Un poco tarde, el cierre de curso y la ingente burocracia mandan (véase ¿(Hiper)documentados?), llega el momento de hacer balance del año que queda atrás. Un curso complicado pero, en líneas generales, de lo más productivo tanto a nivel de aula como de gestión de centro. Un año con muchos deberes hechos pero, como no puede ser de otra manera, también con muchos proyectos e ideas que han quedado en el tintero. Así pues, "a lo antiguo", se adjunta la relación de deudas y logros del curso que recién acaba. Perdonéseme el optimismo, pero es que queda muy poquito para las vacaciones y uno se viene arriba.
Como principales logros quedan, entre otros:
- Ligar el trabajo en el aula con el mundo real. En este sentido, hemos tenido en cuenta la actualidad tanto local como nacional para abrirnos, en la medida de lo posible, a la realidad. Aun teniendo todavía trabajo por delante, la valoración general es positiva.
- Diversificar los sistemas de evaluación, incorporando la coevaluación, pruebas orales, rúbricas elaboradas por el alumnado, evaluación mediante juegos, pruebas colaborativas... Partiendo de propuestas sencillas y combinando distintos elementos, la sensación es muy positiva, aun siendo conscientes de que queda mucho margen para la mejora.
- Como diría Rajoy, hemos "hecho cosas". Ha sido un año en el que hemos trabajo mucho de manera práctica y el alumnado (y un servidor) lo ha valorado muy positivamente. Hemos realizado vídeos, presentaciones, obras de arte, mapas colaborativos, rutas turísticas, podcasts, excursiones, juegos de mesa, guías de viaje y un montón de cosas más. Podéis ver detalles del trabajo diario en Mare Vostrum, nuestro blog de aula, o escribirme por aquí para cualquier duda o aclaración.
- Hablar (cada vez más) con el alumnado. Y cuando digo hablar me refiero a todos, no solo yo. De hecho, yo cada vez menos. Hemos consensuado muchos aspectos, hemos redefinido proyectos y fechas, propuesto soluciones ante los problemas que iban surgiendo... En definitiva, hemos tratado de trabajar como un equipo.
- Hablar (cada vez más) con el resto de profesorado. Nos hemos explicado qué hacemos (Formación interna, sí se puede), hemos contrastado ideas, propuestas, soluciones... Nos hemos discutido y vuelto a empezar y hemos planificado conjuntamente el nuevo curso. En definitiva, muy buen trabajo de equipo.
- Jugar y divertirse. Que alumnado, a priori, no demasiado interesado (por decirlo suavemente) en temas como la herencia clásica o el antiguo régimen haya elaborado juegos y haya disfrutado y aprendido con ellos es una evidencia muy clara de que quizá estamos en el camino correcto. En este sentido, Kahoot nos ha ayudado enormemente durante todo el curso. De justicia es decirlo.
- Seguir descubriendo nuevas maneras de trabajar. Hemos continuado con nuestras visitas a centros. Ya sea para explicar lo que hacemos (Hay plan en Ibiza) o, mucho más interesante, para que nos expliquen qué hacen (Visitas que merecen la pena). Un lujo, como siempre, aprender de los compañeros de otras escuelas de adultos.
- Generar nuevos servicios. Hemos iniciado proyectos estratégicos para el centro y para nuestro alumnado. Es el caso del Projecte Ocupa't, con el cual pretendemos acercarnos al mercado laboral para favorecer las opciones de ocupabilidad de nuestro alumnado. Paso a paso, el proyecto va creciendo y tenemos planificadas importantes novedades para el año que viene.
Y decíamos, también, que quedan deudas pendientes:
- Afinar los sistemas de evaluación para atender a los diferentes perfiles y competencias de manera efectiva y justa y para generar más espacios de valoración directa con el alumnado. Deberíamos ser capaces de evaluar con mayor precisión y calidad para convertir la evaluación en un recurso de aprendizaje para el alumnado, no en una etiqueta (más).
- Potenciar el trabajo transversal con el resto del profesorado. Esa creciente comunicación debería traducirse en la aparición de proyectos transversales. Tenemos ya varios proyectos en mente para el curso que viene que nos deben permitir dar el salto y empezar a romper el aislamiento de los módulos y asignaturas tradicionales.
- Formarnos en la detección y atención del alumnado con necesidades educativas especiales. Debe ser un tema estratégico para los próximos años debido, por una parte, al creciente volumen de alumnado con NEE que aterriza en los centros de adultos y, por la otra, al auténtico pasotismo que la administración muestra en este sentido para con nuestra etapa educativa. Así pues, o nos ponemos nosotros manos a la obra o no se atisban demasiadas soluciones al respecto.
- Dotar al centro de una infraestructura informática decente. No nos lo están poniendo fácil, la verdad, pero insistiremos.
- Perseverar en la educación emocional. Primero, por supuesto, vía formación del profesorado y después en su traslado al aula (y al claustro, por supuesto).
Y muchas cosas más, cierto. Pero ya es hora de recogerse y desconectar hasta septiembre. Muchas gracias a todos los que pasáis por aquí, a los compañeros del centro por todo el trabajo que realizáis y al alumnado por su implicación y buena predisposición general. Un abrazo bien fuerte y sentido. Nos vemos (o no) en septiembre DE VUELTA!
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