Pues bueno, parece que se concreta la vuelta a los centros educativos en Fase 2, al menos en Cataluña. Desde esta mañana circula un documento con el plan de apertura para los próximos días. En él, se establece un protocolo general (demasiado para mi gusto) con indicaciones para abrir escuelas e institutos a partir del 1 de junio. Aquí van algunas consideraciones al respecto que me vienen a la cabeza después de su lectura:
- Ya que se prioriza (con buen criterio en mi opinión) al alumnado que acaba etapa educativa (cuarto de la ESO, ciclos y segundo de bachillerato, en mi centro), sería inteligente que el profesorado que no imparte materias en estos cursos no tuviera que volver en este final de curso. De este modo se reduciría el volumen de gente transitando por el instituto. En centros de tamaño medio-grande como el nuestro no sería poca cosa, la verdad.
- Interpreto que en el plan de vuelta que debe elaborar cada centro (benditos equipos directivos, la que les ha caído encima) podrá establecer franjas horarias alternativas a las habituales. Me temo que el retorno voluntario va a tener escaso eco entre el alumnado (ojalá me equivoque), por lo que no tendría sentido reproducir los horarios preconfinamiento. Ajustar los horarios a la nueva realidad concentrándolos lo máximo posible y evitando grupos solapados me parecería una idea inteligente, además de permitir el cierre de curso telemático y el resto de acciones a desarrollar en un fin de curso (a)normal.
- El abastecimiento de materiales de protección y limpieza debe ser fluido, constante y contar con una previsión eficaz y realista. He leído artículos y comentarios en redes de lo que ha pasado en otras comunidades y no quiero ni imaginarme vernos en esta situación. De hecho, me consta que la entrega de los materiales de preinscripción ha sido, cuando menos, algo esperpéntica (al menos en nuestro Servei Territorial). No debería pasar nada similar con los materiales de protección.
- El acompañamiento a los equipos directivos por parte de la Conselleria debe ser constante, abrumador, de hecho. No puede ser que la comunidad educativa (y menos las personas que están a la cabeza de los centros) se entere de según qué cuestiones por la prensa o en el programa de turno de TV3. Además, la información debe ser clara y concisa. La administración no puede ahora refugiarse en el concepto de "autonomía de centro" para dejar a los equipos directivos de la mano de dios. Pues eso, información concreta, concisa y al día.
- Ya de cara al curso 2020-2021 el Departament debería analizar qué centros están al borde del colapso (por no decir colapsados del todo) en relación con los espacios de trabajo y empezar a buscar soluciones. Me consta que son muchos los centros donde esos espacios alternativos que pretenden convertirse en aulas ya lo son desde hace cursos, por lo que no van a tener demasiado margen de maniobra.
- Igual con las plantillas. Concretar lo antes posible las modificaciones de plantilla para el curso que viene (supuestamente con grupos reducidos y, quizá, horarios alternos) sería de gran ayuda para la planificación de los centros. Y no estaría de más ser espléndidos, en la medida de lo posible, respecto a las nuevas contrataciones. Ampliar plantillas se me antoja obvio en estos nuevos tiempos, igual que ha sucedido con otros servicios públicos. Parece ser que durante la primera semana de junio se enviarán orientaciones para la nueva realidad del curso que viene. Esperemos que sean prácticas y lo más concretas posible.
- Por otro lado, la sustitución de aquel personal docente en situación de riesgo (mayores de 60 y/o con enfermedades pulmunones o cualquier otra situación) debería ser ágil y pronta.
- Y, por último, una reflexión personal sobre nuestro papel como docentes ante esta nueva realidad. En primer lugar, considero que debemos ser lo más comprensivos y flexibles posible. La situación es nueva para todos (docentes, familias, equipos directivos, alumnado y administración educativa) por lo que la toma de decisiones es muy complicada y, claro que sí, a veces puede ser errónea. No pasa nada, se rectifica y vuelta a la carga. Se trata de sumar desde todos los flancos posibles y de hacer lo posible para que el carro tire hacia adelante. Ahora bien, creo que los docentes debemos también estar vigilantes a cualquier posible vulneración de nuestros derechos como trabajadores y, por supuesto, a que la administración proporcione todos los recursos necesarios para asegurar que nuestro trabajo y el de nuestros alumnos se va a desarrollar en unas condiciones óptimas, tanto profesionales como de seguridad. Y si no fuera así, pues deberemos movilizarnos y hacer todo lo que esté en nuestra mano para denunciar la situación.
Seguro que se te ocurren más aspectos a tener en cuenta para esta vuelta al cole en Fase 2. Se agradecerá tu aportación en comentarios. Ánimo, ¡que parece que esto ya vuelve a rodar!