lunes, 24 de febrero de 2020

Trincherismo docente (en las redes, of course)

NOTA: Entrada exprés. No tengo mucho tiempo pero me apetecía decirlo. 

En mi centro convivimos más de 80 docentes de distinto pelaje y costumbres. Como os podéis imaginar, entre tal extensa muestra de ejemplares docentes los contrastes de todo tipo son brutales. Dejando a un lado los diferentes caracteres y actitudes ante la profesión, a nivel metodológico la disparidad también es enorme, por supuesto. Los hay que ya se han entregado, si no con pasión, sí con notable implicación a la enseñanza competencial (signifique eso lo que signifique), otros que siguen con prácticas más o menos tradicionales, los que siguen el libro de texto a rajatabla, los que hacen lo que pueden con grupos y equipos de trabajo difíciles de equilibrar... En definitiva, distintas y muy dispares prácticas docentes con, normalmente, un mismo objetivo: que la chavalada aprenda lo máximo posible en las mejores condiciones posibles.

No diré que no haya tensiones entre el claustro. Sería mentir. Que si uno se escaquea las guardias; que si la otra siempre llega tarde; que si aquella me los consiente de más, y no hay quien haga clase después de sus horas; y así hasta el infinito. O casi. Imaginad, ochenta y pico docentes y más de ochocientos alumnos en un centro colapsado a nivel de infraestructuras...

Pero a lo que iba. Entre tanta disparidad y ante tal diversidad de prácticas profesionales nunca, de ningún modo, he vivido la (vamos a llamarle) "tensión metodológica" que percibo en las redes sociales. Últimamente leo discusiones entre docentes en Twitter que me sorprenden por lo alejadas que están de la realidad de mi instituto. Admito que el debate metodológico no es uno de los puntos fuertes de mi centro, pero sí que, como comento más arriba, existen profesionales trabajando de muy diversos modos y esta disparidad no genera, ni por asomo, las tensiones que se derraman por estos lares internéticos.

Obviamente, no pretendo negar que vivimos un momento complicado en el ámbito educativo. El desembarco o, mejor dicho, la puesta en escena de ciertas prácticas metodológicas ha generado un debate mediático que se me antoja muy alejado de la realidad de gran parte de los centros educativos de mi entorno, al menos de los centros públicos. Insisto, no negaré la veracidad de los testimonios de muchos docentes que denuncian sectarismo en algunos  centros educativos por parte de determinados equipos directivos y/o colectivos docentes. Del mismo modo, tampoco negaré la existencia de docentes que torpedean de manera sistemática el desarrollo de planes y propuestas sinceras y bien trabajados destinadas a la mejora de los centros. Sin duda, existe una realidad muy compleja donde tienen cabida todos estos testimonios.

Ahora bien, hay vida más allá de nuestra experiencia. Quiero decir que el ámbito educativo va más allá de mis doce años de experiencia docente. Y de la de mi centro. Y de la de mis ochenta y pico compañeros. Y de la de los "cienes y cienes" de docentes twitteros que campan por la red del pajarito. Quizás tendríamos que relativizar un poco nuestros planteamientos y poner un poco de nuestra parte para entendernos y centrarnos en lo sustancial. Estos últimos días he visto a grandes profesionales de la educación enzarzados en discusiones estériles, casi infantiles, debatiendo la nada y cavando trincheras que, a mi modo de ver, no llevan a ningún sitio. Trincheras amplificadas por las redes que, me temo, no nos dejan en demasiado buen lugar.  

Propongo (ríanse de la ingenuidad de un servidor) un debate tenso si se quiere, pero respetuoso y, sobre todo, centrado en lo verdaderamente importante a mi modo de ver: la Política Educativa (perdón por el tópico) con mayúsculas (recursos, líneas estratégicas, búsqueda de consensos, reducción de desigualdad, etc.) De lo contrario creo que se nos va la fuerza por la boca y lo único a lo que contribuimos es a generar más y más ruido. Y no sé yo si eso nos conviene demasiado...


4 comentarios :

  1. Encertat, com sempre. El tema és qui enceta el debat. El polític, que farà una nova llei d'educació (la seva)? O els que entrem a classe cada dia? I com? On? Amb què? Uff, què difícil.

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  2. Cauto, sincero y acertado. Como siempre. Da gusto leerte una vez más.

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