En los últimos meses, un poco de manera improvisada, he convivido muy de cerca con la experiencia del mundo de la preparación de oposiciones al cuerpo de enseñanza secundaria. Reconozco que organizar un proceso selectivo para cubrir miles de plazas no debe de ser nada sencillo pero, en mi opinión, todo el proceso desprende una fragancia algo decimonónica. Es por eso que quisiera lanzar algunas preguntas-reflexiones sobre el mismo. Por cierto, no todas se dirigen a la administración. Y es que uno ve a su alrededor algunos comportamientos que no entiende propios de personas que pretenden convertirse en profesionales de la educación. En fin, una percepción totalmente personal del asunto. Ya diréis qué os parece y cómo lo véis vosotros:
- ¿Es una decisión inteligente montar un proceso selectivo durante el desarrollo del curso escolar teniendo en vilo a miles de docentes de distintas especialidades?
- ¿Es coherente mantener un temario publicado en el año 1993? Hablo, al menos, de los setenta y pico (¡!) temas de la especialidad de Geografía e Historia.
- ¿Es lógico cambiar la noche anterior a la prueba el orden de la parte escrita?
- ¿Es serio tener a ochenta tipos seis horas escribiendo sin parar sentados en una triste silla de raqueta?
- ¿En algún momento del proceso se tiene en cuenta que la persona seleccionada va a tener que trabajar con gente y, por tanto, de manera colaborativa?, ¿en serio que no es necesario evaluar esto?
- ¿Es profesional presentarte a unas oposiciones sin haberte leído la convocatoria pública y desconociendo, por tanto, los aspectos más elementales de la misma? Algunas preguntas vistas en redes sociales tendrían que ser eliminatorias...
- Relacionado con esto último, ¿por qué no establecer un espacio de contacto directo entre los tribunales y aspirantes para la resolución de dudas?
- ¿Es serio presentarte a la prueba con una programación copiada de la editorial de turno?
- ¿Tiene sentido que en la parte práctica tengas que programar una unidad sin poder consultar competencias ni criterios?, ¿alquien programa de memoria en su día a día?
- ¿Tiene sentido mantener el sistema de la encerrona una hora antes de la exposición?
- ¿Cómo es posible que en los tiempos que corren no se asegure que puedas usar conexión a internet o un triste proyector durante tu presentación?
- ¿No existe una manera de coordinar los criterios de evaluación entre los tribunales? Me consta que ha habido valoraciones muy dispares a lo largo del proceso.
- Ya que parece que las competencias serán la piedra filosofal del sistema durante los próximos años, ¿el proceso selectivo valora realmente la competencia docente?, ¿permite seleccionar a profesionales que enseñen por competencias?
- ¿Por qué la (supuesta) parte práctica de la prueba contiene a su vez más contenidos teóricos?
- ¿No sería de justicia revisar los criterios de los méritos en la fase de concurso? Es cierto que es difícil contentar a todo el mundo pero con el actual sistema se pueden producir situaciones de flagrante discriminación.
- Y la última, quizás la más gorda, ¿asegura el actual proceso selectivo que los docentes más preparados serán quienes accedan al sistema público de enseñanza?
Pues eso, muchas dudas, aunque un servidor insiste en lo difícil que debe ser montar un proceso de selección de tal magnitud. En fin, mucha suerte a todos y felicidades a los agraciados con el premio final (¿o debería decir supervivientes?) 😀
Tal vez debería siendo hora de formar un grupo representativo y crear una protesta sobre el tema. Son muchísimos los aspectos a cambiar en el tremendo y terrorífico mundo de las oposiciones.
ResponderEliminarMuy de acuerdo, Nacho. Aunque más que protesta hablaría de propuesta. Seguro que se noa ocurren alternativas mucho más coherentes que el actual proceso. En fin, ahora mismo es lo que hay. Gracias por comentar! Un saludo!
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