lunes, 31 de marzo de 2014

El profesor-plasma

A primera vista podría parecer que el profesor-plasma es una especie en peligro de extinción. En la era de la revolución tecnólogica, de la interactividad, se supone que perfiles de profesores resguardados detrás del currículum, partidarios de evaluaciones memorísticas clásicas y alérgicos a la Pregunta (así, en mayúscula) serían cosa del pasado. Nada más lejos de la realidad. Cobijado en su cueva, el profesor-plasma disfruta de buena salud y amenaza con perdurar en nuestras aulas por los siglos de los siglos. De hecho, el profesor-plasma tiene una edad indeterminada. A veces es muy mayor; otras muy, muy joven. Así pues, el "plasmatismo" nada tiene que ver con la edad. Hay profesores jóvenes tremendamente "plasmáticos" y otros mayores que no lo son en absoluto. Y a la inversa. Entonces, ¿cómo identificar al profesor-plasma?, ¿cuáles son sus rasgos principales?

El profesor-plasma, al más puro estilo del presidente del gobierno, esquiva la pregunta siempre que sea posible. Suele disponer de un guión al que se aferra con fiereza para defender su método y manera de trabajar. La pregunta y el debate pueden distorsionar la planificación, así que mejor evitarlos. Por otro lado, el profesor-plasma es un fervoroso defensor del libro de texto, al cual adapta sus programaciones con el rigor del fanático. ¿Qué es eso de trabajar por proyectos?, ¿Transversaliqué...?

No obstante, quizá la principal característica del profesor-plasma sea que opera en soledad. No gusta de codearse con sus iguales, ya que estos le pueden intoxicar con sus novedosos y revolucionarios planteamientos. Así pues, el profesor-plasma evita compartir métodos y recursos con el resto del profesorado. Cuando detecta un corrillo donde puede estar produciéndose un intercambio de información lo esquiva con agilidad felina y huye presto a su cálido y reconfortante plasma. Es, en definitiva, un lobo solitario que evita el contacto con el resto del claustro.

Por otra parte, el profesor-plasma hizo su última formación en una era geológica pasada. Como puede deducirse, claro, no muestra un excesivo interés por el reciclaje y la formación académica. No es su culpa. El profesor-plasma acostumbra a ser una persona ocupada y, además, todo el mundo sabe que la mayoría de cursillos y formaciones no sirven absolutamente para nada. Si a su apretada agenda le sumas que a estos cursos suelen ir otros profesores donde hablan de nuevas propuestas y metodologías, la conclusión parece evidente: no le verás el pelo en ninguna formación dirigida al colectivo docente.

Por último, el profesor-plasma no lo sabe, pero el futuro que le espera no es nada prometedor... Más tarde o más temprano se verá arrinconado en los claustros por nuevas especies docentes con innovadores planteamientos basados en el esfuerzo colaborativo y en la flexibilidad. Nuevas vías de trabajo que demandarán que el profesor-plasma se implique, recicle y adapte para no quedarse atrás. Porque incluso el plasma es cosa del pasado... ¿Os suena el LED?   


jueves, 27 de marzo de 2014

Ovejas negras, el lado oscuro del alumnado

Hay alumnos y alumnos, claro. Los hay que te ganan desde el primer día. Atentos, trabajadores, capaces y responsables, muestran además un increible interés por tu asignatura. Entregan los trabajos impecablemente y en el plazo establecido. Levantan la mano para pedir la palabra y llegan puntuales. Respetan a sus compañeros y siempre están dispuestos a echar una mano. Son prudentes, educados y, por supuesto, el móvil que te interrumpe en mitad de tu brillante explicación nunca es el suyo. Puedes charlar con ellos de cine y literatura y percibes su complicidad y regocijo con tus críticas a la telebasura. En fin, un lujazo. 

Luego están los otros, las ovejas negras.

Los otros te sacan de quicio. Se mueven. Hablan e interrumpen constantemente. Con suerte tienen talento para el dibujo (o al menos creen tenerlo)  y se pasan la clase entera haciendo grafitis en el cuaderno o dibujando mandalas. Viven enganchados a sus teléfonos móviles y, por supuesto, no te entregan ninguna tarea. No muestran interés por nada. Visten desaliñados y su lenguaje es soez y faltón. Sus conversaciones se limitan al fútbol y al reality de turno que esté copando las audiencias del momento. No respetan a sus compañeros y viven instalados en la queja perpetua del "¿y esto para qué sirve?". En fin, un drama.

En líneas generales (y exageraciones al margen), creo que muchos profesores podríamos ubicar a gran parte de nuestro alumnado en cualquiera de los arquetipos descritos más arriba. Trabajar con los primeros es una bendición, hacerlo con los segundos puede convertirse en un infierno. Todos hemos tenido uno o varios alumnos, cuando no grupos, que nos han superado y dificultado enormemente nuestra labor docente. En estos casos es fácil caer en el prejuicio y la etiqueta. Responsabilizar al alumnado de aquello que no funciona siempre es más sencillo que preguntarse qué parte de responsabilidad tiene uno, qué estrategias y recursos se están aplicando, qué esfuerzos se han realizado por conocer y comprender al otro. Una autoevaluación rigurosa y objetiva puede proporcionarnos respuestas sorprendentes (y desagradables, por supuesto).

Aceptemos el reto, pues, y adentrémonos en el lado oscuro. Los "otros" nos ponen a prueba, pero el contacto con ellos puede mejorar nuestra labor docente. De hecho, quizá nuestra verdadera medida como profesores se corresponda con la capacidad que tengamos para comprender y empatizar con ese alumnado tan alejado de nosotros. Adaptarnos a perfiles diversos y evitar la uniformización, la rigidez y el aburrimento deben ser, entre otros, objetivos fundamentales para realizar este acercamiento al que, por otra parte, estamos obligados como docentes. Además, después de todo, Mordor tenía su punto, ¿o no?



martes, 25 de marzo de 2014

Los tejados de los centros de adultos

Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Estar la pelota en el tejado. fr. coloquial. Ser todavía dudoso el éxito de un negocio cualquiera.

Pues eso. Sin pretender ser alarmista, uno tiene la sensación de que determinadas tendencias que estan desarrollándose en los centros de adultos tienen, siendo generosos, dudosas probabilidades de éxito. Es cierto que existen datos para el optimismo (el incremento del número de jóvenes matriculados sería, sin duda, uno de los principales), pero no lo es menos que también existen toda una serie de situaciones que habría que afrontar urgentemente para afrontar el futuro con ciertas garantías de éxito. Son "pelotas" que las administraciones y el sistema educativo chutan, cual tuercebotas balompédicos, a los tejados de los centros de adultos, eso sí, sin dotarlos de los recursos necesarios para devolverlas a la cancha en condiciones óptimas.

Quizá la "pelota" más evidente esté relacionada, paradójicamente, con el incremento del alumnado joven señalado anteriormente. Se ha hablado mucho sobre el elevado porcentaje de fracaso escolar en nuestro país. Este abandono prematuro, sumado a las dificultades para encontrar trabajo, provoca que muchos de estos alumnos decidan reemprender sus estudios en las escuelas de adultos. Hasta aquí perfecto. Genial, de hecho. Para eso estamos. No obstante, es muy habitual recibir en nuestros centros a alumnos con, cuando menos, expedientes académicos raros, raros (que diría aquel). Promociones in eternum hasta cumplir los 16 años (con la consecuente expulsión del sistema educativo), adaptaciones incomprensibles, ámbitos curriculares aprobados "por la gracia de dios" viendo las pruebas de evaluación inicial, alumnado procedente de PCPI con módulos pendientes del segundo nivel (¡!) de GES....

Teniendo en cuenta las elevadas tasas de paro juvenil (55% en el cuarto trimestre de 2013), parece evidente que uno de los perfiles estratégicos de los centros de adultos radica en estos chicos y chicas que pretenden obtener el graduado en educación secundaria o preparar las pruebas de acceso a ciclos formativos. Pues bien, ¿cómo detectar aquellos casos de necesidades educativas especiales sin los recursos profesionales adecuados?, ¿cómo atender a grupos heterogéneos de hasta 35 alumnos con profesionales sin formación específica para perfiles de adultos?, ¿cómo adaptar las exigencias de un currículum totalmente alejado de las necesidades e intereses de perfiles tan específicos y concretos?, ¿cómo enfrentarse a todos estos retos con plantillas menguantes y jornadas crecientes?

Sabiendo que estas y otras problemáticas son comunes en centros de todas las etapas educativas, la especificidad de los retos que deben afrontar los centros de adultos hace necesario precisamente eso: medidas específicas con las que hacer frente a estas nuevas exigencias. Crear plantillas "completas" con los perfiles profesionales precisos para atender adecuadamente la variedad de situaciones presentes en los centros de adultos, flexibilizar y revisar los currículums para adecuarlos a las necesidades e intereses del alumnado y establecer planes de formación específicos para el profesorado pueden ser algunos ejes sobre los que trabajar.

En definitiva, se acepta el reto. Pero quizá  sería conveniente una revisión de las condiciones de trabajo para tratar de no reproducir en nuestras aulas los patrones y entornos de trabajo que llevaron al abandono escolar a muchos de nuestros alumnos. Lo contrario solo nos llevará al "parchismo", a la improvisación y, en consecuencia, a la frustración constante. En fin, hay más "pelotas", pero ya si eso otro día...


viernes, 21 de marzo de 2014

Brechas, salarios y ocupación: motivos para volver a las aulas

El otro día caía en mis manos (entiéndase mi lista de Twitter) una noticia de aquellas que usamos en los centros de adultos para tratar de motivar a nuestro alumnado. La noticia en cuestión, recogida en distintos medios de comunicación -entre ellos El País-, describe el crecimiento de la brecha salarial existente entre los colectivos más y menos formados de nuestro país desde el estallido de la crisis económica.

El estudio Impacto de la formación en las retribuciones, elaborado por La Salle y la consultora Grupo ICSA, muestra la creciente diferencia de sueldo entre los trabajadores con estudios universitarios y los que no los tienen. Mientras que en 2007 esta diferencia era del 49% (de 20.013 euros anuales a 25.678), en 2013 se sitúa en torno al 86% (de 29.773 a 43.761). Otro hecho destacable es la diferente tasa de ocupación de ambos colectivos. La tasa de paro entre los trabajadores sin formación alcanzaba en el último trimestre del año 2013 el 54%, frente a la media global del país, situada en el 26%. En cambio, la desocupación afecta al 4,2% de los doctorados y al 16% de los universitarios. Eso sí, mejor no preguntemos por las condiciones de trabajo de muchos de estos últimos...

Por otro lado, el Anuario 2013 publicado por la Fundació Jaume BofillL'estat de l'educació a Catalunya, muestra también mejores tasas de ocupación para los colectivos con mayor formación. No sólo eso, sino que parece que crece la conciencia entre la población joven de que abandonar los estudios para incorporarse a un trabajo es una mala idea. En 2012 un 21% de los jóvenes entre 16 y 29 años habían vuelto al sistema educativo después de haberlo abandonado durante el periodo 2008-2012. Quizá esta sea una de las tendencias más positivas del momento actual: el retorno (aunque "obligado" y parcial) a las aulas de muchos jóvenes que abandonaron sus estudios atraidos por trabajos de poca cualificación generados por el boom de la construcción.

Lamentablemente, hoy en día formarse no garantiza el acceso al mercado laboral. No obstante, en entornos de selección de personal cada vez más competitivos y esquivos parece evidente que a mayor formación no solo existen mayores probabilidades de tener un empleo sino también de que éste sea mejor remunerado. ¡Más motivos para animarse!

lunes, 17 de marzo de 2014

Paraula de consellera

El passat 5 de març al lloc web del Departament d'Ensenyament de la Generalitat de Catalunya es publicava una nota informativa en la qual la Sra. Irene Rigau, consellera d'Ensenyament, destacava la importància que la formació al llarg de la vida haurà de jugar en un futur per tal d'eradicar la figura del "ni-ni". Les declaracions es realitzaven en el marc de la compareixença a la comissió de Joventut del Parlament de Catalunya.

Les bones intencions que es desprenen de les declaracions de la consellera són molt positives. En l'actual conjuntura social i educativa, esdevé molt interessant posar-se les ulleres de l'optimisme i mirar cap al futur amb positivitat per tal d'afrontar els reptes que se'ns presenten. Ara bé, potser els professionals de l'àmbit demanem més concreció sobre les actuacions que es duran a terme per tal de reduir l'elevat índex d'abandonament escolar i per potenciar la formació permanent. Potser m'equivoco, però no tinc la sensació que la resta de la comunitat educativa sigui tan optimista com la Sra. Rigau. Sigui com sigui, l'esmentada nota informativa em genera tres preguntes concretes.

Com s'avançarà en la lluita per reduir l'abandonament escolar? Quines mesures concretes es prendran per tal d'afavorir un major assoliment de la formació bàsica, concretament del graduat en educació secundària? Es parla d'avenços en els últims anys i de la necessitat de perseverar en aquest treball sense detallar quines són les vies d'actuació. Un cop d'ull als pressupostos de 2014, la plantilla de mestres i professors anunciada per la consellera de cara al curs 2014-2015 o la imminent aplicació de la LOMCE són fets que no contribueixen pas a l'optimisme.

D'altra banda, quines mesures s'estan prenent per reduir l'elevat percentatge de joves a l'atur? El sector de la construcció, motor de l'ocupació al país durant els darrers anys, s'ha volatilitzat completament. Què estan fent les administracions per tal de crear nous àmbits d'ocupació?  Quins sectors professionals seran capaços d'absorbir a tots aquells "nous" graduats i professionals tècnics? Com es podrà conjugar formació i treball en un context d'increment de taxes acadèmiques i de dràstica reducció dels salaris?

I per últim, com a professional d'un centre d'adults, em pregunto quin paper s'ha reservat als CFA en aquest procés de potenciació de la formació permanent. Avui dia, els centres d'adults estan jugant un paper fonamental en el reciclatge i en el retrobament amb el sistema educatiu de molts joves sense el graduat escolar (de vegades amb plantilles molt ajustades i sense els recursos disponibles per atendre adequadament el seu alumnat). S'han analitzat adequadament les necessitats de les escoles d'adults per tal de fer front als nous reptes educatius dels propers anys?

En definitiva, preguntes que potser topen amb una autocomplaença excessiva. Confiem que aquest optimisme vagi acompanyat de tota una sèrie de mesures destinades a corregir aquests desequilibris. En això estan... Paraula de consellera.

viernes, 14 de marzo de 2014

Profesores, alumnos y viceversa

A menudo, los profesores de adultos somos considerados unos privilegiados por el hecho de trabajar con colectivos que han decidido voluntariamente retomar o complementar su formación.  "Qué suerte", "Y van porque ellos quieren, ¿no?", "Claro, ya son adultos..." son algunas de la frases con las que se nos despacha cuando conversamos con profesionales de otras etapas educativas -especialmente de secundaria, por supuesto. 

Bien, es el momento de aclararlo: ¡no es exactamente así! Los perfiles del alumnado de los centros de adultos están cambiando radicalmente en los últimos años. Los elevados índices de fracaso escolar y abandono temprano del sistema educativo, sumados a la terrible situación laboral del país, han canalizado hacia los centros de adultos a perfiles que, desde una óptica tradicional, no identificaríamos con el prototipo clásico (e idílico, por cierto) de alumnado adulto concienciado de la importancia de su formación y comprometido con su plan de estudios.

Pero éste, seguro, será el tema de algún post futuro. Hoy la idea es reflexionar sobre las bases que deberían presidir la relación entre el profesorado y el alumno adulto. Desde mi punto de vista, existen tres principios clave que los formadores de adultos deben tener bien presente en la facilitación de los procesos de aprendizaje: participación, flexibilidad y horizontalidad.

Mal haríamos los docentes de adultos tomando al alumnado como mero receptor de contenidos e información. De hecho, creo que esto debería evitarse en todas las etapas educativas. Establecer modelos de aprendizaje participativos y dinámicos debería ser una prioridad, especialmente trabajando con personas adultas a las que se les supone experiencia en distintos ámbitos profesionales, vitales y personales. Aprovechar esta múltiple y variada experiencia para vehicular y facilitar el aprendizaje puede resultar muy interesante en la dinamización del trabajo en el aula.

Los estudiantes adultos tienen (tenemos) vida más allá de las aulas: trabajos o ausencia de ellos; padres e hijos a los que atender; enfermedades e imprevistos. Así pues, los enfoques metodológicos que implementemos deberían estar presididos por la flexibilidad. Esto permitirá ajustar el plan de estudios a situaciones cambiantes y adaptar los tiempos de aprendizaje, no sólo a la realidad inmediata del alumno y a los imprevistos que en ella puedan surgir, sino también a sus diversas habilidades y capacidades.

Otro aspecto clave radica en la posibilidad de establecer metodologías de trabajo horizontal que permitan que estudiantes y formadores trabajen colaborativamente en el desarrollo de proyectos. Bajar de la tarima, mezclarse con los estudiantes y aprovechar su experiencia e intereses no solo puede permitir mejorar la práctica docente, sino que nos puede enriquecer enormemente como profesionales de la educación. Además, seguramente en nuestras aulas encontramos auténticos profesionales de distintos ámbitos que, en determinados contextos, pueden ejercer un rol de liderazgo alejado del modelo anacrónico de estudiante pasivo. 

En mi opinión, por aquí deben ir los tiros: participación, flexibilidad y horizontalidad. Una "tríada educativa" que, bien pensado y con algunos matices, podría aplicarse en todos los niveles educativos. Qué bien suena la teoría, ¿cierto?

Seguimos...

domingo, 9 de marzo de 2014

¿(Hiper)documentados?

El proyecto educativo, el programa curricular y el proyecto lingüístico, todos ellos de centro. La programación general y la memoria, éstas anuales. Los informes de evaluación y las actas de asignatura, grupo y ámbitos. Los listados de asistencia y la agenda de tutoría, con sus correspondientes calendarios e informes de seguimiento, a los que se suma la memoria final. El reglamento de régimen interno (de evidentes connotaciones carcelarias), ahora transformado en normativa de funcionamiento. Los datos de inspección (del primer, segundo y tercer trimestres, por supuesto). Los boletines de calificaciones y los informes de incidencias. Más informes, esta vez de matrículas, también cada trimestre. Expedientes e historiales académicos del alumnado, con documentos nacionales de identidad, fotografías, libros de escolaridad y documentos varios. Formularios de solicitud de títulos y libros de registro de los mismos. Si eres director, pues eso, el programa de dirección. Documentación del personal: justificantes, instancias de solicitud de permisos e incidencias varias (infinitas, de hecho). Actas de claustro, comisiones y equipos de trabajo. Más justificantes, esta vez de alumnos (algunos inverosímiles). El plan de formación del profesorado. Unidades y guiones didácticos. Protocolos de seguridad y de prevención de riesgos. Procedimientos de evaluación interna y protocolos de revisión del proyecto educativo, del programa curricular y, cómo no, también de proyecto lingüístico. El plan de entorno y el de convivencia, con sus calendarios y proyectos específicos. El plan de acción tutorial (y sus actas, informes y documentos derivados). El plan de autonomia de centro (y, perdón por la insistencia, sus actas, informes y documentos derivados). La previsión de alumnos del año que viene, en excel, word y pdf. Presupuestos: el menguado en vigor y el menguante del año que viene. El plan de orientación y la documentación correspondiente: guía, agenda, informes y recursos. El Consejo escolar: cartas de convocatoria, actas de reunión, informes específicos y documentos de modificación de miembros. La estadística de centro: aceptación de la oferta, asistencia, absentismo y resultados... Lo dejo aquí, que tengo que preparar unas clases... Solo una cosa más, ¿#estamoslocosoqué?


jueves, 6 de marzo de 2014

Tendències actuals en l'educació als centres d'adults: oportunitats perdudes?

Arran l'esclat de la crisi econòmica l'any 2008, Catalunya (com la resta del territori espanyol) està vivint una situació econòmica i social molt complicada. Amb un increment del nombre d'aturats de més de mig milió de persones en només 5 anys, a finals de desembre passat 859.000 persones es trobaven en situació d'atur, un total del 23,4% de la població activa catalana. 

Què ha passat als centres d'adults des de l'inici de la crisi? En un context econòmic i social tan canviant, sembla evident que amplis sectors de la població es veuen obligats a repensar el seu itinerari professional per tal de millorar les seves opcions d'ocupabilitat. Es podria pensar, doncs, que el rol dels centres d'adults hauria d'esdevenir fonamental en aquest procés de reclicatge i de complementació de l'experiència i la formació acadèmica de tota aquesta població aturada. Ha estat realment així?

L'estudi de les sèries estadístiques publicades per la Generalitat de Catalunya en relació a la formació de persones adultes no permet afirmar tal fet. Tot i l'aparició de 19 nous centres de formació d'adults en els darrers cinc anys, l'increment d'estudiants no és, ni de bon tros, tan rellevant. L'any 2008, un total de 69.410 persones cursaven estudis als centres d'adults catalans en les seves diferents modalitats. Cinc anys després, l'any 2013, eren 73.366 els estudiants matriculats, un increment de només 4.000 persones. En un període de temps en el qual es destrueixen més de mig milió de llocs de treball, no sembla un augment gens significatiu. En aquesta mateixa línia, tampoc es produeix un creixement rellevant del nombre de mestres i professors d'adults, el qual creix dels 1.614 durant el curs 2008-2009 fins als 1.655 del curs passat.

Les propostes formatives que han viscut un creixement més important són les adreçades a la preparació de les proves d'accés a cicles formatius, amb un augment de pràcticament 5.000 nous alumnes. Per la seva banda, el curs de graduat en educació secundària obligatòria presenta també un increment de matrícules des de les 7.310 realitzades l'any 2008 fins les 10.391 corresponents al curs 2012-2013. Altres formacions que han vist créixer les matriculacions han estat les llengües estrangeres i els cursos d'informàtica. Per contra, la formació instrumental (adreçada a l'alfabetització i l'adquisició de competències bàsiques) ha reduït el seu alumnat en poc més de mil matrícules, segurament a causa del canvi en les tendències migratòries. Saldo final del quinquenni: amb prou feines s'ha produït un increment total de 4.000 alumnes.

Sobta aquest reduït increment del nombre de matrícules, especialment en un context social i econòmic on la formació i el reciclatge acadèmic esdevenen tan necessaris. És cert que existeixen altres vies de formació alternatives a les desenvolupades des dels centres d'adults.  Tot i així, resulta sorprenent que espais creats ex-professo per a la formació de persones adultes no juguin un paper més estructural en el procés de regeneració acadèmica i formativa de tota aquesta població expulsada del mercat del treball. Aquest fet posa de manifest la inexistència de models alternatius impulsats des de les administracións (autonòmiques i estatals) per tal de generar noves iniciatives econòmiques i formatives.

Potser s'està perdent una oportunitat magnífica d'aprofitar el potencial acadèmic i regenerador dels centres d'adults. Potser les autoritats haurien de potenciar l'educació permanent reforçant les escoles d'adults com espais de reciclatge acadèmic generadors de noves oportunitats professionals. Però potser, també, els centres d'adults podrien dur a terme mesures destinades a apropar la seva oferta a les necessitats del mercat laboral i de potenciar l'adquisició de competències professionals que permetin millorar les opcions d'ocupabilitat del seu alumnat. Reptes, en definitiva, que fan dels propers anys un moment clau en la història d'aquests espais educatius.



domingo, 2 de marzo de 2014

"Pipas" y la vuelta a las aulas

Lo sé, llego tarde. Todo el mundo lo ha visto ya. Aún así, llevaba unos cuantos días queriendo hacer una entrada sobre el cortometraje "Pipas", galardonado con los premios a mejor guión y mejor dirección en la 11ª edición del NOTODOFILMFEST. En poco más de tres minutos y bajo la apariencia de una simple conversación entre amigas, el genial corto dirigido por Manuela Moreno muestra a la perfección uno de los principales problemas de nuestro sistema educativo: el fracaso escolar y la dificultad de un elevado número de alumn@s para adquirir las competencias básicas que, sin duda, van a necesitar para desenvolverse en el mundo adulto.

Con unos datos de abandono escolar temprano del 24,9% (MECD), solo por delante de Malta, Portugal e Italia, España se sitúa en la cola de Europa doblando la media de la UE en este aspecto. Sin pretender analizar aquí los porqués de este dudoso récord, la cruda realidad es que veinticinco de cada cien alumnos abandonan (o, en muchos casos, son expulsados) por un sistema educativo que de una forma u otra les impide la obtención de una formación básica que les permita enfrentarse con ciertas garantías de éxito al mundo adulto.

Una parte importante de este alumnado (casi 78.000 solo en Cataluña durante el curso 2012-2013) vuelve al sistema educativo mediante los centros de adultos, donde se trabaja a marchas forzadas para hacer frente a los requerimientos y necesidades de este y otros colectivos que, por motivos varios, no pudieron finalizar sus estudios básicos. Se trata de un trabajo enormemente gratificante aunque a veces muy frustrante debido, entre otras cosas, a las exigencias de un currículo que quizá olvida (y esto creo que es común en el resto de etapas educativas) las verdaderas necesidades del alumnado adulto.

Sin desmerecer el papelón que hacen Marta Martín y Saida Benzal (que lo bordan), yo quisiera destacar a quien, desde mi posición de profe de adultos, es el auténtico "figura" de la historia: el novio de Marta. Aun teniendo que compaginar los estudios de graduado en ESO con su trabajo en la panadería, lo hace de buena gana y con la ilusión de progresar y aprender cada día cosas nuevas. Sin duda, un gran ejemplo de superación y de crecimiento personal que, por suerte, nos encontramos a menudo en nuestros centros. Alumn@s que vienen o van directamentente al trabajo desde clase, o que nos piden salir unos minutos antes para recoger a los críos del colegio y que, con su ejemplo constante, nos recuerdan lo difícil y complicado que es el día a día del estudiante adulto.

En fin, si ya lo has visto, seguro que te apetece volver a verlo... Si no, aquí va... 

PD.: Por cierto, más cortos de Manuela Moreno en su página web