martes, 3 de mayo de 2016

¿Política? ¡Sí, gracias!

No, no me he vuelto loco y sí, yo también estoy un pelín saturado de la política en sus múltiples manifestaciones (léase local, autonómica y estatal). Desde el respeto absoluto a todas las opiniones, me resulta bastante decepcionante el panorama político actual, tanto en lo que se refiere a representantes de uno y otro bando como, sobre todo, a los (no) discursos sobre educación que (no) nos llegan desde todas y cada una de las trincheras políticas. Insisto, seguramente me equivoco, pero me parece que vivimos un tiempo en el cual se habla más de educación que nunca donde, por contra, existe poco debate real sobre educación. Y cuando existe, además, no resulta demasiado educativo que digamos.

Escuché hace unas semanas a Joan Subirats reflexionar sobre la necesidad de politizar el debate educativo. La jornada en cuestión versaba sobre centros de adultos. Como es sabido, una de nuestras principales preocupaciones como docentes de esta etapa radica en visibilizar nuestras necesidades y, por supuesto, en destacar la importancia de los centros de adultos como espacios generadores de segundas oportunidades formativas y educativas. Ante esta preocupación sobre el escaso eco mediático de la educación permanente, proponía Subirats una politización del debate educativo. Es decir, llevar al terreno político (el cual, nos guste o no, es el espacio donde se toman las decisiones) el debate sobre el presente y el futuro de los centros de adultos. Ahí queda eso.

Y pienso yo que no solo los centros de adultos estamos fuera del debate político. Tengo la sensación de que a menudo el debate educativo queda relegado a cuatro o cinco ideas o mantras que unos y otros se lanzan porque toca, es decir, sin demasiada reflexión al respecto. Unos defendiéndose desde un lado de la trinchera, los otros intentando ganar terreno a cualquier precio. Y con esto no digo que todos los discursos sobre educación de los distintos partidos políticos sean iguales, ni mucho menos. Lo que destaco es que en la clase política, a mi entender, no existe un debate en profundidad sobre la cuestión educativa y ese es un tema que me preocupa. No recuerdo que la educación jugara un papel importante en los múltiples cara a cara previos a las elecciones del 20D. Y ahora que tenemos nuevos comicios en el horizonte me temo que la situación no va a ser demasiado distinta.

Quizá el papel que nos toca como ciudadanos y como profesionales de la educación sea ése, llevar al terreno político nuestras demandas, necesidades y preocupaciones para que exista un verdadero debate que genere cambios más allá de la cosmética educativa propuesta por unos y de las barbaridades cometidas por otros. Así pues, propongo una politización del debate educativo desde una voluntad de entendimiento y de trabajo colectivo. Porque es evidente que para conseguir avances significativos se requiere un consenso que va más allá de políticas partidistas. Quizá solo así evitemos aquello de "entre todos la mataron y ella sola se murió".  






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