Este mes de mayo he tenido la inmensa
suerte de compartir con cerca de treinta docentes de centros de
adultos de Baleares varias jornadas de formación. Todavía con los
ecos de la última jornada dando tumbos en mi cabeza, aquí van, así,
a lo loco, algunas ideas generales sobre lo asimilado durante estos
días.
Un amplio colectivo de docentes de la
etapa coincidimos en la necesidad de cambio para adaptarnos a una
nueva realidad socioeconómica y profesional. El concepto de escuela
de adultos tradicional ha mutado hacia nuevas formas y, por tanto,
cabe dar respuesta a esta nueva realidad educativa.
Por otra parte, existe una corriente de
opinión -hablaría de clamor, casi- que coincide en la necesidad de
visibilizar nuestra etapa educativa y de conseguir prestigiar nuestra
práctica profesional. Estamos totalmente al margen del foco
mediático educativo y esto, además del malestar generado por el
ninguneo perpetuo, afecta notablemente a nuestras posibilidades de
crecimiento y expansión futuras. ¿Cómo mantener matrículas y luchar contra el absentismo si ni la propia administración nos promociona?
En tercer lugar, creo que, en líneas
generales, desde los centros de formación de personas adultas se
asume el reto de luchar contra el absentismo y de, en la medida de lo
posible, buscar nuevas fórmulas que permitan a nuestro alumnado
combinar su formación con su día a día. Mayor flexibilidad,
innovaciones metodológicas, promoción de la autoformación o
ciertos cambios organizativos pueden ser algunas respuestas al
absentismo por parte de los centros. Eso sí, teniendo claro que el día a
día del estudiante adulto es el que es y que existen motivos
generadores de abandono que no está en nuestra mano atajar.
Otro aspecto importante se centra en la
reivindicación de una actualización legislativa por parte de la
administración en la que se tenga en cuenta la voz de los
profesionales de la etapa. Y es que desde la experiencia del día a
día podrían aportarse interesantes soluciones que dotaran a la
educación permanente de una flexibilidad y capacidad de adaptación
mayor a las nuevas realidades sociales y económicas.
Percibo, además, un compromiso potente
por fomentar formas de trabajo compartidas y colaborativas a partir
de las cuales establecer proyectos comunes que creen identidad en los
centros. Cada escuela es un mundo, pero la realidad es que el
profesorado y los equipos directivos presentes en las jornadas me han
transmitido esa sensación de querer dar un revolcón a determinadas
dinámicas que se producen a diario en nuestros centros educativos.
Quizá detecto también, tras esas
ganas de cambio, un cierto pesimismo y descreimiento hacia el papel
de la administración en todo este proceso y hacia las propias
posibilidades de los centros como agentes de cambio. Me temo, además,
que se trata de un factor que puede resultar paralizante. Sin duda
que existen motivos para justificar ese pesimismo, pero tengo la
sensación de que quizá es el momento de aportar ideas, proyectos y
soluciones más que de enzarzarse en discusiones que no llevan a
nada.
Por otro lado, me parece que existe una
voluntad manifiesta de hacer red, de establecer alianzas entre
centros y de buscar soluciones compartidas que permitan, además,
aprovechar las experiencias y conocimientos de otras instituciones y
profesionales. Será, sin duda, una buena noticia que se potencien
las iniciativas ya existentes y se creen nuevos espacios de
intercambio.
Intuyo que en todo este proceso las
políticas de formación van a jugar un papel determinante para
afrontar con garantías de éxito todos estos nuevos retos. Será
vital, pues, coordinar planes de formación útiles, prácticos y
motivadores que permitan dotar a cada centro de los conocimientos y
competencias necesarios para iniciar este proceso de cambio.
Y, por último, percibo la voluntad de
los centros de trabajar con y para el entorno, de apoyarse en la
comunidad para buscar soluciones y recursos pero también para
ofrecer soluciones a las distintas problemáticas que puedan existir.
En definitiva, un mes de mayo de mucho
trabajo pero enormemente gratificante y motivador. Seguiremos con
mucha atención el devenir de la formación de personas adultas en
Baleares y, por supuesto, continuaremos trabajando desde nuestro
pequeño rinconcito, también mediterráneo.
Una abraçada a totes!
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