Como ya es tradición, llega el momento de plantearse los nuevos retos y objetivos para el curso que empezará en unos días. Durante estas vacaciones hemos tenido tiempo de descansar y desconectar, pero también de reflexionar sobre los aciertos y errores del año pasado a partir de los cuales definir la hoja de ruta para el curso 2015-2016. Aquí van, pues, los retos que un servidor se marca para los próximos nueve meses.
Primero, continuar incidiendo en la atención emocional del alumnado. Aunque la experiencia del año pasado genera buenas sensaciones, pretendo perseverar en el trabajo y la atención emocional en el aula. Se trata, a mi entender, de un aspecto que en muchas ocasiones no atendemos de manera adecuada y que puede reportar enormes beneficios para el desarrollo personal de cada estudiante y en la cohesión de grupo. En los centros de adultos muchas veces recibimos a estudiantes que cargan con una pesada mochila de inseguridades y dudas debido al fracaso de anteriores experiencias educativas o, simplemente, al hecho de llevar tantos años alejados de las aulas. En este sentido, reforzar la autoestima y confianza de gran parte de nuestro alumnado puede facilitar enormemente su vuelta a los estudios. Insistiremos, pues, en ello y mejoraremos nuestra formación al respecto. Dinámicas de grupo, trabajo colaborativo y refuerzo de la atención y seguimiento individualizado de los perfiles más necesitados detectados por los equipos docentes serán algunas de las estrategias para trabajar este aspecto.
Segundo, potenciar el diálogo con el alumnado. Escribía hace unos meses sobre "Cosas que no se negocian" en el aula. Reflexionaba entonces sobre la idoneidad (o no) de dialogar más con los estudiantes y de pactar con ellos determinadas cuestiones fundamentales que afectan al desarrollo del curso. Mejor dicho, en el citado post se apuntaba la posibilidad de ceder la toma de decisiones de importancia al alumnado. Remarco lo de importancia porque tiene su ídem. Considero que tanto sistemas de evaluación como enfoques de trabajo y/o metodologías pueden negociarse con el alumnado. Establecer previamente a conocer a los estudiantes cómo vamos a desarrollar nuestro trabajo y cómo vamos a evaluar el de nuestro alumnos me parece, como mínimo, una decisión bastante arriesgada. Intentaremos, pues, conocer mejor a nuestros estudiantes y establecer espacios para el diálogo y para la toma de decisiones conjuntas.
Tercero, estar atentos a las posibilidades del entorno. La idea es seguir aprovechando las posibilidades del entorno para reforzar el aprendizaje en el aula y para enlazarlo con la vida diaria del alumnado. Este es, quizá, uno de los puntos más flojos en las valoraciones del año pasado así que cabe hacer un esfuerzo por reforzarlo. Continuaremos, pues, con la política de puertas del aula abiertas y estaremos al quite de las opciones que se nos presenten para dinamizar y enriquecer el aprendizaje, que seguro que serán muchas.
Cuarto, improvisar más. Me explico. A lo largo del curso suceden mil y un acontecimientos de relevancia ya sean locales, nacionales e incluso internacionales que deberían traspasar los muros del aula y convertirse, cuando menos, en temas de debate y de estudio por parte de nuestros estudiantes. Así, por ejemplo, si Estados Unidos abre de nuevo su embajada en Cuba seguramente es un buen momento para trabajar la guerra fría, la creación de bloques y la reflexión sobre distintos modelos socioeconómicos. Se trata, en mi opinión, de romper el aislamiento que a veces nos autoimponemos y que convierte el aula en un espacio atemporal y desconectado de la realidad. Crear espacios de debate y de generación de reflexión y de contenidos sobre el día a día es, pues, uno de los objetivos para este curso y, en este sentido, las TIC pueden convertirse en un aliado de lujo para conseguirlo.
Y quinto, divertirnos lo máximo posible. Soy un firme creyente de la máxima "la letra con risa entra". La risa es sinónimo de buen ambiente y no creo que haya nada mejor que un buen ambiente para generar situaciones de aprendizaje. Así que vamos a tratar de pasarlo bien, intentar que todo el mundo se sienta cómodo y, por supuesto, trabajar mucho pero con una sonrisa en la cara.
Pues aquí están mis grandes retos para el curso que viene. Seguro que tú tienes los tuyos. ¿Te animas y los compartes por aquí? ¡En breve empieza lo bueno! ¡Mucho ánimo!
Segundo, potenciar el diálogo con el alumnado. Escribía hace unos meses sobre "Cosas que no se negocian" en el aula. Reflexionaba entonces sobre la idoneidad (o no) de dialogar más con los estudiantes y de pactar con ellos determinadas cuestiones fundamentales que afectan al desarrollo del curso. Mejor dicho, en el citado post se apuntaba la posibilidad de ceder la toma de decisiones de importancia al alumnado. Remarco lo de importancia porque tiene su ídem. Considero que tanto sistemas de evaluación como enfoques de trabajo y/o metodologías pueden negociarse con el alumnado. Establecer previamente a conocer a los estudiantes cómo vamos a desarrollar nuestro trabajo y cómo vamos a evaluar el de nuestro alumnos me parece, como mínimo, una decisión bastante arriesgada. Intentaremos, pues, conocer mejor a nuestros estudiantes y establecer espacios para el diálogo y para la toma de decisiones conjuntas.
Tercero, estar atentos a las posibilidades del entorno. La idea es seguir aprovechando las posibilidades del entorno para reforzar el aprendizaje en el aula y para enlazarlo con la vida diaria del alumnado. Este es, quizá, uno de los puntos más flojos en las valoraciones del año pasado así que cabe hacer un esfuerzo por reforzarlo. Continuaremos, pues, con la política de puertas del aula abiertas y estaremos al quite de las opciones que se nos presenten para dinamizar y enriquecer el aprendizaje, que seguro que serán muchas.
Cuarto, improvisar más. Me explico. A lo largo del curso suceden mil y un acontecimientos de relevancia ya sean locales, nacionales e incluso internacionales que deberían traspasar los muros del aula y convertirse, cuando menos, en temas de debate y de estudio por parte de nuestros estudiantes. Así, por ejemplo, si Estados Unidos abre de nuevo su embajada en Cuba seguramente es un buen momento para trabajar la guerra fría, la creación de bloques y la reflexión sobre distintos modelos socioeconómicos. Se trata, en mi opinión, de romper el aislamiento que a veces nos autoimponemos y que convierte el aula en un espacio atemporal y desconectado de la realidad. Crear espacios de debate y de generación de reflexión y de contenidos sobre el día a día es, pues, uno de los objetivos para este curso y, en este sentido, las TIC pueden convertirse en un aliado de lujo para conseguirlo.
Y quinto, divertirnos lo máximo posible. Soy un firme creyente de la máxima "la letra con risa entra". La risa es sinónimo de buen ambiente y no creo que haya nada mejor que un buen ambiente para generar situaciones de aprendizaje. Así que vamos a tratar de pasarlo bien, intentar que todo el mundo se sienta cómodo y, por supuesto, trabajar mucho pero con una sonrisa en la cara.
Pues aquí están mis grandes retos para el curso que viene. Seguro que tú tienes los tuyos. ¿Te animas y los compartes por aquí? ¡En breve empieza lo bueno! ¡Mucho ánimo!
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Coincido amigo y tomo nota! Yo en mi caso, como tutor, agilizar al máximo la relación entre padres y profesores como herramienta básica de mejora. Y por otro lado, intentar hacer que la evaluación sea mucho mas formativa y no una simple prueba. Nos vemos por las aulas!
ResponderEliminarGrande, amigo! A ver si este año montamos algo conjunto, ¿no? Nos vemos por la red! ;-)
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