La verdad es que uno no anda demasiado sobrado de tiempo. Entre la familia (creciente), el trabajo en el instituto, compromisos varios a los que uno no sabe decir que no y algún que otro extra laboral, sumado a aficiones deportivas que requieren de cierto volumen tiempo, pues la verdad es que la gestión del (menguante) tiempo se convierte en el gran reto de cada semana. De hecho, una de las principales víctimas de la tremenda agenda es esta bitácora, antaño fecunda y hoy en día en proceso de descomposición definitivo. Me temo. Aunque esto será tema para otro día. Y en estas, se nos ocurre ponernos a organizar el I Congreso Estatal de Educación de Personas Adultas. ¿No querías caldo...?
Insisto, no tengo demasiado tiempo, así que iré al grano. ¿Por qué, con la que está cayendo, con el escaso tiempo disponible, uno se anima a organizar junto a tres grandes amigos un evento de esta magnitud? Pues me salen varios motivos y todos hablan muy bien de la importancia de los centros de educación de personas adultas, así que los quiero compartir aquí con vosotros.
Primero, porque era necesario un encuentro a nivel estatal entre los miembros de la comunidad educativa de los centros de educación permanente. Es cierto que en los últimos años han proliferado eventos regionales pero quizás hacía falta dar el salto hasta un encuentro de carácter nacional que ponga de relieve la trascendencia de la labor realizada desde los centros de personas adultas y el importante papel que pueden jugar en el incierto futuro que nos viene por delante. Y como ninguna administración se ponía a ello, pues ya lo hemos hecho nosotros.
Segundo, porque yo he vivido en primera persona como la tarea realizada en los centros de personas adultas ha salvado la vida profesional de muchísimas personas en contextos de crisis. Y de eso hace bien poco. ¿Quién no recuerda el impacto de la crisis de 2008? No me parece un lugar común decir que los centros de educación permanente ofrecen enormes posibilidades de reinvención a colectivos muy diversos. Debemos, pues, promover la visibilidad de todas esas experiencias de éxito que tienen lugar en los centros y posibilitar su réplica y/o adaptación en contextos similares. Para ello pondremos a disposición este Congreso.
Tercero, porque los centros de educación de personas adultas son espacios de encuentro entre colectivos muy diversos, porque en muchas ocasiones reciben con los brazos abiertos a personas de colectivos vulnerables que debemos cuidar y fortalecer entre todos. Por ello, necesitamos centros fuertes y robustos, con los recursos necesarios para responder a todas estas demandas y nuevas/viejas necesidades. Debemos pues reivindicar todas estas cuestiones y espero que usemos también el Congreso para ello.
Y, cuarto y último (¿os he dicho que no tengo tiempo?), porque es un lujo poder hacer todo esto con gente tan apasionada por la educación de personas adultas. Claro, hablo de Diego, Max y Josep. Sobre todo. Pero también de todos aquellos que acabásteis con las plazas disponibles en media hora; con los doscientos que os habéis inscrito después; con las decenas que estáis enviando vuestras experiencias; con los ponentes que de manera altruista van a compartir su conocimiento en este evento. Un Congreso que es de todos y todas, porque lo hacemos entre todos y todas.
Este es un evento de coste 0. Mentira, 6€ llevamos gastados invertidos en la organización (por cierto, chicos, me debéis una caña). No era cuestión de recursos, sino de ganas. Y no tenemos un duro, ¡pero de ganas andamos sobrados!