La semana pasada, por motivos varios, tuve la oportunidad de charlar un buen rato con compañeros de otras etapas educativas, básicamente de infantil, primaria y secundaria. Siempre me resultan encuentros muy interesantes -es fantástico aprender de realidades que no son la propia- pero también un poco frustrantes. Y es que uno detecta como, en la gran mayoría de casos, todavía perduran muchos prejuicios sobre lo que representa la educación de personas adultas. Y que esos prejuicios los tengan mis amigos que trabajan en la construcción tiene un pase, pero cuando vienen de compañeros de profesión la cosa se vuelve un pelín más preocupante. Así pues, aquí van 8 puntos que pretenden aclarar qué es y qué no es la educación para personas adultas (modestia a parte, por supuesto).
La formación de personas adultas no es una etapa educativa estanca, sin relación con etapas educativas anteriores o posteriores. Nuestro alumnado procede (o no) de los centros de secundaria a los que vuelve (o no) para cursar otras formaciones. Muchos de ellos también acceden a la Universidad, tienen hijos que estudian y a los que echan un cable... En definitiva, no estamos aislados dentro del sistema educativo.
La formación de personas adultas no es una etapa educativa estanca, sin relación con etapas educativas anteriores o posteriores. Nuestro alumnado procede (o no) de los centros de secundaria a los que vuelve (o no) para cursar otras formaciones. Muchos de ellos también acceden a la Universidad, tienen hijos que estudian y a los que echan un cable... En definitiva, no estamos aislados dentro del sistema educativo.
La formación de personas adultas es algo más que enseñar a leer y escribir a personas mayores, cosa que también nos ocupa (y nos encanta, por cierto). La educación permanente ha cambiado muchísimo en los últimos años y hoy en día realizamos formaciones muy diversas que contemplan perfiles de alumnado muy variados.
En los centros de adultos no se vive muy bien. O sí, pero no porque nos toquemos las narices y todo sea una balsa de aceite. También tenemos problemas muy serios. Como podéis imaginar, nos faltan personal, recursos humanos, económicos y materiales y, además, muchas veces tenemos la sensación de no ser comprendidos ni por la administración ni, como digo, por los compañeros de otras etapas educativas.
La formación de personas adultas es un espacio generador de segundas oportunidades para personas que por distintas circunstancias no han podido finalizar sus estudios. También es un espacio perfecto para la reorientación profesional, para el reciclaje. Gran parte de nuestro alumnado busca un giro profesional, complementar su formación o, simplemente, el placer de formarse para aprender cosas nuevas y relacionarse e integrarse en su comunidad.
La formación de personas adultas no es una etapa alejada de la innovación educativa. O, como mínimo, no más que el resto de etapas educativas del sistema. Existen una infinidad de proyectos que demuestran la creatividad, originalidad y esfuerzo desempeñados por el profesorado y alumnado de los centros de adultos. Que no se nos acostumbre a ver por los congresos y jornadas presentando nuestros proyectos no significa que no existamos.
Quizá como reacción ante este "olvido administrativo", los centros de adultos demuestran, cada vez más, muchas ganas de colaborar entre ellos, de tejer redes de intercambio y de promover una visibilización real de su práctica educativa. Existen numerosas muestras de ello en forma de jornadas específicas y de iniciativas individuales y colectivas que nos acercan y nos posicionan en un paradigma más colaborativo.
Los centros de adultos no son (o no deberían ser) reproductores de modelos tradicionales de aprendizaje. Podemos (y debemos) afrontar el aprendizaje desde nuevas perspectivas que se adapten a las necesidades de nuestro alumnado. ¿Lo hacemos siempre? Ni mucho menos, pero me consta que se están moviendo muchas cosas en el ámbito de la educación permanente.
Los centros de adultos no son (o no deberían ser) cementerios de elefantes docentes (que se enfade quién quiera) donde reposar los últimos años antes de la ansiada jubilación. Si esa es tu idea te animo a que te vayas por donde has venido. De hecho, tenemos infinidad de compañeros y compañeras con mucha experiencia que demuestran con su ejemplo diario la fuerza y las ganas con las que necesitamos afrontar el trabajo en los centros de adultos. Lo dicho, si vienes de paseo, ¡Go Home!
Pues eso, que la cosa no es tan sencilla como parece. Si ejerces la docencia en esta etapa educativa seguro que tienes más ideas para definir lo que significa para ti la educación para personas adultas. En ese caso, te animo a que añadas tus propuestas en los comentarios. Por otra parte, puedes conocer más sobre el día a día de los centros de adultos visitando la Comunidad de docentes para la formación de personas adultas en Facebook o siguiéndonos en @fadultos. Echa un vistazo y nos cuentas.