lunes, 11 de abril de 2016

Cosas que no funcionan en mi aula

Listado de cosas que, a menudo (más de lo que uno quisiera), no funcionan en mi aula y reflexiones y/o autoflagelaciones varias:
  • Los agrupamientos: cómo hacerlos; cómo conseguir grupos de trabajo cohesionados y que trabajen de modo más o menos equilibrado; cómo evitar la convivencia de los profesionales del escaqueo con perfiles más responsables y solidarios.
  • La evaluación: cómo adaptarla para ser justo; cómo fomentar la participación sin burocratizarlo todo (y sin volverme loco); cómo huir de los números con sus comas y tal y ofrecer espacios de evaluación más reales y eficaces. Es decir, cómo orientarla hacia lo verdaderamente importante, el aprendizaje. Todo ello sin tiempo, por supuesto.
  • Las estrategias de motivación: cómo generar interés, cómo vincular el currículum con la realidad del alumnado; cómo intentar romper sus prejuicios con respecto a mis materias; cómo activar el interés por el aprendizaje (sea el que sea); cómo motivarme a mí mismo ante la desmotivación.
  • Problemas TICnológicos varios: cómo puñetas conseguir una semana sin incidencias con las cosas de la red.
  • El trabajo transversal: cómo vincular a otros compañeros en proyectos transversales; cómo sacar tiempo para la reflexión conjunta; cómo concretar actuaciones entre los distintos ámbitos; cómo "enredar" a los "clásicos" y "enredarse" con los "liantes".
  • Ellos y sus cosas de alumnos: la queja perpetua, el "no tengo tiempo", el "prefiero un examen", el "profe, qué rollo", el "esto para qué sirve", el "prefiero no hacer un examen"...  Siempre ha sido así.
  • Y, sobre todo, yo mismo: cómo generar situaciones de aprendizaje que contemplen todos y cada uno de los perfiles presentes en el aula; cómo atender al alumnado de manera completa y justa; cómo evitar las (eternas) etiquetas y los prejuicios; cómo evitar la repetición, la comodidad de lo ya realizado...
En fin, paro ya. Recomiendo la lectura del post de Jordi Martí, "De ficciones educativas y otros cuentos". Porque no es oro todo lo que (en twitter y por ahí) reluce. Porque, al menos a mí me pasa, tengo la sensación de equivocarme más de lo que acierto. Porque, como uno ha leído por ahí, "unas veces se gana y otras se aprende". Pues eso, aprendiendo mucho, aunque a veces dé mucha rabia.


8 comentarios :

  1. Suscribo todo lo que dices. Me veo reflejado en tus comentarios.
    Echo de menos que mis compañeros no sean más críticos consigo mismo. Veo demasiada autocomplacencia precisamente en aquellos que menos se preocupan por mejorar.
    Pero ver las cosas así indica que nos preocupamos y que queremos hacer las cosas mejor y ser mejores profesores.
    Te animo y quiero animarme

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    1. Gracias! Me parece buena opción trabajar desde la autocrítica. Creo que favorece la mejora constante, aunque a veces uno se flagele en exceso. En fin, lo dicho, aprendiendo mucho. ;)
      Gracias por pasar por aquí!
      Saludos!

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  2. Hoy más que nunca me veo muy reflejado en lo que dices. Intento ser optimista, pero hay veces que la realidad del aula es demasiado dura, o como bien dices, nosotros demasiado susceptibles.
    Habrá que seguir probando y aprendiendo. Muchas gracias por tu entrada.

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    1. Hola, Raúl. Pues sí, hay días que parece que nada funcione, ¿verdad? No obstante, una visión más amplia nos da una perspectiva más completa del asunto. Seamos optimistas, pues! Un abrazo, mucho ánimo y gracias a ti por pasarte por DE VUELTA!
      Saludos!

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  3. Como me reconozco en todo esto! Pero no tiramos la toalla, eh? Seguiremos insistiendo en querer un aula diferente, saliendoo de los encorsetamientos legislativos y de las pedagogías sólidas (petrificadas). Seguimos trabajando. Salud y saludos!

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    1. Ahí seguiremos, batallando y aprendiendo mucho. Gracias, Paco.
      Un saludo!

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  4. Me uno a tus autocríticas. Pero me alegra que cada vez seamos más los que la hacemos y queramos encontrar la clave de todo. Mientras tanto, a seguir intentándolo. No queda otra 😉

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