martes, 27 de febrero de 2018

5 motivos para reforzar las relaciones entre los institutos de educación secundaria y los centros de formación de personas adultas

Hace unos días publicaba este tuit (perdón por la autocita, otra vez):


Y es que quizá habrá que hacer un pensamiento. Es un hecho constatado que muchos centros de formación de personas adultas están recibiendo un desembarco masivo de chicos y chicas, cada vez más jóvenes, que vienen (en principio) a retomar sus estudios y a continuar con su formación. Es cierto, también, que esto siempre ha sido así; los centros de adultos siempre han asumido parte del fracaso escolar de la enseñanza secundaria, aunque intuyo que de un tiempo a esta parte esta tendencia se ha intensificado de manera significativa. De hecho, nuestro centro es, en este sentido, claramente representativo. A día de hoy, contamos con aproximadamente un 50 por ciento de alumnado menor de 25 años, del cual un 20 por cierto es, directamente, menor de edad. Se trata, además, de una tendencia que parece que se va a prolongar en los próximos años, así que habrá que ir acostumbrándose. 

Ahora bien, no podemos permitir que este trasvase de alumnado se convierta en una simple manera de trasladar un problema de una etapa educativa a otra. No digo con esto que los institutos de educación secundaria lo estén haciendo de este modo, aunque de todo habrá, pero sí que si no existe una red de trabajo conjunta y coordinada entre ambas etapas educativas esta tendencia puede llegar a colapsar, si no lo está haciendo ya, algunas formaciones de los centros de adultos. Pienso sobre todo en la educación secundaria obligatoria y los cursos de preparación de pruebas de acceso a ciclos formativos. Así pues, aquí van cinco motivos por los cuales considero que haremos bien en empezar a trabajar de manera coordinada con los institutos de educación secundaria de nuestra área de influencia. 

En primer lugar, para informarnos del alumnado que nos llega. Seguro que gran parte de nuestro alumnado más joven viene derivado de los institutos de educación secundaria de la zona. Y lo más probable es que si no han podido culminar con éxito la educación secundaria existan toda una serie de condicionantes (personales, académicos, etc.) que seguro que nos conviene conocer. Es cierto que en muchas ocasiones un simple cambio de ambiente puede desencallar determinadas problemáticas de aprendizaje pero, en cualquier caso, conocer el historial académico y personal de este alumnado más joven  puede ser enormemente interesante y, en este sentido, en los IES podemos hallar información valiosísima. Nos conviene, pues, coordinarnos con los institutos y establecer reuniones para conseguir hacer este traspaso de información que nos permitirá atender mejor a nuestro alumnado.

En segundo lugar, para dar a conocer nuestra oferta formativa y nuestros servicios. Ya que tenemos esta oferta desplegada y que contamos con atender a este alumnado, vamos a trabajar para ofrecerla y promocionarla in situ en los centros de secundaria. Los centros de adultos, además, desplegamos toda una serie de programas y de servicios complementarios que pueden ser enormemente útiles y atractivos para este tipo de alumnado. De hecho, la educación permanente se convierte en una nueva puerta de acceso para estos chicos y chicas que salen quemados de la secundaria o incluso de etapas superiores. Así pues, parece interesante acudir a los institutos a explicar qué hacemos y cómo trabajamos. 

Además, los centros de adultos son fuente también de importante información para los institutos de educación secundaria. Muchos de los estudiantes que abandonan los IES acuden luego a los centros de adultos e incian una nueva etapa formativa, a menudo, exitosa. Esta comunicación bidireccional puede ofrecer importante información a los IES sobre la evolución futura de su alumnado para analizar su práctica y reconducir determinadas prácticas (si fuera el caso).

En cuarto lugar, conviene que los institutos de educación secundaria sepan cómo trabajamos, cuáles son nuestras principales problemáticas y necesidades, cuáles nuestros puntos fuertes. Conviene también, que sepan que no somos un aparca-alumnos, que en los centros de educación para adultos no se producen milagros (bueno, a veces casi 😎) y que son espacios que pueden ser enormemente válidos para recuperar a gran parte del alumnado, pero que no todo el mundo puede ser derivado a un centro de educación para personas adultas. Para ello conviene, pues, que nos conozcamos mutuamente y que nos ayudemos a trabajar de manera coordinada. Me consta que de estas colaboraciones surgen iniciativas e intercambios de enorme valor académico y organizativo.

Y, por último, porque el trabajo en red siempre funciona. Si compartimos, en algunas etapas y formaciones, el mismo perfil de alumnado parece mucho más inteligente sumar esfuerzos que no ir cada uno por su lado. Así pues, podemos buscar estrategias de trabajo colaborativas, crear proyectos conjuntos o contribuir a la orientación académica de distintos perfiles de estudiantes. 

Se trata, en definitiva, de ofrecer respuestas a nuestro alumnado apoyándonos en todos los agentes de nuestro entorno y, en este sentido, los institutos de educación secundaria, nos guste o no, constituyen una de las instituciones de referencia para la educación permanente por la relación directa que existe entre nuestra oferta académica y la suya. Pues venga, ¡manos a la obra!


jueves, 22 de febrero de 2018

Trastos, cachivaches digitales y educación

Estos días he tenido la suerte de compartir una formación con compañeros docentes de otras etapas educativas, básicamente de infantil y primaria, sobre el uso de herramientas tecnológicas para promover eso que ha venido a llamarse el aprendizaje activo. Así pues, hemos presentado algunos de los proyectos que hemos llevado a cabo en la escuela y hemos trasteado distintas aplicaciones que pueden tener un uso interesante. 

En fin, que compartiendo con los compañeros algunos proyectos y propuestas desarrollados durante los últimos años me vienen estas ideas a la cabeza y aquí las presento, sin demasiado orden ni concierto, todo sea dicho.
  • Que existen innumerables herramientas tecnológicas que nos permiten variar nuestra manera de trabajar y hacer cosas distintas.
  • Que hacer cosas distintas no siempre puede funcionar y, es más, no siempre es necesario.
  • Que conocer nuevas herramientas nos da más alternativas en nuestro trabajo, pero no nos convierte en mejores docentes.
  • Que no investigar y trastear nuevas herramientas o aplicaciones no nos convierte en peores docentes, sí acaso en más pasivos. 
  • Que cualquier propuesta de aprendizaje que convierta en imprescindible una herramienta no tiene demasiado recorrido.
  • Que, sin lugar a dudas, lo analógico tiene enorme valor y merece ser respetado, mantenido y potenciado.
  • Que lo virtual no es demoníaco ni hay que arrinconarlo porque sí, sino valorarlo en su justa medida y adaptarlo a nuestras necesidades reales. (Para los suspicaces: nuestras = alumnado + profesorado).
  • Que las herramientas deben adaptarse a las propuestas de aprendizaje y no a la inversa.
  • Que vincular propuestas de aprendizaje con las necesidades del entorno normalmente ofrece resultados muy interesantes.
  • Que investigar usos de nuevas aplicaciones requiere de tiempo y dedicación y que, por tanto, cabe planificarse para no agobiarse ni volverse loco.
  • Que, precisamente porque descubrir nuevas herramientas significa una importante inversión en tiempo, hay que buscar espacios para compartir lo aprendido con los compañeros: trabajo en red, vamos.
  • Que el alumnado, en general, agradece variar las estrategias de trabajo (o no).
  • Que usar herramientas al tuntún, sin una planificación coherente, solo puede conducir a un fracaso estrepitoso (lo dice un servidor por experiencia).
Por cierto, el taller del cual surgen estas ideas se trata de un plan de formación local donde participamos profesores de los tres centros de educación infantil y primaria del municipio y la escuela de adultos municipal. No parece mala idea poner a trabajar juntos a los docentes de los centros educativos de, en este caso, un mismo municipio. ¡A ver si, entre todos, conseguimos darle continuidad!



domingo, 18 de febrero de 2018

La educación de la estafa

Leo con atención a Moisés Naím en el El País (¿Cuál es la mayor estafa del mundo? La educación) y no dejo de sorprenderme de que discursos tan simplistas y vacíos consigan tanta resonancia mediática y, me temo, tanto aplauso en según qué foros. Plantea Naím, según lo entiende un servidor, que la escuela es un espacio donde se aprende poco, o nada directamente, y que, por si fuera poco, cuesta mucho dinero a los estados. Pues sí, mal que le pese a algunos la escuela cuesta dinero. Hay que pagar a personas para que desarrollen su trabajo y hay que mantener unas infraestructuras decentes para que las personas se puedan formar. Aunque siempre podríamos privatizar el chiringuito, ¿verdad?

Además, como lo tiene clarísimo, el escritor venezolano se arranca y se anima a señalar a los principales culpables de que la escuela se haya convertido en un espacio vacío de contenido. Primero, por supuesto, que "muchos de los maestros son tan ignorantes como sus estudiantes y que sus niveles de absentismo laboral son muy altos". Otra de las causas la ubica en el freno que suponen los sindicatos para la renovación de la profesión. Claro, mucho mejor una educación sin representantes sindicales que torpedeen las innovadoras políticas de los gobiernos de turno. Pero seamos justos con Naím, señala también, de pasada eso sí, que la malnutrición o la falta de medios en según qué países podrían ser también causa del fracaso de la escuela como espacio de aprendizaje.

Y ya puestos, pues se anima a iluminarnos con sus propuestas para solucionar tal desbarajuste. Con un párrafo le basta, oigan. Primero, medir para tomar decisiones. Uno tiene la sensación de que estamos constantemente midiéndonos pero a Naím todas las pruebas, reválidas y diagnósticos del sistema educativo mundial le saben a poco. Es insaciable y quiere todavía más. Como segunda propuesta proclama la necesidad de "darle más peso a la calidad de la educación". No añade mucho más, así que esperaremos un nuevo artículo en El País para ver si profundiza en la idea. Agárrense que para la tercera y la cuarta propuestas que nos permitirán revolucionar el sistema educativo mundial Naím empeña la friolera de tres líneas y media: "Tercero: empezar más temprano. Cuanto más mejore la educación a edades tempranas, más capaces de aprender serán los estudiantes de primaria y secundaria. Cuarto: usar la tecnología de manera selectiva y no como una solución mágica. No lo es". 👏👏👏

En fin, lo dicho, con muy poco Naím se empeña en desprestigiar una institución, la escuela, que sin duda presenta grandes problemas y retos pero que no pueden ser abordados de manera seria con planteamientos tan maniqueos y simplistas como los expresados por el autor venezolano. No negaremos desde la aquí la necesidad de transformación de la escuela en muchos ámbitos, pero responsabilizar al profesorado, sindicatos y a la situación de probreza de determinados colectivos y países resulta una opción muy facilona para alguien del currículum de Naím. Pues eso, lo dicho, mucho ruido para muy, muy poquita cosa.


jueves, 15 de febrero de 2018

Docentes magistrales

En los últimos tiempos las redes sociales andan calentitas con el tema de la innovación y la no innovación educativa. Este (falso, a mi entender) debate normalmente se produce entre dos bandos aparentemente irreconciliables: los profesores tradicionalistas y los docentes innovadores. Los primeros, supuestamente, son auténticos diplodocus defensores de la escuela tradicional (sea lo que sea eso), mientras que los segundos son adalides de las nuevas herramientas y estrategias de aprendizaje, léase metodologías activas, flipped classroom, gamificaciones varias y cualquier metodología acabada en ing (para más información véase Mapa léxico de la innovación educativa para despistados).

En este debate ha habido un recurso o herramienta (supongo que tradicional) que, a mi entender, ha sido puesto en el candelero de manera injusta y simplista. Se trata de la clase magistral. Pregunta Jordi Martí en su Educative Innovéision que "¿por qué no hablamos más de la clase magistral? De aquella impartida por quien sabe mucho y además es capaz de capturar la atención de todos los que le están escuchando. Ser capaz de exponer [...] alguna cuestión de interés y no caer en el bostezo repetitivo de quien se halla delante es algo maravilloso". Y es que estoy totalmente de acuerdo. Escuchar y aprender de alguien que tiene profundos conocimientos sobre cualquier tema y que, además, sabe transmitirlos de manera apasionada y directa puede llegar a ser una experiencia memorable. No se explica de otro modo el éxito internacional de plataformas como TED, donde el formato es tan sencillo como el de una persona hablando durante un rato sobre distintos temas.

Pero claro, como cualquier otra herramienta, la clase magistral necesita de cierta pericia y de un dominio de la técnica notable. Todos hemos sido martirizados con clases-ponencias-charlas-conferencias (anti)magistrales, incluso en congresos y jornadas donde lo que se presentaban eran experiencias supuestamente innovadoras basadas en el aprendizaje activo. Cualquiera no puede dar una clase magistral de calidad, igual que cualquiera no puede trabajar por proyectos o montar un curso gamificado. Toda herramienta requiere de una buena preparación y formación. Y la clase magistral, me temo, no es ninguna excepción. También es cierto que, como cualquier otro recurso, quizá sea interesante combinar la clase magistral con otras herramientas que permitan diversificar las estrategias de enseñanza y aprendizaje. Y es que me parece que no hay recurso que sirva de muleta para siempre y para todo. En este sentido, insisto en la idea del docente como navaja suiza (véase Hooligans, negacionistas y navajas suizas).

Pensaba sobre todo ello y me vino a la mente uno de mis profesores de ciencias sociales durante la secundaria y el COU. Es cierto que visto en perspectiva le detecto un montón de tics de los que intento huir como profesional, pero en aquella etapa nos tenía ganados a todos para la causa. Clase tras clase, el tipo se limitaba a desgranar las claves del temario de Historia del arte del COU paseando de lado a lado de la pizarra y enseñándonos un carro de diapositivas azules de tan quemadas como estaban. Y con tan magros recursos conseguía que una chavalada de 35 personas le escuchara embobada y en silencio sepulcral sesión tras sesión. Un servidor debe reconocer que quizá le dedicó más tiempo al futbolín del que debiera durante los años de instituto, pero nunca en las horas de historia o de historia del arte. Y es que eran clases de disfrute asegurado. Y no creo que fuera un cuestión puramente personal. De aquellas promociones acabamos coincidiendo bastantes alumnos en la facultad de historia de la Universidad de Barcelona y me parece que mi profesor, con su método antediluviano, tuvo mucho que ver en ello.

Pues eso, a lo que iba, retomando las palabras de Jordi, creo que "la clase magistral debe existir. Al igual que existen nuevas metodologías de enseñanza. Combinada con lo que sea pero siempre manteniendo su lugar en un entorno de aprendizaje". Se trata de un recurso que, bien utilizado, es rápido, directo e igualmente válido. Ahora bien, cabe dedicarle algún tiempo para evitar que se convierta en el potro de tortura al que nos han sometido más veces de las que, sin duda, merecíamos (o no). Pues eso, desde aquí mi reconocimiento para esos profes que hacen un uso magistral de la clase magistral y que son, por lo tanto, docentes magistrales. 😉


martes, 6 de febrero de 2018

4 años De vuelta

Pues hoy hace cuatro años publicamos por aquí el primer post de De vuelta. Como decimos siempre, no sabíamos entonces que la cosa daría para tanto, la verdad. Este espacio ha servido para conocer a gente fantástica, para desarrollar un montón de proyectos y, sobre todo, para aprender un montón. Así que muchas gracias a los que alguna vez pasáis por aquí a dar un vistazo y especialmente a los que dedicáis un pedacito de vuestro tiempo a dejar vuestras impresiones. ¡No sabéis cómo se agradece!

Un besazo a todos y aquí os dejo con algunas de las entradas más visitadas en todo este tiempo. ¡Seguimos De vuelta!