sábado, 17 de diciembre de 2016

Apología de los Centros de Educación Permanente

"Imagínese un centro educativo dónde se permita que aquellas personas que no pudieron estudiar en su momento consigan hacerlo; donde aquellas personas que abandonaron sus estudios consigan culminarlos; donde aquellas personas que no han tenido acceso a las TIC consigan competencia digital; donde aquellas personas que no tuvieron educación lingüística aprendan lenguas extranjeras; donde aquellas personas que son marcados socialmente como "inmigrantes" sean recibidos simplemente como "estudiantes"; donde las mujeres que han tenido menos oportunidades que sus parejas puedan encontrar un espacio de desarrollo y formación; donde aquellas personas que están fuera del sistema económico vean incentivado su espíritu emprendedor.

¿Sabe usted dónde ocurre todo eso? Estas son las funciones de los Centros de Educación Permanente.

Y ahora le hago otra pregunta: ¿cree usted que estas funciones son importantes? Sí. Pues esa es la importancia de los Centros de Educación Permanente.

Sin embargo, tengo la impresión de que no se les da la importancia que tienen; tengo la impresión de que no tienen los recursos que necesitan; tengo la impresión de que no reciben la atención que merecen. Creo que eso dice mucho de nuestro país, no solo desde una perspectiva ética, sino también económica.

Conclusión [tercera]: si queremos cambiar el modelo productivo y mejorar nuestra competitividad y productividad, si queremos fomentar la cohesión social, si queremos mejorar los resultados académicos de nuestros adolescentes, una de las claves es la Educación Permanente. Una sociedad que desatiende la Educación Permanente está olvidando la raíz de su propio bienestar".

NOTA: Fragmento del fantástico libro Propuestas para una escuela del siglo XXI (Catarata, 2012) del maestro Fernando Trujillo. ¡Gracias por poner en valor la Educación Permanente!



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