Iré al grano. No le veo ninguno. Pero por ningún lado. Aquello de que avanzar el inicio del curso una semana contribuiría a reducir desigualdades y a la inclusión del alumnado en situación de vulnerabilidad me suena a palabras huecas y a discursos vacíos de contenido real. ¿Cómo mejora la conciliación familiar una jornada intensiva alargada durante todo el mes pero, eso sí, iniciada una semana antes?, ¿qué beneficios educativos y formativos aporta una revisión del calendario realizada de manera unidireccional sin tener en cuenta las necesidades organizativas de los centros ni la voz de la comunidad educativa?
El inicio avanzado del curso escolar, insisto, no aporta ningún beneficio significativo sobre el aprendizaje, que debería ser el aspecto crucial en cualquier decisión en este sentido. Ahora bien, si la idea es realizar una jornada matinal (de 9 a 13 horas en primaria) y suplir el resto de jornada con actividades lúdicas deberíamos valorar el aprovechamiento pedagógico del nuevo tinglado. Además, el inicio avanzado supone menos tiempo para coordinar todas las acciones que se derivan del funcionamiento de un centro educativo. Y no son pocas. Que ya se avanzó ese trabajo en la semana de inicio de julio, dirán desde la administración. 🙈 En fin, es lo que hay...
Por otro lado están las condiciones de trabajo (y de aprendizaje) en estos meses de verano. Si se quieren aprovechar julio y las primeras semanas de septiembre como espacio escolar se me ocurre que habría que hacer un esfuerzo por acondicionar los espacios educativos para ello. Desde la administración educativa catalana se nos invitó en plena ola de calor a finales de curso pasado a sacar a la chavalada fuera de las aulas y a adaptar la jornada educativa para hacer frente a temperatura de más de 30 grados en las aulas (ver noticia aquí). Ventilación cruzada y buscar la sombra fueron las soluaciones aportadas por Núria Mora, la secretaria de Transformación educativa del Departament d'Educació. Poco más que añadir.
Nadie pone en duda la necesidad de revisar el calendario escolar. Es un debate que hay que asumir (de marea urgente, de hecho) por parte de todos los agentes de la comunidad educativa. Ahora bien, diría que la escuela no solucionará la problemática del calendario laboral patrio. Los problemas de conciliación se solventarán con una legislación clara y dirigida a tal efecto y con una reformulación general de los horarios de trabajo, no avanzando el inicio de curso una semana. Se trata de un parche tan evidente que sorprende que parte de la comunidad educativa, especialmente las familias, lo compre sin cuestionarse el (mínimo) impacto de la medida en términos de aprendizaje. Y aquí seguro que los profesionales de la educación tenemos cierta responsabilidad por no habernos explicado con claridad y contundencia, aunque bien es cierto que muchos medios de comunicación tampoco lo han puesto fácil.
En definitiva, que no le veo ningún beneficio al avance del inicio del curso escolar. Aunque seguro que es cosa mía y estoy equivocado. Si tú le ves alguno agradecería que te pases por comentarios y lo anotes. Te aseguro que me alegrarás el día... y el inicio de curso, por supuesto. 😉