Han saltado a la palestra, una vez más, unos audios del temido comisario Villarejo, esta vez poniendo sobre la picota la controvertida decisión de un afamado periodista de dar vuelo a una noticia más que cuestionable sobre la existencia de una cuenta en un paraíso fiscal atribuida al entonces lider de la formación política Podemos, Pablo Iglesias. Seguro que te habrá llegado la información, pero por si acaso aquí tienes un enlace al respecto. En las grabaciones se entiende perfectamente que el periodista en cuestión tenía sospechas muy claras de que la noticia era un montaje pero, en cualquier caso, decidió darle vuelo en su programa.
La verdad es que, a estas alturas de la película, no sorprenden demasiado este tipo de actitudes y decisiones desde los mass media. La ausencia de rigor y la apuesta por la comunicación-espectáculo es una tendencia al alza, seguramente favorecida por la competencia que ha supuesto el estallido de las redes sociales y la dictadura del clickbait. La información es negocio y está claro que los grandes grupos de comunicación no apuestan por el periodismo lento y de rigor, precisamente.
En este sentido, los profesionales de la educación podemos dar fe con innumerables ejemplos de cómo la cobertura de los medios de comunicación sobre asuntos que afectan a la comunidad educativa son tratados con una, digámoslo suavemente, superficialidad y ausencia de rigor notables. Cuando no directamente sometidos a una "burda" (que diría aquel) manipulación. Y, lamentablemente, considero que es un enfoque que no distingue entre medios públicos o privados. En Cataluña tenemos un claro ejemplo de como los propios medios públicos han llevado a cabo una campaña de desinformación mayúscula en torno a las cuestionables decisiones del Departament a lo largo del curso. También han participado medios privados, por supuesto, pero la poca profesionalidad y rigor de los medios públicos me resulta especialmente preocupante.
Básicamente porque unos medios de comunicación al servicio del poder político no cumplen con la función de información y de denuncia que se supone que deberían ejercer. Los medios públicos se han convertido (si es que alguna vez no lo fueron) en agencias de información de los gobiernos de turno y jugando ese papel dejan de lado la función de crítica y la denuncia que se les presupone. Y eso favorece que circule una información sesgada, parcial y que contribuye a confundir a la población y alejar del debate público los puntos cruciales que deberían estar sobre la agenda mediática. Léase recursos, inversión, planificación estratégica... POLÍTICA EDUCATIVA en mayúsculas, vamos.
Dicho esto, lamento profundamente que Villarejo no haya dedicado sus esfuerzos a grabar a nuestros responsables educativos. Sería interesante conocer los entresijos del diseño de las políticas educativas del país a lo largo de los últimos años. Aunque bien pensado, casi mejor no saber nada... 🙈
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