miércoles, 18 de marzo de 2020

Lo que pone de manifiesto la emergencia del coronavirus en educación (ministra a parte)

Perdón. Estoy pesadete. Pero el confinamiento da para mucho, qué os voy a contar. Hace poco me atrevía con un decálogo docente en tiempos de coronavirus y el artículo me daba para reflexionar sobre el panorama educativo que nos ha dejado el maldito bicho. En estas estábamos cuando la ministra publica esto en Twitter 👇...


... y mi cerebro cortocircuita de manera instantánea. Yo entiendo que un simple tuit no puede condensar la compleja visión estratégica de la política educativa de la ministra, que seguro que la tiene. Lo digo sin ironía, de verdad. Imagino que en este tuit simplemente realiza un comentario sobre lo que ella considera una necesidad fundamental del futuro educativo de nuestro país. Imagino, digo. Ahora bien, se me antoja que no soy el único que, cuando leo según qué comentarios y/o reflexiones sobre las "prioridades del sistema educativo", más todavia si provienen de la ministra del ramo, me echo a temblar. 

Porque, vamos a ver, ¿en serio esta crisis demuestra que necesitamos tener un sistema robusto de educación a distancia? ¿Debe ser esa la prioridad? Siendo una meta loable, que lo es (o no), creo que previamente deben resolverse infinidad de problemas que tenemos los trabajadores de la educación a diario y que, de estar solventados, hubieran permitido una gestión mucho más eficaz de la actual crisis. Vamos con algunos.

Sí, empezamos con un clásico, las ratios. Deberíamos conseguir disminuir la ratio en las aulas para poder realizar un trabajo mucho más profundo y coherente. Imaginad ser tutores de un grupo de 15 alumnos en un contexto de crisis como el actual. Las posibilidades de acompañamiento y de apoyo serían, sin duda, mucho mayores. Pues igual pasa en el día a día. Una tutoría con las ratios actuales se convierte en un ejercicio de supervivencia y de prestidigitación. Y esto es evidente que no debería de ser así.

Luego está el currículum, claro. Se me ocurre que habría que darle un buen meneo. En mi opinión tenemos un currículum extensísimo e inabarcable. Si bien es cierto que hay maneras y maneras de afrontar el currículum desde la labor docente, no lo es menos que una reordenación y simplificación del mismo quizás ayudaría al trabajo en el aula. Leo recientemente sobre la importancia de aprender en profundidad, no en amplitud. Investigadores como Héctor Ruiz Martín señalan que "las bases que unos conocimeintos bien consolidados proporcionan para construir nuevos conocimientos sobre ellos son más sólidas cuanto mejor conectados están estos conocimientos". Esto, por supuesto, requiere de más tiempo del que habitualmente le dedicamos. Y digamos que la estructura del actual currículum académico no contribuye demasiado a ello.

Absentismo y fracaso escolar (o como lo queráis llamar) son otros de los puntos negros de nuestro sistema educativo. Las cifras de alumnado no graduado o que abandona el sistema educativo son más que preocupantes. Según datos del INE, en el año 2018 la cifra de abandono temprano de la educación-formación en España para los hombres (21,7%) es la más alta de todos los países de la UE y casi duplica la cifra de la UE-28 (12,2%). En mujeres, la cifra de España (14,0%) para el año 2018 también es más alta que la cifra de la UE-28 (8,9%), correspondiendo también a España uno de los valores más altos de abandono temprano de la educación-formación, solo superado por Malta (15,5%) y Rumanía (16,1%).

Otro elemento que considero clave radica en el tamaño de los centros. Hay centros que me resultan, no diría ingobernables, pero sí instituciones muy difíciles de dotar de un proyecto y/o personalidad propia (y no hablo de la aplicación masiva de tal o cual metodología). Centros de 5 o 6 líneas, con cerca de mil alumnos y más de un centenar de profesores se convierten en monstruos que contribuyen a despersonalizar la educación implementada en ellos. Pero poco se habla de ello. Podríamos seguir con otros puntos: dotaciones de plantillas, equipamiento e infraestructuras, calendario escolar, selección del profesorado, (inexistencia de un) plan de carrera docente, equipos directivos (melonazo, este) En fin, no sé. Me dejo mil. 

Con esto quiero decir que no podemos permitir que lo impactante de la crisis actual aleje del foco mediático los asuntos verdaderamente importantes panorama educativo. No, la emergencia no pone de manifiesto que necesitemos un sistema robusto de educación a distancia como señala la ministra. Objetivo, insisto, que no es criticable per se. La emergencia pone de manifiesto, en mi opinión, que tenemos un sistema educativo que, mal que nos pese a muchos, se sujeta con pinzas en muchos aspectos, más de los que debería. Y que eso se solventa, no con más tecnología ni formación on line, si no con una buena visión estratégica y planes de trabajo a medio-largo plazo con prioridades y objetivos claros y concisos. Ah, y con inversión, claro. Se dice, pronto, ya lo sé. Pero al menos que no nos la cuelen a las primeras de cambio.


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