Acabé hace unos días el ensayo Educar en la Realidad de la autora canadiense Catherine L'Ecuyer. Se trata de una obra ligera en planteamiento y forma pero que, quizá gracias a ello, plantea de manera clara y concisa cuestiones interesantes sobre la educación de nuestros hijos/alumnos. Un libro muy útil para reflexionar sobre la educación en su amplio espectro (hogar y ámbito escolar, se entiende), por lo que contiene enseñanzas y planteamientos interesantes tanto desde una perspectiva más bien doméstica y familiar como desde el ámbito profesional.
Sin querer hacer un análisis profundo de la obra (en la red encontraréis numerosas entrevistas a la autora y reseñas críticas), sí que quisiera destacar algunas de las ideas-fuerza presentes en el texto que me parecen de especial interés en estos tiempos de pantallismo extremo y creciente, me temo. Paso a enumerar algunas de ellas en formato listado con la esperanza de que generen reflexión y/o debate. Pido perdón por adelantado por si: a) algunas pueden resultar absurdamente obvias; y b) añado excesivas opiniones personales al asunto.
- El tiempo que un/a niño/a pasa delante de la pantalla no lo pasa interaccionando con la realidad. Para educar en la realidad ésta debe estar presente. El tiempo virtual resta tiempo a las relaciones humanas y esto, en la infancia y la adolescencia, es fatal.
- La multitarea es un mito: cuando hacemos muchas cosas a la vez (o simplemente dos) no las realizamos simultáneamente sino en paralelo.
- La idea de nativo digital también es un mito: haber nacido en la era digital no implica tener unas habilidades especiales para dominar la tecnología. Que una criatura de dos años sea capaz de manejar un smartphone habla "bien" de la inteligencia de la persona que lo ha diseñado, no especialmente de la del niño/a.
- Niños y adolescentes (añadiría, también, al resto de miembros de la especie homo sapiens) necesitan de intermediarios "humanos" que permitan el crecimiento en todos los ámbitos. Las pantallas no pueden cumplir esta función.
- El acceso a la tecnología en la infancia requiere de unos tiempos escalonados que, siendo generosos, digamos que no siempre se están cumpliendo.
- El modelo actual de consumo promueve la extensión de numerosos neuromitos que favorecen el pantallismo infantil.
- Educar con una motivación externa como base no contribuye a generar conocimiento valioso ni asienta hábitos de aprendizaje coherentes. Se trataría de evitar el adiestramiento para favorecer el conocimiento.
- Quizá deberíamos empezar a cuestionarnos la frase "la tecnología no es ni buena ni mala, depende de cómo se use".
- Las pantallas son una enorme fuente de influencia en jóvenes y adolescentes. Dime qué ven y te diré qué imitan.
- Quizá en vez de personalizar el aprendizaje las pantallas están contribuyendo a individualizar el aprendizaje.
- El déficit de habilidades offline de los adolescentes puede contribuir a incrementar la vulnerabilidad de conductas disfuncionales en la red (adicciones a juegos de azar, redes sociales, juegos de entretenimiento online, etc.).
- "Vivir la vida en directo" es incompatible con la media de horas que los niños, niñas y adolescentes españoles pasan delante de las pantallas.
- Quizás la innovación pasa por invertir más tiempo pensando detrás de las pantallas que delante de ellas.
- ¿Todo, ya sean contenidos o competencias, ya sea en casa o en la escuela, lo aprendemos divirtiéndonos?, ¿sin diversión no hay aprendizaje?, ¿qué mensaje estamos dando mediante la asociación de estas dos ideas?
- Quizá el acceso temprano a la tecnología no contribuya a reforzar el autocontrol en niños y adolescentes.
- Pretender que los niños aprendan un uso responsable de las pantallas proporcionándoles cuanto antes un dispositivo no se me antoja la opción más inteligente. ¿Qué podría salir mal?
- (Aquí barro para casa). La formación humanística en edades tempranas es fundamental para reforzar los criterios de relevancia y sentido que permitan al niño, a posteriori, decidir que vale o no la pena atender.
- La creciente dispersión de la atención entre el alumnado (quizá podría extenderse a muchos adultos) es uno de los grandes problemas del sistema educativo actual.
- El creciente tiempo dedicado a las pantallas puede generar en muchos chicos y chicas un significativo déficit de realidad.
- Contra los contenidos inadecuados (violentos, agresivos, "fuera de edad", etc.) no debe haber término medio.
- Conocer y pensar no significan lo mismo. ¿Qué verbo promueve, en mayor medida, el uso de las pantallas?, ¿cómo afecta el uso de las pantallas a la producción de trabajos de nuestros estudiantes?, ¿podemos hablar de una generalización del "copia y pega?, ¿podemos hablar de un déficit de pensamiento?
Cierro con otra de las frases subrayadas durante mi lectura. No se me ocurre mejor manera de hacerlo: "Nuestros hijos han de crecer en el mundo real, no encadenados en la caverna de las sombras. Han de empezar el día subiendo la persiana y leyendo el cielo para tomar la decisión de vestirse para un día frío, cálido o lluvioso. ¡No puede ser que busquen esa información en el teléfono inteligente! Y no puede ser que su primer y último pensamiento sea mirar el móvil. En definitiva, no puede ser que gasten los mejores años de sus vidas con la nariz pegada a sus pantallas". Pues eso, pongámosle empeño e imaginación al asunto.