domingo, 13 de agosto de 2017

El huevo o la gallina, ¿recursos o innovación?

Leo, por un lado, propuestas innovadoras desde distintos vértices del panorama educativo que centran su foco de atención, me parece, en lo que el profesorado y los centros pueden hacer por mejorar el sistema. Obviamente, profesorado y centros son agentes fundamentales del sistema educativo, los cuales deberían liderar cualquier proceso de cambio metodológico y de gestión en las aulas pero, se me ocurre, ¿qué hay de las administraciones educativas? Y es que me da la sensación que muchas de estas propuestas se olvidan que el día a día de los centros y del profesorado está altamente condicionado por una cuestión elemental: los recursos disponibles. Recursos humanos, pero también tecnológicos y, ya sé que está feo hablar de dineros, quizá sobre todo económicos.

Leo, por otro lado, críticas furibundas a estas propuestas innovadoras por distintas cuestiones: estar sometidas a intereses privados, atentar contra la libertad de cátedra, mercadear con el profesorado, carecer de estudios y evidencias científicas que respalden las propuestas metodológicas planteadas y, a veces, por querer avanzar más rápido de lo necesario. "Primero gestión y luego, ya si eso, innovación" parecen decir. Y lo mismo no les falta razón.

No obstante, se me ocurre que, quizá, ni tanto ni tan calvo. Me explico. Plantear un nuevo paradigma educativo sin el sostén de la administración (insisto, sobre todo presupuestario) se me antoja aventurado, cierto, lo cual no significa que sin su apoyo no puedan llevarse a cabo propuestas de interés. De hecho, es lo que muchos centros llevamos haciendo desde tiempos inmemoriales, aunque alguno de esos flamantes promotores innovadores lo ponga en duda de manera constante. Dicho esto último sin acritud, por supuesto.😜 

Por otro lado, negar por sistema cualquier propuesta innovadora poniendo en duda su validez a causa de su procedencia tampoco me interesa demasiado. Desconfío, por sistema, de los grandes grupos e intereses que capitanean algunos de estos movimientos pero, por contra, quiero mantener una confianza plena en los miles de docentes que, bajo tal o cual marca, están trabajando intensamente y con enorme ilusión para llevar a cabo importantes transformaciones en sus centros. Me parece que el prototipo de docente-lemming que abraza la causa innovadora con fervor incuestionable, aun existiendo, no es representativo de un colectivo mucho más amplio y complejo de lo que se describe desde ciertas tribunas. Eso sí, coincido plenamente en la crítica al paparruchismo innovador y acrítico presente en muchos foros educativos y, sobre todo, en la necesidad de poner a la administración educativa a dirigir de manera consensuada el proceso de cambio y transformación educativa.

¿Respuestas? Ninguna, como siempre. Eso sí, una certeza: desde la trinchera el diálogo se vuelve imposible. Así pues, lo mismo nos interesa ponernos manos a la obra para crear espacios de encuentro y de debate. Sabiendo que suena naif e ingenuo, no se me ocurre otra cosa para evitar que, todavía más, unos vayamos por un lado y otros por otro. ¿Recursos o innovación? Responde tú, anda.


2 comentarios :

  1. Creo que esta es la pregunta que se hace casi cualquier profesional de cualquier sector conocido. En cuanto a la respuesta, diría que un poco de ambas partes. Es como la interminable batalla entre el Yin y el Yang: eternamente contrarios, eternamente dependientes el uno del otro.

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    1. Supongo que la clave, una vez más, está en los grises. En fin, seguimos. ¡Un abrazo, Jonathan!

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