Hace unos días descubrí la historia de David Spritzler, un estudiante de doce años de la Escuela Latina de Boston a quien se abrió un expediente disciplinario por negarse a pronunciar el Juramento de Fidelidad a los Estados Unidos. Esta ceremonia es un acto habitual en las escuelas estadounidenses. Los estudiantes, erguidos ante la bandera, deben proclamar fidelidad a su país recitando más o menos, las siguientes palabras: "Juro lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República a la que representa, una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos".
Resulta que el chiquillo opinaba que el juramento de marras se trataba de "una exhortación hipócrita al patriotismo", puesto que en el país de las oportunidades, según él, "no existe libertad y justicia para todos". Además, según Spritzler, el Juramento "pretende unir a los oprimidos y a los opresores. Hay gente que lleva coches impresionantes, vive en casas impresionantes y no tienen que preocuparse por el dinero. Y luego está la gente pobre, que viven en barrios malos y van a escuelas malas. Es como si el Juramento hiciera parecer que todo el mundo es igual, aunque no es cierto. No hay justicia para todos" (ver NOTA). ¡12 añitos!
A Spritzler le montaron un buen pollo, claro. Finalmente no se le puso ninguna sanción, pero le fue de bien poco. La Unión Americana en pro de las Libertades Civiles tuvo que escribir una carta a su favor y hubieron de revisarse antecedentes hasta encontrar un precedente de un caso judicial en el Estado de Virginia a partir del cual la Corte Suprema avalaba el derecho de un estudiante a no pronunciar el Juramento de Fifelidad y permanecer sentado. Un trabajo de auténtica arquelogía jurídica que salvó la carrera educativa del chico.
En cualquier caso, parece sorprendente que un chiquillo de doce años ofreciera una respuesta tan madura y crítica de la cuestión mientras todo un sistema educativo plagado de profesionales adultos y supuestamente bien preparados contribuían a la reproducción de las verdades oficiales de turno. ¿Cómo un chaval puede tener una visión tan potentemente crítica mientras todo un colectivo mantiene erre que erre una actitud funcionarial totalmente alejada de la crítica y de la reflexión profunda?
Alguien puede pensar que esto es cosa de los yanquis, que aquí en Europa las cosas son distintas. ¿Estamos seguros? Me temo que no descubro nada al afirmar que los Departamentos estatales de Educación ejercen un control institucional cada vez más férreo sobre el currículum escolar. La proliferación de pruebas estandarizadas es un claro síntoma de ello. ¿Qué papel debemos jugar los docentes en este partido?, ¿Nos comprometemos fielmente con el modelo de sociedad dominante o buscamos espacios para trabajar en el respeto a modelos alternativos, a ritmos distintos, a realidades diversas y cambiantes?
En fin, grandes debates que se escapan a la realidad inmediata del aula pero que, paradójicamente, están estrechamente relacionados con ella. Lo que parece evidente es que el mundo, en general, y el educativo, en particular, necesita de muchos Spritzlers. En adelante recordemos su nombre, pues.
Consulta más edulecturas aquí.
1. Chomsky, La (des)educación, Crítica, 2001.
Son dos tema distintos que mezclas. Pienso que la actitud crítica de este escolar de doce años es una cosa y otra cosa es el control férreo de las políticas educativas por parte de los gobiernos. Discrepo de tu interpretación sobre el heroísmo de este muchacho porque no me gustaría que se extendiera. Algo que envidio de la sociedad americana es su cohesión en torno a ciertos temas sagrados como el patriotismo, la bandera, la historia nacional... Este muchacho lo que hizo fue una interpretación marxista, muy madura, eso sí. Pero me alegro de que sea totalmente aislada. Si se extendiera, Estados Unidos dejaría en poco tiempo de ser la primera potencia mundial en todos los órdenes. Sin esa cohesión e identificación con los valores nacionales, dejarían de tener el orgullo que los impulsa colectivamente. Por otro lado, al margen de la unidad en ciertos temas, la pedagogía americana es enormemente diversa y todas las aportaciones interesante en el terreno de la innovación educativa tiene el sello de USA.
ResponderEliminarY aquí en España, un país sin cohesión de ningún tipo en torno a nada, no es tan férreo el control de las autoridades educativas. Nada impide implementar pedagogías innovadoras. De hecho las leyes impulsan a ello. Son los claustros conservadores los que más se apegan a lo mismo de siempre, los que no buscan la innovación y la experimentación. Es el profesor medio el que enseña como hace cuarenta años y no está abierto a nada que lo saque del sopor intelectual de la medianía confortable. No veo nada férreo en la organización de la educación en España. De hecho cada profesor hace lo que le sale de ahí en su aula. Es una especie de anarquía narcisista que se rinde luego a la burocracia para justificar su conservadurismo. Yo no temo tanto a las leyes como a la realidad del profesor medio que es incapaz de hacer nada distinto aunque lo que hace conlleve irremediablemente al fracaso.
No estoy en absoluto de acuerdo. No me enorgullecería pertener a una potencia mundial que abandona a millones de personas en el furgón de cola del país. No me parece que sea un modelo del cual uno puede estar orgulloso, la verdad. El patriotismo, la bandera y la historia nacional se sustentan, en muchas ocasiones, en mitos y concepciones de la realidad totalmente infundados y falseados. Prefiero ciudadanos críticos que los cuestionen y los rebatan a una masa acrítica que los compre sin ninguna reflexión al respecto. Por otra parte, tienes razón en que la realidad pedagógica de los USA es muy diversa y variada y, en este sentido, sí que valoro enormemente su dinamismo y heterogeneidad aunque se trata de un modelo que, a mi entender y por lo que conozco, presenta también enormes carencias y lagunas.
EliminarEn cuanto al control de las autoridades educativas en España, no creo que sea poca cosa, la verdad. De hecho, son las propias administraciones educativas de turno las que han implementado una sucesión de reformas legislativas que nos han dejado a los centros y al profesorado sin aliento y con un sistema tocado y prácticamente hundido. Sí que es cierto que el aula es hasta cierto punto un espacio libre, pero dime en qué condiciones puedes trabajar y te diré lo que puedes hacer.
En fin, siempre un placer discrepar contigo.
El Pledge of Allegiance recuerda a cuando nuestros padres cantaban el cara al sol en las escuelas. Me parece con todo exagerada la reacción con el chaval, ya que recuerdo que los alumnos testigos de Jehová que to tuve en USA no lo hacían y no había ningún problema. Quizás lo que no se tomaron tan buen fueran sus sabias palabras.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de orgullo nacional y demás, y más hoy, día vergonzoso del 12-O, solo añadiría lo que en su día hizo este actor nativo americano:
http://articles.latimes.com/1996-01-10/news/ls-22884_1_russell-means
Leyendo a Howard Zinn, lo de temas sagrados con los que todos los norteamericanos están de acuerdo no tiene (y qué bien) ningún sentido.
Tengo que investigarlo pero los hechos descritos tuvieron lugar en 1991. No hace tanto pero creo que el caso Spritzler supuso un punto de inflexión al respecto del juramento y del derecho de los estudiantes a afrontarlo desde la libertad, así que me parece un gesto muy importante, aunque no sé si heroico... ;-)
EliminarRespecto a los símbolos y discursos patrios, coincido contigo. Normalmente suelen ser excluyentes y partidistas y precisamente en el caso de los USA es flagrante para con una parte importante de su población.
Seguimos! Gracias por pasarte por aquí, amigo!