El proyecto educativo, el programa curricular y el proyecto lingüístico, todos ellos de centro. La programación general y la memoria, éstas anuales. Los informes de evaluación y las actas de asignatura, grupo y ámbitos. Los listados de asistencia y la agenda de tutoría, con sus correspondientes calendarios e informes de seguimiento, a los que se suma la memoria final. El reglamento de régimen interno (de evidentes connotaciones carcelarias), ahora transformado en normativa de funcionamiento. Los datos de inspección (del primer, segundo y tercer trimestres, por supuesto). Los boletines de calificaciones y los informes de incidencias. Más informes, esta vez de matrículas, también cada trimestre. Expedientes e historiales académicos del alumnado, con documentos nacionales de identidad, fotografías, libros de escolaridad y documentos varios. Formularios de solicitud de títulos y libros de registro de los mismos. Si eres director, pues eso, el programa de dirección. Documentación del personal: justificantes, instancias de solicitud de permisos e incidencias varias (infinitas, de hecho). Actas de claustro, comisiones y equipos de trabajo. Más justificantes, esta vez de alumnos (algunos inverosímiles). El plan de formación del profesorado. Unidades y guiones didácticos. Protocolos de seguridad y de prevención de riesgos. Procedimientos de evaluación interna y protocolos de revisión del proyecto educativo, del programa curricular y, cómo no, también de proyecto lingüístico. El plan de entorno y el de convivencia, con sus calendarios y proyectos específicos. El plan de acción tutorial (y sus actas, informes y documentos derivados). El plan de autonomia de centro (y, perdón por la insistencia, sus actas, informes y documentos derivados). La previsión de alumnos del año que viene, en excel, word y pdf. Presupuestos: el menguado en vigor y el menguante del año que viene. El plan de orientación y la documentación correspondiente: guía, agenda, informes y recursos. El Consejo escolar: cartas de convocatoria, actas de reunión, informes específicos y documentos de modificación de miembros. La estadística de centro: aceptación de la oferta, asistencia, absentismo y resultados... Lo dejo aquí, que tengo que preparar unas clases... Solo una cosa más, ¿#estamoslocosoqué?
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¡Cuánta razón! Recomiendo leer esta entrada con esta canción de fondo: http://youtu.be/BUKHMGiW_rY
ResponderEliminarSaludos ;)
Jajajaja ¡Gran banda sonora, Alberto! ¡No lo había pensado! En fin... Un saludo!
ResponderEliminarGenial el post, Ramón. Lo más triste de todo es que no es un chiste ni una parodia...es real como la vida misma. Y otra cosa: ¿cuánta información de toda esta que recoge la escuela sobre la educación de los niños llega a los padres? Un boletín de calificaciones del 1 al 10 cada tres meses...Flipante!!
ResponderEliminar¡Cierto Beatriz! No sé cuál debe ser la solución, pero el panorama "burrocrático" es de escándalo... A veces la sensación de pérdida de tiempo es tan fuerte... En fin, seguimos...
ResponderEliminar¡Gracias y un saludo!
Una realidad muy bien descrita, nada mas leerla me he estresado. Detrás de un papel siempre hay otro documento esperando.
ResponderEliminarPerdón por el estrés, Rosa. ;) Sí, la verdad es que es un no parar...
ResponderEliminar¡Hablamos!