sábado, 5 de febrero de 2022

El nuevo currículum en Cataluña o cómo conducir con un mono con una ballesta al lado.

Perdón por el título, que me ha quedado largo. Pero resume a la perfección la sensación que tenemos muchos en los centros educativos de Cataluña desde hace tiempo. El Departament d'Educació de la Generalitat de Cataluña ha decidido implementar una serie de cambios curriculares para el año próximo. Desde modificaciones más o menos cosméticas de los sistema de calificación, hasta aspectos más estructurales como la propia organización del bachillerato, los cambios tienen su miga y pretenden ejecutarse ya durante el siguiente curso 2022-2023. ¿Confianza de un servidor en los supuestos beneficios que pueda aportar el nuevo currículum? Absolutamente ninguna. ¿Por qué? Vamos con algunos motivos.

1. Por la manera de comunicarlo a los centros. Un día antes de informar a los centros se filtra la noticia y la concreción de las medidas por varias vías. Es ya es un clásico en la administración educativa catalana que las direcciones de los centros se enteren de aspectos de relevancia por los medios de comunicación. Al día siguiente de la filtración, vía conferencia telemática, se informa de toda un serie de modificaciones curriculares que entrarán en vigor el próximo curso. Eso sí, se dan unos días (¡!) para realizar aportaciones al borrador. En plena gestión de la pandemia y con la que está cayendo en los centros. Sensibilidad cero y ganas de escuchar propuestas menos aún.

2. Por lo intrascendente de los mismos. Ninguno de los caballos de batalla de la educación catalana se atiende con el nuevo borrador. Cero referencias a los presupuestos ni, por supuesto, al incremento de la inversión de acuerdo a lo definido en la Llei d'Educació de Catalunya. ¿La ratio?... ya si eso, tal. ¿Las instalaciones?... oye, que tampoco estamos tan mal. (Yo sé de un centro que recibe 4-5 módulos prefabricados en breve). ¿Dotar de más plazas de FP al sistema?... está por ver. ¿Ampliar la plantilla de profesionales?... ídem de lo mismo.  "Model d'èxit", lo llaman.

3. Por el calendario establecido. Se envía un borrador a los centros en enero (con más de 120.000 personas de la comunidad educativa confinadas), para aprobarlo en junio y ejecutarlo en septiembre. O quién diseña el calendario no tiene ni idea del funcionamiento de un centro educativo o es un psicópata de la gestión educativa. ¿Cómo orientamos, por ejemplo, al alumnado de cuarto de ESO que quiere acceder al bachillerato?, ¿con el nuevo borrador de marras o con la normativa vigente? Un cachondeo se mire por dónde se mire.

y 4. Porque no se atisba ningún tipo de planificación estratégica en las decisiones del Departament. O si se atisba, no es precisamente con el objetivo de reforzar y de robustecer al sistema de educación público. Todo lo contrario, de hecho. La sensación desde los centros (si hay alguien que no esté de acuerdo aquí tiene los comentarios para dar su opinión) es que las condiciones de trabajo son cada vez más precarias. Y precisamente en un momento especialmente sensible con la que nos ha liado la pandemia.

En definitiva, que no sé si se trata de las mejores fechas para realizar cambios que, no solo no dan respuesta a las necesidades más urgentes del sistema, sino que ponen a los centros, especialmente a las direcciones, en un brete constante. Lo mismo alguien debería darle una vuelta y poner un poco de cordura en este asunto, pero me temo que el vuelo ya ha despegado y lo pilotamos, como en aquel anuncio de hace años, (que no se me ofenda nadie) con un mono con una ballesta a nuestro lado.

2 comentarios :

  1. Y añado: borrador solo visible desde portal de centros, no para toda la comunidad educativa

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