Con la mayoría de docentes españoles disfrutando de sus (más o menos) merecidos tres meses de vacaciones veraniegas, aquí va un listado de todas aquellas cosas que nunca verás hacer a un profesional de la educación durante su periodo vacacional. Y si detectas a algún docente que incumple los siguientes preceptos que sepas que no se trata de un auténtico docente vocacional. Ahí tienes a un/a impostor/a al cual hay que desenmascarar. Así pues, aquí van cinco acciones que un verdadero docente no hace durante sus vacaciones:
- Asistir a cursos de formación. Bueno, puede que a principios de julio algún que otro docente se haya matriculado en alguna formación específica. Bah, poca cosa. Seguro que lo ha hecho para conseguir unos puntillos para las opos, para el siguiente concurso de traslados o para cobrar el mes de agosto. Además será on-line y ya se sabe que los cursos a distancia acostumbran a ser un puro trámite. Nada, que no te engañen, los verdaderos docentes no se forman en vacaciones.
- Leer. Por no leer, en vacaciones no leen ni los docentes de lengua y literatura. Bueno, algunos el Marca, pero para el caso es lo mismo. Los docentes durante sus tres meses de vacaciones de verano desconectan de tal modo que les cuesta hasta leer la carta de tapas del chiringuito. Si ves en la barra del bar a una persona con la mirada perdida en el menú grasiento del chiringo de turno no hay duda, tienes ante ti a un/a docente. Échale un cable, anda. Pídele al camarero una caña fresquita y verás como poco a poco vuelve en sí.
- Planificar el siguiente curso académico. Decimos planificar pero podríamos ampliarlo a pensar, siquiera, en el siguiente curso. ¿Para qué?, ¿por qué evitar el subidón de adrenalina que produce llegar el 1 de septiembre a tu centro con las manos vacías a tan solo 11 días del inicio del periodo lectivo? Y es que hay aventuras que un verdadero docente no puede dejar de vivir.
- Autoevaluar el año anterior. El buen docente sabe que la autoevaluación no vale para nada. ¿Qué es eso de analizar lo ocurrido durante el año anterior? Nada del pasado es lo suficientemente importante como para enturbiar el desarrollo de tus tres mesazos de vacaciones veraniegas. Lo dicho, un docente que se autoevalúa en verano es carne de equipo directivo y, amigos, esa gente no es de fiar.
- Y, por último, disfrutar de sus vacaciones. Un docente profesional, de los de verdad, no consigue desconectar durante sus vacaciones de verano. Durante el primer mes todavía arrastra sudorosas pesadillas recurrentes con episodios vividos durante las juntas de evaluación de junio. Con el inicio del segundo mes parece que va habituándose a su nuevo estatus veraniego pero cuando parece que todo va poniéndose en su sitio, el inicio del tercer mes de vacaciones marca el principio del fin y empieza la cuenta atrás para, nunca mejor dicho, volver a empezar.
Pues nada, docentes, lo dicho, que os sean leves vuestros tres meses de vacaciones. Y nada, si se os enturbia la mirada en la barra del chiringuito pedid una caña al camarero y que la apunte en mi cuenta, que la tenéis pagada. ¡Será por dinero!
La verdad es que los docentes hoy en día tienen un trabajo super importante y hostigante a la vez, porque la carga que llevan es enorme y no es nada mas que formar a la nueva generación de profesionales de un país, en un determinado momento.
ResponderEliminarEn la https://www.uautonoma.cl/ tenemos varios incentivos para los profesores, cuestión de mejorar su estado laboral y profesional.
Me parece un excelente post, y lo haré pasar a la U para que le echen un vistazo.
Saludos y gracias!
Buenas tardes:
ResponderEliminarHola, investigando sobre autoformación, encontre tu blog
muy interesante el texto, y deja buenos aportes para pensarse la educación
desde otros enfoques. Por si algún día quiere pasar a leerme:
https://laeducacioncotidiana.blogspot.com/
Le deseo buenas tardes, un saludo desde Colombia.
Andrés Felipe Pérez Velasco