Leo y recomiendo el artículo "Carta als homes: som masclistes però canviem-ho ja!" y, lamentablemente, me veo reflejado en muchos de los casos descritos, los cuales se incrustan dentro de una (desagradable a)normalidad absolutamente machista y patriarcal. A menudo se usa el concepto de micromachismo para referirse a muchas de estas situaciones, aparentemente de bajo impacto, que contribuyen a ampliar la brecha de la desigualdad. Me parece que se trata de un concepto que hace más mal que bien a la lucha por la igualdad ya que, en mi opinión, reduce la importancia de gestos tan presentes en nuestro día a día. Un chiste machista entre cervezas, un exceso de efusividad "testoterónica" en una discoteca o un olvido de las implicaciones profesionales de un embarazo (supuestamente en pareja) no me parecen situaciones que puedan describirse mediante un término que empieza por el prefijo micro. No obstante, seguro que habrá especialistas en la cuestión que puedan opinar sobre esto con mucho más fundamento que un servidor.
En cualquier caso, rodeado de mujeres a las que quiero, admiro, aprecio y respeto, especialmente a Pilar, y esperando la llegada de una pequeña que va a crecer en este mundo dominado por el sexo contrario, (el de su padre y su hermano mayor, por cierto), me atrevo a preguntarme qué hacemos los hombres para derrumbar este muro de desigualdad. La respuesta es tan evidente que me la callo. Y da vergüenza escribir sobre esto porque no quisiera caer en el buenismo ni en el postureo masculino que (auto)detecto en muchos ambientes. Así que, mejor callar y ponerse manos a la obra.
Solo unas preguntas más, no me olvido que esto es un blog sobre educación: ¿Qué hacemos en los centros educativos para trabajar esta situación de desigualdad?, ¿cómo contribuimos desde el mundo de la educación, especialmente desde el lado masculino, a romper esta cadena que nos beneficia?, ¿no estaremos atacando la cuestión desde planteamientos superficiales -léase jornadas y/o proyectos puntuales, "días de la mujer" y otras actividades organizadas, nadie lo pone en duda, con toda la buena voluntad del mundo- y olvidando la importancia del gesto y de la práctica diaria?, ¿no contribuimos a olvidar y a silenciar toda una parte del currículo de nuestras especialidades, esa parte que ocupan tantas y tantas mujeres?, ¿y qué hay de los espacios de poder en los centros educativos?, ¿quién y cómo se ocupan y gestionan? No tengo respuestas. Lo que sí tengo es mucho trabajo por delante. Así que, lo dicho, a callar y a espabilar de una maldita vez.
¿Por qué no te sumas, HOMBRE?
¿Por qué no te sumas, HOMBRE?
PD: Hago mía la PD de Sergi Picazo en el artículo Carta als homes: som masclistes però canviem-ho ja!: "Sóc masclista, sí, i porto patint tot el dia per si aquest article
també ho és, o per si he dit alguna cosa masclista sense adonar-me’n, o
per si l’article és pur mansplaining".
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