viernes, 27 de febrero de 2015

"Cosas que no se negocian"

El otro día tuvimos sarao de profes. La cosa estuvo muy interesante, la verdad. Una de esas jornadas de aprendizaje "del bueno". Conocer el trabajo de otros compañeros siempre resulta muy positivo y enriquecedor. Descubrir otras realidades y maneras de hacer aporta nuevas perspectivas que, en mi caso, considero que ayudan a mejorar mi trabajo en el aula. En definitiva, un placer.

A punto de finalizar la jornada surgió la frase de marras que da título al post: "Hay cosas que no se negocian". El asunto venía a cuento de una exposición de experiencias didácticas donde el alumnado participaba activamente de la toma de decisiones, pero decisiones "de verdad", tales como el propio sistema de evaluación del módulo o, incluso, cómo enfocar los contenidos definidos por el currículum. Reivindicando el papel importantísimo del profesorado -no sé de donde se infiere que la participación activa del alumnado resta peso al profesorado- algunos compañeros argumentaron, en aras del cumplimiento del temario, las dificultades derivadas de este tipo de metodologías más participativas y el menoscabo que éstas pueden suponer para el papel del profesorado así como para la preparación final del alumnado.

No entraré a valorar ahora, quizá otro día, los beneficios o no de la participación del alumnado en la toma de decisiones en el aula. No obstante, la frase me dejó con la mosca detrás de la oreja. "Hay cosas que no se negocian". Realmente, ¿es así?, ¿hay cosas que, didácticamente hablando, por supuesto, no deberían negociarse en el aula? Estuve lento (cosa habitual, por otra parte) y no profundicé en el tema. Debería haber preguntado cuáles son esas cosas que parecen estar por encima del bien y del mal, esas cosas que son tan evidentes y necesarias que son innegociables, esas cosas que los profesores tenemos tan claras y firmemente arraigadas que no podemos negociar con el alumnado. Que alguien me las diga, por favor, porque estoy en ascuas.

Salí del encuentro con dudas, muchas. Porque yo sí que negocio, y cada vez más. Y creo que no me genera problemas, al revés. Me genera trabajo (y más dudas), pero no problemas. Porque, si no impongo mis opiniones o criterios a amigos, familia o compañeros, ¿por qué sí hacerlo con mi alumnado? Si dialogo, pacto, acuerdo y negocio con todo mi entorno, ¿por qué no hacerlo también en el aula?, ¿Acaso si alumnos y profesores tomamos decisiones conjuntamente los segundos perdemos autoridad o nuestro papel como profesionales se ve minusvalorado? No sé, no lo veo. Y que conste que no me pongo en plan "moderno", que en mi centro estamos muy lejos del desempoderamiento del profesorado que promueven algunos y que, por otra parte, todo sea dicho, me suena tan bien y tan potente.

En fin, que una vez más queda claro que cada maestrillo tiene su librillo y que, al final, todo es cuestión de puntos de vista y de filosofías de trabajo (¿o de vida?). No obstante, continuaba dándole vueltas a la cabeza, así que me acerqué a la RAE y en su cuarta acepción descubrí el siguiente significado para el término negociar: "tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro". Visto lo visto y tal y como está el panorama, ¡cómo para no hacerlo!

PD. Por cierto, lo reconozo, es cierto: a veces no acabo el temario.

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4 comentarios :

  1. Sin duda, la participación activa de los estudiantes es útil y necesaria, pues sus aportes ayudan a entender diferentes enfoques; pero esa libertad de acción y participación muchas veces se ve empañada por la desviación al libertinaje que promueve una indisciplina manifiesta, la cual influye negativamente en la toma de decisiones que pretendemos arribar. Entonces pienso que el respeto y consideración mutuos es base fundamental de la disciplina, la cual no se puede negociar.

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    1. Cierto, Félix. El respeto es imprescindible, no solo en el aula, claro. No obstante, damos por hecho que debe estar presente siempre, independientemente del modelo de trabajo desarrollado en el aula. Cuando me refiero a la posibilidad de negociación estoy hablando de todos aquellos elementos que afectan al "hecho educativo" o como le queramos llamar: evaluación, calendario, propuestas de trabajo, agrupamientos, productos a desarrollar, etc. Y ahí el papel del profesorado resulta fundamental, por supuesto. Muchas gracias por pasarte por aquí. Un saludo.

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  2. Una vegada em van comentar que els mestres som el col.lectiu que pitjor encaixa les crítiques, el que porta pitjor això de ser observat o avaluat.... Perqué pot ser un factor de pèrdua de poder, de credibilitat... No ho tinc clar. Crec que la teva reflexió va per aquí: si deixem que coavaluin els alumnes, cert col.lectiu pot considerar que perd el seu poder a classe. I n'hi ha que ho tenen TAN clar, que no ho poden admetre. Segueixen fent de mestre igual que el que van rebre quan eren alumnes.

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    1. Estic molt d'acord, Quim. Crec que no podem reproduir el model amb el qual vam aprendre nosaltres. És normal que hi hagi canvis i considero que la participació activa i el canvi de rol de l'alumnat pot ser un d'ells. D'altra banda, algú pot dir que des de fa molts anys hi ha professionals que fomenten aquesta altra visió. I tant que és així! Per això no vull parlar de "moderneces", sinó que és tracta d'un plantejament professional alternatiu que va més enllà de la moda o la tendéncia de torn. En fi... Sempre un plaer tenir-te per aquí! Una abraçada!

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