Artículo enviado por Diego Redondo para su publicación en EPALE el 24 de julio de 2019.
Durante los últimos días el aprendizaje a lo largo de la
vida ha sido noticia debido a las palabras del Presidente del Gobierno
en funciones, Pedro Sánchez, en el debate de investidura de la nueva
legislatura. Así, dijo textualmente: transformaremos las políticas
activas de empleo para garantizar la formación continua a lo largo de la
vida y mejorar las oportunidades de los desempleados de larga duración.
Antes
dedicábamos las dos primeras décadas de nuestra vida a formarnos y el
resto a usar esa formación en nuestra vida profesional. Ahora
tenemos la necesidad de formarnos continuamente, permanentemente, de
aprender nuevas habilidades, de estar en permanente desarrollo, y
tenemos la obligación, en consecuencia, de ofrecer a la ciudadanía un
modelo que responda a esa realidad.
Por
eso me propongo convertir a España en el primer país europeo que
reconozca el derecho a la educación a lo largo de toda la vida. Eso va a
implicar un esfuerzo, un cambio muy importante, muy intenso: nos
exigirá crear sistemas formativos que aún no existen, un nuevo
ecosistema educativo integrado por universidades, por centros públicos y
privados de formación profesional, y por empresas.
Ese
ecosistema nos permitirá proveer de cursos y de itinerarios de
formación flexibles y adaptados a la realidad laboral. Para que los
ciudadanos y las ciudadanas tengan la oportunidad de reiniciarse
profesionalmente cuando lo deseen o cuando lo necesiten.
Hace
unos días me emocionó leer la historia de un hombre que empezó a
trabajar con siete años en el campo y a pesar de ello caminaba quince
kilómetros diarios para ir a la escuela nocturna y obtener su graduado,
que aprobó. Ese mismo hombre, ya jubilado y cuidando a su nieta, ha
aprobado la Educación Secundaria Obligatoria. Esto es España, Señorías.
Tenemos
que recordar estos ejemplos para inspirar a la sociedad a seguir
siempre aprendiendo. Y tenemos que garantizar las oportunidades para
hacerlo.
Con estas
palabras que muchos celebramos por el significado que conllevan y el
apoyo explícito, al menos de palabra, hacia el aprendizaje a lo largo de
la vida, se reabrió también el debate en redes sociales que llevaba ya
semanas coleando sobre si el actual Ministerio de Educación y Formación
Profesional debía llamarse Ministerio de Educación y Aprendizaje a lo
largo de la vida, ya que no olvidemos que la Formación Profesional es
una parte del aprendizaje a lo largo de la vida, y tal y como sucede en
la teoría de conjuntos en matemáticas "el todo no puede ser un elemento
de la parte".
En este
debate en redes sociales que mantuve con docentes y personas
relacionadas con la educación para adultos, y el ALV en general, destaca
la intervención de Rosa María Torres, quien fuera Ministra de Educación
y Culturas en Ecuador quien me rebatió con las siguientes palabras "Un
Ministerio de Educación y Aprendizaje a lo Largo de la Vida sería uno
que abarque políticas y programas desde la primera infancia hasta el fin
de la vida, integra educación y capacitación y articule aprendizajes
formales, no formales e informales. Un hiperministerio. Imposible".
Además añade que "El Aprendizaje a lo largo de la vida es un enfoque
transversarl y multisectorail de política. Imposible pensar que esto lo
cubra un Ministerio".
Para
Jorge Osorio-Vargas, docente en la Universidad de Valparaiso (Chile),
"Es interesante ver algunos territorios donde redes de centros
público-comunitarios ya generan itinerarios y oportunidades de ALV en
articulación con el sistema formal cuando los administradores de éste
están disponibles para experienciar".
En
el debate también surge la idea de "diseñar una mejor arquitectura
institucional" y ver si estamos o no preparados para asumir el reto. Es
obvio que en España, hasta la fecha, el "lifelong learning" no es
considerado de la misma forma que en otros países de Europa, tal vez
porque el concepto que tenemos del mismo sea diferente, pero lo
diferente no es ni bueno, ni malo, simplemente no es lo mismo.
Así,
y dejando abierto el debate, ¿estamos preparados para que competencias
que son propias del campo del Aprendizaje a lo largo de la Vida pudieran
estar centralizadas en un mismo Ministerio? Hablo de competencias que
ahora están en Empleo o Bienestar Social, por ejemplo. ¿Podríamos
potenciar y sacarle mayor rendimiento a la red pública de Centros de
Educación para Adultos y Escuelas de Idiomas para aumentar la oferta
encaminada a este aprendizaje?
Desde
mi humilde posición creo que sería un reto interesante apostar por un
Ministerio de Educación y Aprendizaje a lo Largo de la Vida, con más
competencias que el actual Ministerio de Educación y Formación
Profesional, y que desde una misma dirección nos ayude a combatir
algunas de las lacras que nos persiguen como el fracaso escolar, el
reciclaje profesional y la reducción de la tasa de desempleo.
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