La semana pasada me ventilé "No is not enough" (Decir "No" no es suficiente), el último libro de la autora canadiense Naomi Klein. En él, Klein realiza un perfecto análisis de los factores que han favorecido el ascenso de Trump a la Casa Blanca y de los mecanismos que tenemos los ciudadanos para tratar de hacer frente a las políticas neoliberales impuestas desde gobiernos como el del multimillonario americano. Aunque bien, no solo eso...
La tesis del libro, como reza el título, va un poco más allá. Klein considera que la oposición frontal a las políticas impuestas por el sistema ultraliberal son necesarias pero no son suficientes para frenar su impacto. La autora argumenta que la simple oposición no acaba con el problema. Propone, pues, que desde la sociedad civil (también desde la esfera política) propongamos alternativas eficaces y realistas para abrir nuevas vías de desarrollo alejadas de los postulados netamente neoliberales. Pone como ejemplo, en este sentido, el "Leap Manifesto" elaborado por parte de la sociedad civil canadiense para tratar de hacer frente a los desmanes llevados a cabo en los distintos frentes social, mediambiental y económico a lo largo de los últimos años.
Leía yo a Klein y reflexionaba sobre nuestro posicionamiento como docentes ante EL SISTEMA educativo. Lo mismo me equivoco pero me temo que en nuestro día a día a menudo caemos en la crítica frontal (con mayor o menor fundamento) y nos alejamos de posicionamientos más constructivos y proactivos. Que nadie entienda esto como una defensa al sistema, ni mucho menos. Existen toda una serie de problemas estructurales que deben ser solventados lejos de nuestro ámbito de actuación profesional. No obstante, considero (coincidiendo con Klein) que la crítica por defecto (sin propuestas de actuación) no contribuye a salir de la parálisis en la que nos puede ubicar el sistema, mientras que la elaboración y el diseño de alternativas de trabajo, además de ofrecer nuevas vías de desarrollo, nos da aire para coger nuevas fuerzas y hacer frente a las imposiciones e injusticias del propio sistema.
Así pues, hago míos los consejos de Klein para el ámbito social y, llevándolos al terreno educativo, propongo reforzar la relación entre los dististos agentes de la comunidad para ofrecer nuevos modelos de trabajo que permitan atender debidamente a nuestro alumnado en condiciones óptimas. Y es que en el fondo quizá tenemos más fuerza de la que creemos...
PD: Recomiendo totalmente la lectura del libro, aunque reconozco que soy muy fan de Klein. Por aquí tienes otra lectura (desde el punto de vista educativo) de su libro, ya clásico, La doctrina del shock.