viernes, 29 de enero de 2016

Buenas prácticas (también) en educación de adultos

Los compañeros de etapa educativa de Madrid celebran el próximo día 10 de febrero la I Jornada de buenas prácticas en educación de adultos, un encuentro donde visibilizar y poner en común toda una serie de prácticas y proyectos educativos desarrollados durante el curso pasado para trabajar y mejorar el rendimiento del alumnado. Una jornada interesante donde descubrir proyectos de todos los ámbitos curriculares dirigidos al alumnado adulto, clara muestra de que la educación permanente también se mueve y está atenta a las necesidades y demandas de sus estudiantes.

Se trata de un evento que me ilusiona por dos motivos. Primero, por la visibilidad que ofrece a una etapa educativa que no siempre encuentra presencia en este tipo de foros. El profesorado de la educación de adultos sabe de lo que hablo. Por otro lado, porque los compañeros del CEPA Sierra Norte presentarán mapaTIC, uno de los proyectos en los que nuestro centro ha colaborado a lo largo del 2015. Una experiencia fantástica de la que ya hemos hablado por aquí en alguna ocasión en Colaborando sabe mejor... o en Profesores en red, centros en red

En fin, una lástima no poder asistir, aunque me dicen que quizá se retransmita en streaming. Si finalmente es así, sin duda que estaremos atentos a las propuestas presentadas. Además, seguro que muchos profesores de adultos del resto del país estaremos tomando nota para, quién sabe, quizá reproducir el modelo de jornadas en nuestras comunidades y contribuir así a la visibilización de las buenas propuestas existentes en la educación permanente.¡Que no son pocas!

jueves, 21 de enero de 2016

Reproducir, transformar (o acabar el temario)

Dicen que la escuela es un mecanismo reproductor de los modelos sociales que deben ser perpetuados. Que la escuela debe garantizar la continuidad del orden social establecido. Que los centros educativos deben ser, en primer lugar, espacios para la socialización de nuestra muchachada para, más tarde, en etapas superiores, convertirse en espacios formativos de calidad para preparar a los profesionales del mañana. Dicen, también, que cualquier discurso alternativo no solo no es realista, sino que no es posible. Que lo importante es aprender bien y prepararse para acceder con garantías de éxito al mercado laboral.

Otros dicen, por contra, que la escuela debe contribuir a formar ciudadanos críticos. Que el espacio educativo debe ser un espacio para la transformación social y para la liberación democrática. Que nuestras aulas, ya desde etapas iniciales, deben formar en la autonomía y el espíritu crítico huyendo de cualquier tipo de utilitarismo académico. Que en la escuela se debe reflexionar, descubrir, investigar, comprender... En definitiva, huir del acriticismo educativo que nos quieren imponer "los otros". Vaya, que el cambio de modelo, de sociedad, pasa de manera inevitable por la escuela.

Leo a Angel Santamaría en Heducación se escribe sin h que "esa radical oposición en la definición de la escuela como esencialmente reproductora o fundamentalmente transformadora en reacción a los mecanismos reproductores que trata de imponer, es el eterno debate sociológico sobre el fin mismo de la educación". Dos modelos, dos ideas, claramente contrapuestas sobre lo que debería ser la escuela. Uno, actual dominador en el panorama internacional; el otro, eterno aspirante a iniciar el cambio que parece estar preparado pero que, por uno u otro motivo, no acaba de arrancar.  Es una lástima que, mientras tanto, la mayoría de docentes no tengamos tiempo para dedicarnos a estos interesantes debates. Y es que, ya se sabe, ¡uno tiene que acabar el temario! 


martes, 19 de enero de 2016

Maestros con los niños de Siria

Hace unos días recibí una invitación de Manu Velasco para contribuir con un texto al blog colaborativo "Maestros con los niños de Siria", plataforma que tiene como objetivo visibilizar el drama de miles y miles de personas, muchas de ellas niños y niñas, que han tenido que abandonar su país como consecuencia de la guerra civil. 

Como historiador que uno es, me vino a la cabeza lo rápido que olvidamos nuestro pasado. Supongo que responde a un mecanismo lógico que, por otra parte, seguramente sea de lo más humano. No obstante, no deja de parecerme triste que, cargando la mochila que llevamos sobre nuestras espaldas, podamos obviar realidades como las que aquí bien cerca y en este preciso instante están viviendo miles de personas.

En fin, a pesar de ser consciente de que su alcance es totalmente insuficiente, reconforta ver a centenares de compañeros de profesión dedicados a visibilizar y, sobre todo, a trabajar con su alumnado este tipo de realidades para plantificárnoslas en los morros. Pues eso, no olvidemos y no obviemos que hay mucha gente que sufre, que se juega la vida -perdiéndola en muchas ocasiones, la suya o la de sus seres queridos- para huir de la barbarie. Qué menos que un esfuerzo para tenerlos bien presentes.

Aquí va mi pequeña contribución: Correspondencias.

NOTA: Para participar en el blog "Maestros con los niños de Siria" o para estar informado de las iniciativas que surjan en torno al proyecto puedes dirigirte a @SolidaryTeacher.

miércoles, 13 de enero de 2016

Alumnado alumnizado

Recupero un concepto que leí a Jordi Domènech citando a Débora Kozak (siendo amigos, me perdonarán si la cita no fuera correcta) para explicar un hecho que se me presenta en los últimos tiempos cada inicio de trimestre. Se trata del concepto o idea de "alumnado alumnizado". Entiéndase por alumno o alumna alumnizado, en el género que corresponda, (al menos ésa fue mi interpretación) aquel que, metodológicamente hablando, no se anda con demasiadas historias. Me explico. Se trata, en líneas generales, de un tipo de alumnado de libro de texto, apuntes y examen final, con su recuperación y tal. Al alumnado alumnizado no le marees con proyectos ni problemas cercanos a su realidad cotidiana. Tampoco es demasiado amante de las rúbricas ni de la autoevaluación ("pon la nota tú, profe, que para eso te pagan"). Huye, también, de los trabajos en grupo y del rol central del aprendiz en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En definitiva, al alumnado alumnizado ofrécele una buena explicación del tema, plantifícale a final de trimestre un buen examen final -ristra de actividades preparatorias mediante- y aquí paz y después gloria.

En Cataluña, el curso de graduado en educación secundaria para personas adultas  se organiza mediante módulos trimestrales. Ello permite que, cada tres meses, nuevos alumnos se incorporen a nuestros centros para cursar esta formación. Así pues, estos primeros días de clase nos dedicamos, como es lógico, a presentar los contenidos, metodologías y sistemas de evaluación que vamos a poner en práctica durante los próximos meses. En los últimos tiempos venimos ensayando nuevas maneras de trabajar con estos grupos. Ya hemos dicho por aquí en más de una ocasión que determinadas formaciones de los centros de adultos están siendo copadas por alumnado expulsado -literalmente, en muchos casos-, de manera más o menos reciente, de los centros de educación secundaria. Decidimos pues, hace unos años, optar por metodologías más o menos activas que favoreciesen otra relación del alumnado con el aprendizaje. En ello seguimos.

¿Cuál es la respuesta general de un alumnado acostumbrado a años y años de apuntes, resúmenes, lecturas obligatorias y exámenes finales cuando, de repente, se encuentra con la desaparición del libro de texto, con el encargo de desarrollar una audioguía literaria, diseñar una guía de viaje, crear su propio medio de comunicación, realizar un anuncio televisivo o crear una obra artística? Pues, en general, la primera reacción es de sorpresa, claro. Y la segunda, normalmente, es la de preguntar por el examen. La gran mayoría, a pesar de las reticencias iniciales, acaba entrando al trapo y disfrutando del proceso de trabajo (y, huelga decirlo, aprendiendo muchísimo). En líneas generales, pues, estamos contentos. Muchísimas cosas a mejorar pero buenas sensaciones. Además, el número de graduados en los últimos años ha crecido notablemente, aunque no se trata tan solo de cifras. Lo más interesante es apreciar las dinámicas colaborativas que se generan en el aula y, sobre todo, la recuperación de la confianza perdida a lo largo de años y años de ostracismo académico de muchos de nuestros estudiantes. No obstante, siempre queda quien recela y pide una vuelta a estrategias y metodologías, digámoslo así, más tradicionales.

Y es más que lógica, y lícita, esta demanda, por supuesto. Se trata de dinámicas de trabajo interiorizadas intensamente por la fuerza del tiempo. De tal manera, con tal intensidad, de hecho, que nos resulta de lo más normal que el principal mecanismo de evaluación presente en los centros educativos, cada vez en etapas más tempranas, dicho sea de paso, sea responder con bolígrafo -azul o negro- sobre un papel cuestiones de distinta índole. Exámenes, le llamamos, y al parecer su superación resulta una prueba inequívoca de conocimiento y capacidades varias. 

En fin, que no se me ocurre mayor agente "alumnizador" de nuestros alumnos que el propio profesorado ("profesorizado", añadiría). Quizá sea el momento de mirarnos al espejo y buscar nuevas vías de trabajo que permitan "desalumnizar" a nuestro alumnado y, de paso, "desprofesorizarnos" un pelín, nosotros también. "Palabros" al margen, no me parece ninguna tontería, la verdad.

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viernes, 8 de enero de 2016

Sobre lo realmente importante en educación

Empezamos el año hablando sobre lo realmente importante en educación. Empezamos también con una recomendación bloguera, cosa poco habitual en estas páginas. Y no será porque no hayan mil y un espacios de reflexión educativa de interés (véase el trabajazo de compilación realizado en este sentido por @xarxatic en el apartado Edublogs de su bitácora personal). Tantos, de hecho, que no damos abasto. En cualquier caso, quisiera presentar un blog que he descubierto hace muy poco y que me parece un gran hallazgo porque, en mi opinión, centra su punto de mira en (lo que debería ser) la clave de nuestra profesión: nuestro alumnado.

Recuerdo que antes de empezar a escribir en DE VUELTA traté de diseñar una estructura basada en varios ejes temáticos sobre los cuales reflexionar desde mi experiencia personal. Así pues, por un lado, me planteaba visibilizar el día a día de los centros de personas adultas, eternos olvidados del panorama educativo nacional. Las aventuras y desventuras del profesorado de los centros educativos era otra de las líneas de trabajo que pretendían abrirse. Lecturas educativas y temas de actualidad debían, también, tener una presencia importante en DE VUELTA. Y así, poco a poco, fue apareciendo una especie de prototipo con el que empezar a trabajar. Ésta era la idea inicial, claro, después salió lo que salió...

Otro de esos ejes temáticos era, como no podía ser de otra manera, el alumnado. La idea era reflexionar (empatizar, comprender, descubrir, conocer...) sobre/con/a esas personas que dan sentido a nuestros centros educativos y que, en muchas (quizá demasiadas) ocasiones son, paradojas de la vida, los grandes olvidados del tinglado.  Pensé, incluso, en dar voz a algunos de esos alumnos en mi blog para dar a conocer experiencias de éxito (y no me refiero solo a resultados académicos) para, también de esta manera, dar a conocer la importancia del trabajo desarrollado en los centros de adultos.  Pensé, de hecho, en varios formatos posibles: historias de vida, entrevistas... El caso es que 130 publicaciones más tarde no ha aparecido ni un solo testimonio de mi alumnado por aquí...

Y en estas que descubrí "Vislumbramos", el fantástico blog de Max Alcañiz, entusiasta profesor de un centro de adultos con amplísima experiencia en distintas etapas y realidades educativas. La idea es sencilla y, como suele ocurrir en estos casos, genial a la vez. Se trata de poner en relación escuela y vida mediante la narración de la experiencia concreta de exalumnos con los que el autor ha coincidido a lo largo de los casi veinticinco años que lleva desarrollando la docencia. ¿Qué fue de aquel alumno revoltoso?, ¿Dónde andará aquella señora que con tanto entusiasmo venía a la escuela? Pero en Vislumbramos no encontramos simplemente historias de vida, ni mucho menos. Aparecen también reflexiones sobre la profesión realizadas después de (re)establecer el contacto con exalumnos, en algunos casos muchos años después de haber abandonado las aulas. Así pues, son textos que tienen la fuerza del contacto directo entre personas, más allá de la jerarquía que, queriendo o no, establecemos profesores y alumnos en nuestro contacto en los centros educativos.

En definitiva, me parece una manera muy inteligente y sincera de reflexionar sobre nuestra profesión. Creo que Vislumbramos le otorga al alumnado la importancia que realmente merece, ubicándolo en el centro del proceso y recordándonos el lujo que tenemos de poder compartir durante meses, años a menudo,  fragmentos de la vida de tanta y tanta gente. Démosle, pues, la importancia que se merece.

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