miércoles, 21 de mayo de 2014

"¡Al loro, que no estamos tan mal!"

Instalarse en la queja es fácil. Uno no tiene casi ni que proponérselo. Basta con echar un vistazo a las crecientes tareas que nos ocupan, los menguantes recursos de que disponemos, el escaso tiempo para acometer los mil y un proyectos que tenemos siempre entre manos... En fin, es fácil (a veces casi inevitable) desesperarse y arrancarse por bulerías con la sarta de quejas habituales.

Entre las más frecuentes está la crítica al sistema educativo en sí mismo; así, a lo grande. "El sistema no funciona", "el sistema no atiende las verdaderas necesidades del alumnado", "el sistema no tiene recursos suficientes"... Todos (o casi todos) nos hemos visto en más de una ocasión pronunciando tales sentencias, y seguro que con verdaderos motivos. Los profesionales de la educación conocemos sobradamente los desequilibrios y carencias del sistema educativo. Lamentablemente son muchos. Pero, ¿qué hay de los resultados más alla de las pruebas de evaluación más mediáticas?

Leí hace unas semanas (Angel Santamaría, Heducación se escribe sin hache) unas interesantes reflexiones sobre los resultados generales de los sistemas educativos occidentales a lo largo de las últimas décadas. Comentaba el autor que, a pesar de la sensación de (no sé si) general desánimo, nuestro modelo educativo sí que ha ofrecido resultados tangibles en los últimos tiempos entre los cuales podemos destacar los siguientes:

  • Ha contribuido a la mejora general de la calidad de la educación y de las prácticas pedagógicas.
  • Ha permitido la extensión de las etapas educativas al conjunto de la población entre tres y dieciseis años.
  • Ha facilitado la participación de las familias y de los profesores en el control democrático de los centros.
  • Ha favorecido la integración del alumnado con necesidades educativas especiales.
  • Ha propiciado unos modernos sistemas de aprendizaje con el soporte de medios técnicos y digitales nunca antes pensado.

Siendo consciente que la realidad matiza cada una de las afirmaciones anteriores (fracaso escolar, decreto de plantillas, dotación presupuestaria, dificultad para el acceso de determinados colectivos con NEE),  una visión amplia y un poco de perspectiva histórica sobre nuestro modelo educativo pueden ofrecernos un panorama un poco más halagüeño y atractivo sobre la cual lanzar nuestras reivindicaciones. Queda mucho por hacer, pero también hemos recorrido muchísimo camino a lo largo de los últimos años. Al fin y al cabo, el actual sistema (en algunos casos a pesar de sí mismo) está generando proyectos didácticos y educativos muy interesantes y eficaces. No hay más que echar un vistazo a nuestro entorno para comprobarlo.

Llegados a este punto, me parece adecuado rescatar las brillantes palabras de Joan Laporta, expresidente del Barça, describiendo la situación del club ante la creciente presión mediática que se avecinaba: "¡Al loro, que no estamos tan mal!", exclamaba el hombre con fervor e indignación. Quizás nos las podríamos aplicar de vez en cuando...


2 comentarios :

  1. El ser humano es súmamente imperfecto. Entre nuestras muchas imperfecciones se cuenta el hecho de olvidar que existe aquello que no vemos.
    Se nos olvida que el fracaso escolar con el que contamos hoy en día no es mayor del que había antes de la implantación (allá en los años 90, cuando algunos de por aquí éramos aún meros estudiantes) de la ESO. Simplemente los que fracasaban quedaban en el limbo, con la posibilidad de estudiar FP, sí, pero una FP muy desacreditada más allá de la cual tampoco había nada. Lo sé: soy la primera licenciada en mi familia desde que tenemos memoria; mis tíos, mis primos, mis padres, mis abuelos... algunos fueron víctimas de una época en la que para estudiar había que tener mucho dinero (no tanto para pagar los estudios como para perder mano de obra). Pero otros fueron casos flagrantes de fracaso escolar. Y nadie lo sabía porque desaparecían de las aulas sin mayor seguimiento, sin que nadie les preguntara u orientara.

    Cuando veo a mis alumnos ser orientados por sus tutores (unos a PQPI, otros a CFGM con CFGS o sin él, otros a bachillerato + universidad, otros a bachillerato + CFGS) me doy cuenta de lo mucho que hemos progresado. Porque todos ellos pueden rehacer su vida académica y terminar en una carrera universitaria si lo desean, aunque hayan llegado a nuestro país a los 15 años sin conocer nuestra lengua, aunque ahora mismo tengan una situación personal y familiar que bombardee sus capacidades cognitivas, aunque... Son tantos los "aunque", hoy en día! Pero para casi todos hay una salida más adelante.

    No, no estamos tan mal. Estuvimos peor, pero gracias a Dios lo hemos olvidado.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo, Roser. Siendo conscientes de que hay infinidad de cosas que mejorar, también podemos hacer el ejercicio de poner un poco de perspectiva para ver el (relativo) progreso (que también lo hay) vivido en los últimos tiempos. Esa visión optimista nos puede ayudar mucho, aunque muchas veces nos alejemos de ella (y con razón).

    ¡En fin, muchas gracias por pasar por aquí y comentar! ¡Un saludo!

    ResponderEliminar