Hace unos meses escribía por aquí el artículo Planificación estratégica: retos y oportunidades sobre las posibilidades que la planificación estratégica puede ofrecer en el día a día de los centros educativos. Pues bien, durante este curso en mi centro estamos trabajando en la elaboración de un plan estratégico para los próximos cuatro años. Poca broma, se trata de todo un trabajazo, y más siendo novatos en estas lides. Coordinar todo el proceso y ponerse manos a la obra no es fácil, pero confiamos en que nos dé buenos resultados. Todavía estamos en las fases iniciales, centrándonos en analizar quiénes somos, cuál es nuestra situación actual y dónde queremos vernos en los próximos años. Queda un largo recorrido, cierto, pero al menos hemos establecido la rutina periódica de sentarnos a hablar sobre el futuro a medio y largo plazo de la escuela para, de esta manera, intentar poner un ojo más allá del ajetreado y absorbente día a día.
Y es que definir el punto de partida de un plan estratégico (o de cualquier otra acción de gestión que implique un análisis exhaustivo de la realidad) no es poca cosa. Es curioso ver cómo trabajando en un mismo centro cada docente puede tener visiones tan diversas del mismo. Este hecho, que en principio pudiera parecer contradictorio o incluso un problema, puede transformarse en una oportunidad interesante para ofrecer más matices y una visión del centro más ajustada a la realidad. Hacer una buena foto colectiva de la situación de cada centro y de su entorno se revela como tarea fundamental para ir construyendo poco a poco un plan de trabajo para los próximos años. Para ello, en mi opinión, se requiere básicamente tres cosas: planificación, implicación y diálogo.
Planificación, para poder compaginar la elaboración del plan con el desarrollo de los mil y un quehaceres que tenemos en nuestro día a día. Si no se planifica bien el trabajo y se adopta un calendario flexible y realista que permita una participación efectiva del profesorado todo el trabajo se puede ir al traste en un abrir y cerrar de ojos. Así pues, el ajuste del calendario resultará fundamental en el correcto (o no) desarrollo del proceso. Por otro lado, seguramente cuanto más racional, práctica y útil sea la planificación y la estructura del propio plan más sencilla va a ser su ejecución. Así pues, gestión sencilla y sin florituras.
Implicación, porque sin el apoyo y el trabajo de una parte importante del claustro la elaboración de un plan estratégico no tiene sentido. Profesorado y equipo directivo deben ir de la mano en la conceptualización del plan y en su posterior ejecución. No tendría ningún sentido hacer un plan en el despacho de dirección y pretender luego aplicarlo con un profesorado que no lo sentirá como propio y que, probablemente, le dé la espalda a las primeras de cambio. La creación de un "núcleo duro" de profesionales implicados que representen un porcentaje considerable del equipo debe ser requisito imprescindible para tirar adelante el proyecto.
Y, por último, diálogo para debatir, discutir, reflexionar, participar... La elaboración de un plan estratégico, y quizá especialmente esta fase inicial de análisis del contexto, se trata de una ocasión excepcional para poner sobre la mesa cuestiones estructurales para el funcionamiento del centro educativo y para el desarrollo de nuestra actividad como profesionales. Así pues, el desarrollo del plan estratégico debe ser, sin duda, una ocasión única para compartir, comunicarse y reflexionar junto con los compañeros sobre nuestro centro, nuestro alumnos y, en definitiva, sobre nuestra profesión. Solo por esto ya merece la pena ponerse manos a la obra.
Pues eso, estamos en el punto de partida... ¡A ver dónde acabamos!
PD: Para el desarrollo de nuestro trabajo contamos con el apoyo del equipo de profesionales del curso de verano "Liderazgo y autonomía para el éxito educativo de todo el alumnado". Para más información sobre planificación estratégica podéis consultar la "Guia per elaborar i aplicar un pla estratègic" elaborada por el Departament d'Educació de la Generalitat de Catalunya.
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Fantástico artículo, Ramón... y muy práctico. Es necesario saber dónde estamos y hacía donde dirigir la acción, ¡¡sin duda!!. En el EAEHD , es decir, el equipo de las Aulas Hospitalarias de la región e murcia (somos pocos y bien avenidos, lo cual facilita las cosas de consenso) comenzamos hace tres años a diseñar junto con la PGA ( o el símil que hacemos) unos objetivos estratégicos bianuales. Éstos objetivos estratégicos nos han llevado a revisar todo lo que hacíamos y enfocarlo en la dirección acordada.
ResponderEliminarLos objetivos estratégicos nos han proporcionado criterio y unidad de acción. Ese par de cuestiones han ayudado a una mejora sustancial del proyecto, que liderado por el equipo directivo nos han llevado al diseño de un Plan de Mejora que comenzará realizarse en breve. Ya te contaré. Un abrazo.
Genial, Jose! Me interesa mucho vuestra experiencia. Estamos programando como centro por primera vez y seguro que podemos aprender mucho de otras prácticas. Ya me contarás. Creo que al final se trata de darle un vistazo al corto y medio plazo para poder analizar tendencias que nos lleven a la mejora. Generar eso que llaman (y tan difícil de conseguir) escuelas que aprenden debe ser el objetivo, ¿no? ;-)
EliminarSeguimos en contacto, ¡Un abrazo!