Las aulas de mi centro son lugares bastantes mejorables, la verdad sea dicha. No es que sean espacios demasiado incómodos o lúgubres, todo lo contrario: tenemos luz natural, están bien ventiladas y, aunque de dimensiones no vamos sobrados, cumplen con los estándares y la normativa de espacios y usos establecida por la administración de turno. Mesas y sillas en la proporción exacta ajustada al alumnado (y al profesorado), un par de armarios cerrados a cal y canto, una pizarra vileda y la correspondiente conexión wifi, más o menos estable, constituyen el vestido fundamental de nuestras aulas. De hecho, incluso este verano la brigada municipal les ha dado una ligera mano de pintura, así que podríamos decir que, desde un punto de vista tradicional, las tenemos impolutas.
Entonces, ¿cómo podríamos mejorarlas? Leía el otro día el interesante artículo de José Blas García ¿Podría existir una escuela sin muros? y recordaba la experiencia que desarrollamos en mi centro el año pasado. Fue un pequeño experimento, claramente mejorable en muchos aspectos, pero que creo que supuso un gran cambio en la concepción del espacio escolar no sólo por parte del alumnado sino del propio profesorado. Convertimos el aula de un módulo opcional de la ESO para adultos en un espacio de visita de varios profesionales de nuestro entorno, en un sencillo laboratorio de trabajo con tecnologías de la información y la comunicación y, quizá lo más importante, como punto de encuentro para visitar varios equipamientos culturales de la comarca. Así pues, un espacio limitado y limitador como el descrito más arriba fue transformado en un centro generador de ilusión o (vale, quizá me he pasado), como mínimo, algo más motivador en relación al aprendizaje.
Parece evidente que debemos trabajar en repensar y modificar el espacio físico de nuestras aulas. Seguramente debemos crear espacios más versátiles y multifuncionales que los ofrecidos por las aulas tradicionales, usar mobiliario más ligero y polifuncional y adaptar y acondicionar los espacios para el uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías. Todo esto son mejoras que, sin duda, deben acometerse y que, según me consta, en muchos centros de nueva creación ya se están teniendo en cuenta. No obstante, en mi opinión, el verdadero cambio está en la propia concepción del aula como espacio abierto al entorno. Para entendernos, mi aula no se acaba en las paredes que la encierran, ni en los muros del centro. De hecho, con un poco de imaginación, de ganas y de apoyo del centro creo que puede convertirse en un espacio interminable.
No creo que haya un centro educativo en el mundo que no tenga un entorno del cual enriquecerse. Incluso en las condiciones más desfavorables el entorno, la comunidad, puede ofrecer interesantes opciones para complementar y enriquecer el trabajo en el aula (o fuera de ella). A mí, personalmente, me cuesta bien poco salir del aula con mis alumnos. A veces para visitar tal o cual equipamiento cultural. Otras, simplemente, para hacer un trabajo o una dinámica en el parque vecino. Al final se trata de socializar nuestro trabajo y de abrir espacios para comunicar escuela y entorno. ¿O vamos a quedarnos encerrados en 40 metros cuadrados durante 9 meses? Asomarse al balcón y echar un vistazo seguro que acaba resultando una buena idea.
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Maria Acaso en moltes de les seves xerrades i en el seu llibre rEDUvolution també parla d'obrir l'aula, de convertir-la en un espai dinàmic on els alumnes estiguin com a casa i puguin trobar-se a gust, una de les claus de l'educació hauria de ser convertir les nostres aules que semblen més aviat del segle XXVIII en espais on els alumnes es trobin a gust i puguin esdevenir autèntics llocs d'aprenentatge
ResponderEliminarHola Joan! Reconec que tinc aquesta lectura pendent... Sí, és cert. En general, treballem en espais d'una altra era. Tot i que, a banda de les característiques físiques de les nostres aules crec que hem de reflexionar sobre com aprofitem aquest espai i, sobretot, sobre com aprofitem l'entorn del nostre centre. No perdre mai de vista la comunitat ens pot proporcionar recursos molt interessants! L'altre dia vaig descobrir aquest vídeo del projecte emPATItza't del IE les vinyes on es veuen els resultats de treballar conjuntament amb tota la comunitat educativa. Senzillament impressionant! http://vimeo.com/m/98712736 Moltes gràcies per treure el cap per aquí! Salut!
EliminarRamón, lo prometido es deuda...
ResponderEliminarEl tema de la distribución física del aula y salidas fuera del edificio escolar son cuestiones que me preocupan. Mencionando de nuevo el libro de María Acaso, es necesario repensar la distribución de las mesas, la puerta del aula (abierta o cerrada), la mesa del profesor, la decoración de las paredes, etc... Habitar el aula donde pasamos tanto tiempo debiera ser tema de reflexión.
Este año tengo previsto que los alumnos diseñen e impriman sus propios posters para el aula. Ya te contaré.
un saludo!
Cierto, Oscar! El tema del espacio físico del aula no es una cuestión menor. Al final echamos allí un montón de horas al año y quizá podríamos optimizar mucho más los recursos de los que disponemos. Yo este año me he planteado salir bastante del aula y "tener la puerta abierta" para que pasen cosas... Ya iremos hablando! Por cierto, tengo pendiente el libro de Acaso... :( Bueno, un saludo y mil gracias por pasarte por aquí!
EliminarAbrir nuestras aulas es una de las mejores maneras de acceder al conocimiento pleno. Abrir por ejemplo la clase a la realidad de nuestro barrio o incluir en nuestra práctica habitual las redes, los blogs, audiovisuales etc que abren nuestra aula al mundo educativo. El año pasado con PQPI grabé todas las tertulias literarias Dialógicas sobre La Metamorfosis y fue una magnífica experiencia.
ResponderEliminarEs una de mis obsesiones para este curso! Abrir el aula (y el centro) para que el alumnado vea y se aproveche de los recursos del entorno. En ello estamos... ¿Tienes las grabaciones colgadas en tu blog? Me daré un paseo para verlas,,, Gracias por venir a dar un vistazo! Abrazacos!
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