del territorio?, ¿hay un parque cerca de la escuela?, ¿dónde está la biblioteca municipal?, ¿qué tipo de comercio y de actividad económica existe en la zona? o ¿qué museos o instituciones culturales hay? son algunas preguntas que pueden definir perfectamente la relación del profesor con la comunidad  en la que desarrolla su trabajo. Creo que es importante ser consciente de que trabajamos en un contexto social y económico específico y que, por tanto, deberíamos tratar de adaptarnos a él para aprovechar al máximo sus oportunidades y contribuir, en la medida de lo posible, al desarrollo de la comunidad. Esto que puede parecer una perogrullada no siempre ocurre en muchos centros educativos. De hecho, me temo que muchos profesores no podríamos responder algunas de las preguntas enumeradas más arriba.  

Y, por último, otro elemento generador de brecha vendría determinado por la relación establecida entre docente y alumno dentro del aula. Por un lado tenemos las trincheras, grandes zanjas que nos ponen frente a frente con nuestro alumnado y de las que se desprenden roles claramente definidos. Es un tipo de relación basada, por supuesto, en la jerarquía y en el monopolio del conocimiento por parte del profesorado donde, a menudo, el papel del estudiante en el proceso de aprendizaje es básicamente pasivo. Por otro lado, un enfoque totalmente diferente puede crear espacios de autonomía y de toma de decisiones por parte del alumnado. Aquí la relación vertical cambia y el protagonismo recae sobre el estudiante el cual, en mayor o menor medida, es quien genera su propio aprendizaje. Evidentemente existen posiciones intermedias, por supuesto, pero creo que la proximidad hacia uno u otro enfoque determina muy a las claras en qué lado de la brecha estamos.

En definitiva, podemos compartir nuestro trabajo con los compañeros, vivir la profesión con pasión e interés, implicarnos en el entorno de nuestro centro educativo y confiar en nuestros alumnos dándoles voz y capacidad de decisión en el aula o, por el contrario, encerrarnos en el aula, justificarnos con el máster que hicimos hace diez años, desconocer todo lo que hay desde el aparcamiento hasta la puerta de nuestro centro e iluminar al alumnado con nuestro vasto conocimiento. Pues eso, opciones bastante distintas. Y tú, ¿en qué lado de la brecha estás?

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