Leía el otro día en rEDUvolution sobre la presencia del monólogo (del profesor, se entiende) en la escuela. Señala María Acaso que es común que en los centros educativos predomine el conocimiento académico del docente sobre los conocimientos experienciales del alumnado, los cuales son obviados totalmente de la práctica en el aula. Así pues, dominar la ejecución de cientos de cócteles, reparar una moto o moverse brillantemente en una cancha de baloncesto son, normalmente, saberes considerados inútiles por los centros educativos.
Y es que, aunque nos pese, acostumbramos a funcionar de manera vertical. Se nos llena la boca de democracia, participación, de empoderar al alumno y nosécuántos eslóganes, frases hechas y lugares comunes y acabamos decidiendo nosotros los contenidos, el temario, los sistemas y tiempos de evaluación y las calificaciones. En definitiva, asumimos el mando absoluto de todo el tinglado. No obstante, hay docentes que ya están llevando a cabo prácticas basadas en la horizontalidad y en fomentar una participación real del alumnado en la toma de decisiones. Sin ser un talibán de la rEDUvolution, aprecio enormemente esa idea de comunidad educativa que rompe con la "educación de la trinchera" que separa el espacio de profesores y alumnos.
Acaso mantiene que romper las jerarquías implica romper con el patrón de educación tradicional para establecer nuevos patrones educativos "donde cualquier miembro de la comunidad aprende del otro". Se trata, pues, de una educación a la inversa donde se puede "aprender mutuamente, al mismo nivel, a la misma altura, de manera recíproca, uno del otro, de forma dialógica" generando nuevas vías para hacer circular el conocimiento. Un conocimiento, por otra parte, mucho más rico y variado que el establecido por el currículum de turno.
Y es aquí donde aparecen iniciativas espectaculares como el Banco Común de Conocimientos desarrollado por los colectivos Platoniq y Zemos98 cuya experiencia en el centro educativo Domínguez Ortiz del Polígono Sur en Sevilla queda recogida en el documental La Escuela Expandida. La idea es tan sencilla que resulta revolucionaria: los miembros de la comunidad exponen aquello que necesitan o quieren aprender y aquello que pueden enseñar. Y es que todos tenemos algo que enseñar. ¿Por qué no aprovechar las habilidades de todos los miembros de la comunidad educativa?, ¿Por qué solo quedarnos con las del docente? Os dejo con el documental en cuestión. Una puerta para "invertirnos", aunque sea un pelín...
Y es que, aunque nos pese, acostumbramos a funcionar de manera vertical. Se nos llena la boca de democracia, participación, de empoderar al alumno y nosécuántos eslóganes, frases hechas y lugares comunes y acabamos decidiendo nosotros los contenidos, el temario, los sistemas y tiempos de evaluación y las calificaciones. En definitiva, asumimos el mando absoluto de todo el tinglado. No obstante, hay docentes que ya están llevando a cabo prácticas basadas en la horizontalidad y en fomentar una participación real del alumnado en la toma de decisiones. Sin ser un talibán de la rEDUvolution, aprecio enormemente esa idea de comunidad educativa que rompe con la "educación de la trinchera" que separa el espacio de profesores y alumnos.
Acaso mantiene que romper las jerarquías implica romper con el patrón de educación tradicional para establecer nuevos patrones educativos "donde cualquier miembro de la comunidad aprende del otro". Se trata, pues, de una educación a la inversa donde se puede "aprender mutuamente, al mismo nivel, a la misma altura, de manera recíproca, uno del otro, de forma dialógica" generando nuevas vías para hacer circular el conocimiento. Un conocimiento, por otra parte, mucho más rico y variado que el establecido por el currículum de turno.
Y es aquí donde aparecen iniciativas espectaculares como el Banco Común de Conocimientos desarrollado por los colectivos Platoniq y Zemos98 cuya experiencia en el centro educativo Domínguez Ortiz del Polígono Sur en Sevilla queda recogida en el documental La Escuela Expandida. La idea es tan sencilla que resulta revolucionaria: los miembros de la comunidad exponen aquello que necesitan o quieren aprender y aquello que pueden enseñar. Y es que todos tenemos algo que enseñar. ¿Por qué no aprovechar las habilidades de todos los miembros de la comunidad educativa?, ¿Por qué solo quedarnos con las del docente? Os dejo con el documental en cuestión. Una puerta para "invertirnos", aunque sea un pelín...
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Hola: acabo de descubrir tu blog y me gustan mucho los temas que tratas relacionados con la educación. En este momento me interesan ese tipo de reflexiones por lo que he creado un blog dedicado a los jóvenes y las nuevas tecnologías. Te invito a visitarlo: cativodixital.blogspot.com.es/ Ya me hice seguidora de tu blog. Si quieres seguimos en contacto de blog a blog
ResponderEliminarGracias, Marta. Estamos en contacto! Un abrazo
EliminarSiempre he pensado que escuchar a los alumnos es muy importante, casi diría que es el primer paso para construir un aprendizaje digno. Por tanto incluirlo en las decisiones puede ser una apuesta interesante. Creo que en FPA debería consensuarse y llevarse a cabo, con adultos es una tarea menos compleja que en Secundaria.
ResponderEliminarEs cierto, María José. Y muchas veces nos saltamos el paso de hablar, escuchar y consensuar aspectos muy importantes del trabajo en el aula. Como bien dices, con adultos puede que resulte más sencillo, aunque creo que puede trabajarse con todas las etapas. En fin, perseveremos... ;-) Un abrazo!
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