martes, 7 de julio de 2015

Out of the office

Pues ya está. Uno no da para más. Ha quedado más de un post y varias ideas en el tintero, pero mejor dejarlos para septiembre porque estamos fundidos. Aun queda algo de trabajo en la escuela pero en DE VUELTA cerramos el chiringuito, como mínimo, hasta finales de agosto. Hasta entonces estaremos (con bajo nivel de intensidad, eso sí) por twitter y, con mucha ilusión a finales de vacaciones, en el #betacamp, un encuentro en el que uno tiene puestas muchas expectativas.

No quiero cerrar el curso sin soltar la misma chapa de siempre, que no por reiterativa es menos cierta. Muchas gracias a todos los que os habéis cruzado en el camino de DE VUELTA a lo largo del último año, porque habéis generado mil y una ideas y mucho más aprendizaje del que podéis llegar a imaginar. Y, sobretodo, muchísimas gracias a los que pasáis por aquí y dejáis vuestro comentario o reflexión porque, al final, esto no tendría demasiado sentido si no fuera así. Gracias a todos, de verdad.

Lo dicho, muchas gracias, que tengáis un verano estupendo y, nada, ¡nos vemos en septiembre DE VUELTA!


domingo, 21 de junio de 2015

Junta de autoevaluación

Acabado el curso, que no el trabajo, es el momento de hacer balance de los desafíos que uno adquirió hace nueve meses (ver 7 desafíos para el nuevo curso). Así pues, con mis propias notas y apuntes y con la información que me han proporcionado mis alumnos (ver Valoració final! Ara us toca a vosaltres! gracias a @MMonguillot por la inspiración), me reúno conmigo mismo en mi propia junta de autoevaluación y me pongo a ello.

El año pasado con Descubriendo el Penedés iniciamos un proceso de socialización del trabajo en el aula que generó dinámicas de trabajo muy interesantes. Perseverar en esta idea era, pues, uno de los objetivos para este curso y creo que, en líneas generales, lo hemos cumplido sobradamente. Hemos trabajado colaborativamente, hemos aprovechado los recursos del entorno para generar y/o reforzar el aprendizaje en el aula, hemos invitado a profesionales de varios sectores a venir a explicarnos sus trabajo y, poco a poco, hemos ido reforzando los lazos entre el trabajo en el aula y el "mundo real". No obstante, todavía tenemos trabajo y posibilidades de mejora en este sentido, así que el año que viene continuaremos en esta línea.

Otro de mis objetivos para este curso era intentar y contribuir en la medida de los posible a que nadie se quede atrás. De hecho, uno considera que esa debe ser una de nuestras obsesiones: el progreso de todo el alumnado. ¿Cómo hemos trabajado este aspecto? Pues como hemos podido: dinámicas de trabajo adaptadas a las necesidades del alumnado, mucho trabajo colaborativo, planteamientos metodológicos dinámicos y novedosos, mucha comunicación en los equipos docentes y, sobre todo, mucho trabajo de tutoría individualizada.  No ha sido fácil pero los resultados demuestran que, en líneas generales, hemos contribuido a ello. ¿Punto negativo? Los niveles de absentismo, aun reduciéndose, siguen siendo más elevados de lo que quisieramos. Tenemos trabajo, pues.

Por otro lado, hablaba también de desburocratizarme el máximo posible. Misión cumplida. El objetivo era generar documentos y planes de trabajo desde el sentido práctico y alejados de la burocracia absurda que lo único que hace es propiciar el sentimiento de pérdida de tiempo y agobio.

Otra línea de trabajo pasaba por perseverar en modelos de evaluación alternativa. Pues bien, en este sentido, hemos ensayado nuevas propuestas de evaluación y, en general, la cosa ha funcionado bastante bien. Hemos puesto en práctica la coevaluación, la generación colectiva de nuestras propias rúbricas, hemos llevado a cabo pruebas colaborativas y modelos de evaluación tutorizada y pactada con el alumnado, todo ello combinado con pruebas de validación (grupales e individuales) más tradicionales e incluso con pruebas orales. La idea era, pues, ofrecer modelos más trabajados, eficaces y adaptados a las necesidades del alumnado y, en este sentido, hemos avanzado considerablemente. No obstante, en algunos módulos y formaciones todavía existen enormes posibilidades de mejora tanto a nivel metodológico como evaluativo, así que todavía nos queda mucho trabajo por delante.

Generar espacios de trabajo y encuentro colectivos era otro de los objetivos para este curso. Si bien es cierto que, por primera vez, hemos desarrollado propuestas de trabajo transversales (véase Colaborando sabe mejor...) todavía debemos avanzar mucho en este sentido. No obstante, durante este año hemos sentado las bases de un plan estratégico para los próximos años que contempla el desarrollo de propuestas de trabajo colaborativo entre los equipos docentes, con lo cual el año que viene debería ser muy provechoso en términos de cooperación entre el profesorado.

En relación a atender mejor el aspecto emocional del alumnado, aún nos queda mucho trabajo por hacer. Aunque, en general, la evaluación del alumnado sobre este aspecto es muy positiva, uno tiene la sensación de poder atender mucho mejor la parte emocional del trabajo en el aula. Seguimos, pues.

Y, por último, hablábamos de  apuntar alto y ser exigente. Éste, quizá, sea una de las claves de los buenos resultados del curso: el hecho de ser exigente con el propio trabajo y con el alumnado ha generado proyectos y productos muy interesantes de los que hemos aprendido un montón.

En fin, un año lleno de aprendizaje que nos permitirá afrontar el siguiente curso con nuevos retos y objetivos. Si quieres ver al detalle el trabajo que hemos desarrollado en el ámbito de Ciencias Sociales de mi escuela puedes visitar nuestro blog de aula. (Casi) todo lo que hemos hecho está allí colgado. ¡Se agradecen comentarios!


lunes, 15 de junio de 2015

Colaborando sabe mejor...

El pasado 10 de junio el programa educativo "La aventura del saber" de La 2 de TVE publicó un reportaje sobre mapaTIC, el proyecto que desde hace varios meses estamos trabajando con los compañeros de otros centros de adultos, concretamente del CEPA Sierra Norte de Torrelaguna y del CFA Palau de Mar de Barcelona. La línea central del proyecto se basa en el uso de las TIC para la elaboración de unas audioguías sobre distintos aspectos del ámbito de la cultura y el patrimonio de cada pueblo y ciudad participantes. Estos contenidos, además, están siendo distribuidos y presentados en las comunidades locales mediante técnicas de geolocalización y de realidad aumentada desarrolladas por el alumnado de cada centro educativo. En fin, un trabajazo de cuidado pero muy ilusionante, la verdad.

No obstante, en mapaTIC no todo son TICs, ni mucho menos. Casi me atrevería a decir que la aplicación de las nuevas tecnologías al aprendizaje es, desde mi punto de vista, un aspecto casi menor en la ejecución del proyecto. Y es que, al menos en nuestro centro, el alumnado ha tenido que tomar decisiones que van mucho más allá de usar tal o cual aplicación informática. Seleccionar y filtrar contenidos, trabajar en equipo, planificar el calendario de trabajo, preparar una entrevista en medios de comunicación, asignar y buscar recursos para el desarrollo del proyecto o ejercer de anfitriones en las visitas de alumnado de los otros centros han sido algunas de las tareas que nos han ocupado en los últimos meses y que, creo, han acercado el aprendizaje al entorno cotidiano de nuestro alumnado aportándole bastante realidad y vida.

Pero no solo el alumnado ha disfrutado del proyecto, claro. Como centro educativo, mapaTIC nos ha proporcionado un buen revolcón didáctico. En primer lugar, nos ha puesto en contacto con compañeros de otros centros con gran experiencia de los cuales aprendemos (y aprenderemos) un montón. Gente como Diego, Joan, Luis, Àngels, Montse, Rosaura, Marina, Paquita, Isabel, Marian, María, Blanca y algunos más que me dejo, nos han ayudado a crecer muchísimo durante este año. Hemos descubierto proyectos y maneras de trabajar muy interesantes, las cuales enriquecen nuestra práctica docente, así que muchas gracias a todos.

Por otro lado, mapaTIC nos ha obligado a trabajar de manera transversal con compañeros de otras especialidades y ámbitos curriculares, abriendo nuestra aula y cooperando en el desarrollo del proyecto. Esto ha derivado en dinámicas de trabajo y de aprendizaje muy interesantes que vamos a seguir aplicando en el futuro. Además, el proyecto nos ha ofrecido recursos para poder aprovechar los recursos del entorno como elementos de aprendizaje. Así pues, durante este año hemos realizado varias visitas didácticas a equipamientos culturales de diferentes características, actividades que teníamos paralizadas por las restricciones económicas de los últimos años. En este sentido, la visita a Madrid para conocer el trabajo del CEPA Sierra Norte ha sido una oportunidad fantástica para que muchos de nuestros alumnos pudieran hacer un viaje que, debido a la situación económica de muchos de ellos, resultaría imposible sin la subvención de la convocatoria PROMECE.

En definitiva, que nos hemos equivocado mucho pero gracias a ello hemos aprendido un montón. De iniciar ahora el proyecto cambiaríamos muchas cosas, por supuesto, pero ahí está la clave: errar para aprender. Porque, como dice, nuestra amiga Garbiñe: el error es bello.

Por último, desde aquí queremos agradecer a infinidad de medios y de compañeros la difusión del proyecto y la posibilidad de visibilizar el importante trabajo que desarrollamos desde los centros de adultos. Os dejo con el clip de “La aventura del saber” ¡Espero que os guste!

PD: mapaTIC no acaba aquí. En septiembre seguiremos con nuevas propuestas. Hasta entonces prometo no dar más la paliza con nuestras historias mapatiqueras. ¡Seguimos!


http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventuramapatic/3163463/

sábado, 6 de junio de 2015

Webinar del #ABPmooc_INTEF: un poco más sobre ABP

El pasado jueves un servidor tuvo el placer de participar en el primer webinar de #ABPmooc_INTEF compartiendo hangout con grandes compañeros como Marian Calvo (@hautatzen), Garbiñe Larralde (@garbinelarralde), Jaume Sans (@Txaumell), y algunos de los miebros del ABPmooc de este año: el gran Toni Solano (@tonisolano), la incombustible Belén Rojas (@belenaveleta) y el maestro Fernando Trujillo (@ftsaez), el cual ejerció como moderador del debate.

La idea principal del encuentro era conversar sobre los MOOC como fuentes de aprendizaje y desarrollo profesional y reflexionar sobre el diseño y puesta en práctica de proyectos de aprendizaje en las distintas etapas educativas. Además, Garbiñe, Marian, Jaume y yo fuimos participantes de la edición pasada del ABPmooc, con lo cual podíamos aportar nuestra propia experiencia y hacer una valoración de nuestros prototipos elaborados durante el curso y su posterior aplicación.

La verdad es que echamos un buen rato. Quizá puede que nos faltara un poquito de crítica al formato MOOC pero es que ya es final de curso y la mala leche hay que guardarla para otros temas más peliagudos. No obstante, creo que también resaltamos varios aspectos a mejorar en la implementación de formaciones de estas características. En cualquier caso, aquí van algunas de mis conclusiones (personales y transferibles, o no) sobre los MOOC y el ABP.
  • Sé social: en mi opinión, ahí está la gracia del asunto. Siempre me hizo mucha gracia el concepto de socialización rica y, de hecho, creo que es fundamental. En la red hay proyectos y profesionales de enorme valor, el contacto con los cuales enriquece nuestros prototipos y nuestra práctica en el aula. Busca socios, pues, y no te cortes un pelo porque de ese contactos se enriquece todo el mundo.
  • Sé flexible: Marian habló de crear proyectos de plastilina. No se me ocurre una metáfora mejor. Debemos crear proyectos flexibles y adaptables a nuestra realidad en las aulas y los centros. El papel lo aguanta todo, pero es importante que podamos realizar ajustes a los proyectos planteados para poder aplicarlos en nuestro entorno con garantías de éxito. Así pues, un poquito de cintura no nos vendrá nada mal.
  • Sé realista: al loro con venirse arriba. Está genial lanzarse a la piscina y asumir riesgos pero quizá sea interesante, más si cabe en los primeros contactos con la metodología, pensar en corto y hacer prototipos controlables. Un exceso de ambición puede llevar al traste al proyecto, mientras que el desarrollo de prototipos pequeños puede permitir que nos familiaricemos con la técnicas de trabajo y con el diseño de proyectos.
  • Sé perseverante: "El error es bello" dice Garbiñe, y tiene toda la razón. Pues claro que nos vamos a equivocar, de hecho así es como aprendemos, equivocándonos. Se trata, pues, de analizar los porqués de nuestros errores y de extraer aprendizaje de ellos. Y para eso hace falta perseverar, no rendirse. Como dice Toni, tenemos derecho a equivocarnos y, añade además, quizá sea más interesante hacerse preguntas en vez de buscar respuestas en este tipo de formaciones.
  • Y, por último, sé enlace: porque, en mi opinión y sin negar la importancia y el valor del mundo 2.0, el gran impacto se produce en las aulas y en los centros. Por eso es importante llevar todo ese aprendizaje y toda esa experiencia a nuestro claustro analógico. Sin volvernos locos, claro. No se trata de hacer proselitismo agresivo puerta a puerta, sino de dialogar, de explicar lo que haces, de invitar a la gente a participar, de abrir el aula para compartir proyectos... En definitiva, picar piedra para, poco a poco, abrir nuevas galerías por donde transite otro tipo de aprendizaje que, por otra parte, no tiene por qué ser excluyente con otras metodologías.
En definitiva, un lujo compartir un rato con los compañeros. Aquí os dejo el vídeo, y por aquí van las conclusiones de los "liantes" del ABPmooc. Espero que os sea útil y ¡muchas gracias por la invitación!




martes, 2 de junio de 2015

Innovación educativa en #opengirona15

La semana pasada los organizadores de #opengirona15 nos invitaron a presentar el proyecto mapaTIC, el cual estamos desarrollando conjuntamente los centros de adultos CEPA Sierra Norte de Madrid, CFA Palau de Mar y CFA Dolors Paul, mi escuela. La verdad es que fue una gozada poder compartir con otros compañeros nuestra experiencia en estos más de seis meses de trabajo y, sobre todo, aprender de proyectos apasionantes desarrollados por otros centros y entidades.

Y es que #opengirona15 dio para mucho. Primero por el propio marco de celebración del encuentro, el Museu del Cinema de Girona, un espacio apasionante con unos recursos pedagógicos más que interesantes. Y después por los proyectos presentados. Por un lado, Xatac, un chat educativo en catalán donde cada semana se encuentran decenas de profesionales para debatir sobre aspectos diversos del panorama educativo. Por otro, EspriuTV, un proyecto audiovisual de una calidad sorprendente desarrollado por el Instituto de Salt con su alumnado de secundaria. Impresionante el reportaje realizado por alumnas del centro durante la jornada. Pero hubo mucho más, aplicaciones didácticas audiovisuales, rEDUvolution, aprendizaje basado en proyectos, slow education... En definitiva, una jornada sobre innovación educativa de lo más completa y variada. Buen programa y mejor gente. ¿Qué más pedir?

Nosotros, por nuestra parte, presentamos el proyecto mapaTIC basado en el trabajo de geolocalización de contenidos y su presentación mediante propuestas de realidad aumentada en el ámbito de la educación permenente. Un proyecto que nos está proporcionando muchas satisfacciones y que ya explicaremos con más detalle (y autocrítica y análisis) en algún post futuro. Mientras tanto puedes encontrar información sobre el proyecto en el blog de la asociación.

Para acabar quisiera agradecer a los organizadores de #opengirona15, Rosa Díez y Francesc Nadal, su invitación y el hecho de tener presente la formación de adultos en la elaboración del programa de la jornada. Recomiendo a todo el mundo estar atento a la edición de 2016 porque, conociéndolos, seguro que perseveran y mejoran, si cabe, el programa de este año. Muchas felicidades, pues, y enhorabuena por el trabajo. Por cierto, ¡la invitación sigue en pie y es firme! ;-)

Os dejo con la presentación de #mapaTIC. ¡Espero que os guste!




viernes, 29 de mayo de 2015

Sé lo que haréis el próximo verano (II)

Se acaba el año escolar y quién más quién menos ya está programando sus cursos de verano. La oferta es amplia y variada y ya que el año pasado recomendamos alguna opción (véase Sé lo que haréis el próximo verano) pues aquí estamos de nuevo con tres propuestas muy distintas pero igualmente interesantes.

Mi imprescindible para este año es el betacamp, una propuesta de formación alejada de los patrones tradicionales. La idea central parte de que todos los asistentes son participantes activos, no hay espectadores. Se han creado unos nodos de trabajo a partir de los cuales todo el mundo podrá aportar contenidos y propuestas de colaboración en los distintos ámbitos de trabajo. Se trabaja, pues, desde la horizontalidad y con la voluntad de centrarse en la acción y la creación compartida. Todo ello en un ambiente de camaradería y relajo y, además, en un entorno magnífico, el Solsonés. ¡Altísimas expectativas y muchas ganas de empezar!

Un clásico que siempre me gusta comentar es la Escola d'Estiu de l'Educacio de Persones Adultes. Se trata de una espacio formativo que celebra su decimoprimera edición con una oferta variada en relación a la formación vinculada a la educación permanente.  Un total de 14 formaciones entre itinerarios virtuales y presenciales que van desde la tutoría en el ámbito de la educación de personas adultas hasta las redes sociales en el aprendizaje o la geolocalización y la realidad aumentada. Además, talleres con experiencias en centros de adultos, campos de aprendizaje, conferencias y actos variados componen el programa de la Escola d'Estiu. En mi opinión, altamente recomendable para formadores de la educación permanente.

Y, por último, en formación on line me gusta mucho la programación de la Escuela virtual de verano de Espiral. Cursos muy variados que se centran en la presentación de nuevas metodologías de aprendizaje con profesores contrastados y con amplia experiencia. ABP, Flipped Classroom, Scratch, Realidad Aumentada o Dispositivos móviles son una clara muestra de la voluntad de Espiral por difundir una nueva forma de enseñanza.

Hay muchas más, claro. Aunque, en mi opinión, al final de lo que se trata es de dedicar un tiempo para compartir con otros compañeros nuestras experiencias de todo el año y hacer red. Así que no te lo pienses más y reserva tu plaza ya. Por cierto,  ¿cuáles son tus propuestas? ;-)

Quizá también te interese:



 

domingo, 17 de mayo de 2015

El preparador

Estas semanas nuestro alumnado ha sufrido las pruebas de acceso a ciclos formativos de grado medio y de grado superior. Digo sufrir porque es un verbo que describe con bastante exactitud la sensación que se desprende de su comportamiento las semanas previas a la prueba. Y es que, después de siete meses de trabajo, se la juegan con un examen que supuestamente va a acreditar su capacidad para cursar en los próximos años distintas modalidades de formación profesional. No se trata de hacer un drama del asunto, claro. Todos hemos pasado alguna que otra reválida y aquí seguimos, vivitos y coleando. No obstante, no estoy seguro de que se trate del mejor sistema para generar aprendizaje.

Y lo peor es que la tendencia general va hacia ahí. Pruebas diagnósticas, reválidas, selectividades, pruebas de acceso... El itinerario educativo de un alumno cualquiera se llena de pruebas y más pruebas que condicionan enormemente los planteamientos metodológicos y el trabajo desarrollado en el aula. Leía el otro día un acertado tweet de Victor Cuevas donde señalaba que la existencia de estas pruebas reducía el trabajo del profesor al de mero preparador de la reválida de turno. No me parece una exageración.

Como decía más arriba, durante siete meses dedicamos nuestro esfuerzo a preparar de la mejor manera posible a nuestros alumnos para las pruebas de acceso a ciclos. Siete meses con el examen final en la cabeza. Claro que existen otras maneras de afrontar la preparación de la prueba, pero el margen de actuación es escaso cuando tienes temarios tan amplios, horarios tan ajustados y grupos tan heterogéneos como los que acostumbran a formarse en estos cursos. Además, la demanda del alumnado es clarísima. Y legítima, por supuesto: estar familiarizado con el modelo de examen y bien preparado para el día D. Así que nada de florituras y los experimentos, como se suele decir, con gaseosa.

Pero es que me temo que pasa lo mismo en todas las etapas educativas. Los profesionales de primaria (atención, ¡primaria!), secundaria y bachillerato no van a poder evitar mirar de reojo, cuando menos, las reválidas que plantea la LOMCE. Y tampoco me vale el argumento de que la nueva ley va a durar dos telediarios porque, primero, de momento es lo que hay y, segundo, porque no se atisban demasiadas propuestas alternativas en el horizonte electoral. Así que, dure lo que dure, habrá que trabajar en estas condiciones aunque, en mi opinión, se trata de un modelo que hipoteca la innovación, la implantación de nuevas metodologías y, sobre todo, la generación de aprendizaje real. Siempre hay márgenes para cambiar cosas, por supuesto, pero ¡qué difícil nos lo ponen!

Quizás también te interese:


sábado, 2 de mayo de 2015

La escuela contra el mundo

Luri, G, (2008) L' escola contra el món. L' optimisme és possible. La campana. (Disponible en versión en castellano)

Acabo de leer con mucho interés La escuela contra el mundo, de Gregorio Luri. Escrito en 2008, el libro refleja con bastante acierto (a mi entender) la situación que atraviesa el sistema educativo de nuestro país aún hoy, siete años después de su publicación inicial. Son muchos los frentes abordados por el autor, aunque quizá quepa destacar su crítica a la pedagogía moderna y a los planteamientos que alejan al profesorado de la posición central en los procesos de enseñanza-aprendizaje. 

Y es que en un contexto como el actual, en el que somos bombardeados (y bombardeamos, de hecho) con conceptos como innovación, nuevas tecnologías, gamificación o aprendizaje basado en proyectos, Luri plantea la puesta en valor de ideas que generalmente asociamos a la escuela tradicional y que las nuevas tendencias pedagógicas parecen arrinconar por su "escaso glamour" y por ser consideradas, en muchos casos, como planteamientos anacrónicos e incluso reaccionarios. Así pues, Luri rescata conceptos como el esfuerzo, la autoridad, la transmisión de conocimientos o la voluntad de trabajo otorgándoles un papel destacado en el proceso de aprendizaje. 

Me ha interesado especialmente la reflexión sobre el concepto de escuela como institución mediadora entre familias y sociedad. De hecho, Luri realiza una crítica abierta a los nuevos relatos pedagógicos basados en modelos líquidos, donde el cambio es constante y omnipresente. Si lo entendí bien, Luri critica el esfuerzo de muchas instituciones educativas por estar a la última, por innovar y adaptarse al cambio constante, dejando de lado la reflexión sobre su contexto y realidad inmediatos y sobre las necesidades reales de conocimiento de su alumnado. El autor destaca, además, el valor del profesorado como recurso pedagógico en sí mismo, haciendo una crítica de la incorporación sin reflexión previa de las nuevas tecnologías o de las modas metodológicas de turno.

Otros temas ocupan también el análisis de Luri. El contraste entre la moral del trabajo y la moral del consumo (o moral fashion como él la llama) presente en nuestros días, el papel de la autoridad menguante del profesor o la confianza como elemento clave de los procesos de aprendizaje constituyen algunos de los temas desarrollados en el ensayo.

Por último, Luri hace un alegato en contra del escepticismo docente y a favor del optimismo en la educación. Y es que, según él, no podemos trabajar en un entorno donde están presentes el escepticismo y la incredulidad hacia nuestra propia labor. Debemos ser optimistas porque, primero, existen motivos para ello y, segundo y quizá más importante, porque es nuestro deber como docentes.

Quizá me parece excesivamente dura la crítica hacia las nuevas pedagogías y, a veces, excesivamente rígida la defensa del tradicionalismo pedagógico antes mencionado. Como el propio Luri apunta, el maestro puede constituirse como un recurso pedagógico en sí mismo. Así pues, en mi opinión, tanto modelos metodológicos más innovadores como aquellos que podrían ser calificados de tradicionales pueden generar aprendizaje o constituir un absoluto fracaso. Es más, no creo que la autoridad docente desaparezca en las llamadas metodologías modernas. De hecho, me parece necesaria mucha autoridad para llevar a cabo proyectos de éxito, aunque quizá el debate esté en el propio concepto de autoridad. Es por esto por lo que me parece que algún planteamiento resulta un tanto rígido. No obstante, me parece una obra muy interesante, la lectura de la cual recomiendo sin duda, aun discrepando de muchas de sus propuestas y análisis. En definitiva, un texto del que aprender mucho.



sábado, 25 de abril de 2015

Los hombres de Porlock, el opio y la educación

El otro día leí en Les incerteses, genial ensayo de Jaume Cabré, una historia preciosa pero muy triste a la vez. Se trata de la historia de una obra maestra de la literatura que nunca llegó a escribirse. Un relato abortado por una trivialidad, por un acto tan banal como la entrega de la correspondencia diaria. Y es que no sabemos el impacto que puede tener el acto más cotidiano de nuestro día a día.

Su protagonista es el pensador, filósofo y poeta inglés Samuel Taylor Coleridge y el marco el pequeño pueblo de Porlock, ubicado al suroeste de Inglaterra. Cuenta Coleridge que una noche de otoño de 1797, después de un notable atracón de opio, se quedó dormido leyendo la biografia del Gran Khan del imperio mongol. Tuvo tal impacto el texto en el subconsciente del poeta  que, profundamente dormido, soñó que escribía un precioso poema dedicado a narrar los bellos y espectaculares paisajes orientales. Ese poema iba a ser, sin lugar a dudas, su gran obra maestra; la obra que le daría el reconocimiento como poeta que, más tarde, conseguiría como pensador y como filósofo.

Así pues, recién despierto y con el recuerdo del poema bien nítido en su cabeza, Coleridge se dispuso a plasmar sobre el papel verso a verso el texto que había soñado. El trabajo fluía sin problemas hasta que sonó la llamada del cartero a la puerta. Despachado el asunto, cuestión de minutos, el autor intentó ponerse de nuevo manos a la obra para finalizar el poema. Imposible. El texto se había desvanecido de su cabeza completamente. El cartero dejó la correspondencia pero se llevó algo mucho más valioso: la concentración con la que Coleridge se estaba ganando un lugar entre los grandes poetas de todos los tiempos. El resultado fue Kubla Khan, a vision in a dream, poema inacabado que acabaría por convertirse en una de las grandes frustraciones literarias del autor pero que, por contra, ha contado con la admiración de grandes figuras de la literatura universal.

Claro que cabe la posibilidad, estoy de acuerdo con Cabré, que todo sea una débil excusa por parte de Coleridge para justificar su incapacidad para crear una obra maestra. No obstante, se trata de una historia que muestra muy a las claras del impacto de lo que Cabré llama los "hombres de Porlock": gentes (yo añado situaciones, contextos, realidades...) que torpedean nuestro día a día y que impiden que saquemos lo mejor de nosotros mismos. Situaciones u obligaciones muchas veces sin demasiado sentido que condicionan enormemente nuestro trabajo y sus resultados.

Y es que me da la sensación que los profesores tenemos nuestros particulares "hombres de Porlock". Recursos menguantes, ratios elevadas, claustros complicados, equipos directivos ausentes (o excesivamente presentes), problemáticas varias en las aulas, familias complejas o burocracias salvajes (véase Hiperdocumentados) son solo algunos ejemplos de cómo los hombres de Porlock se interponen entre nosotros y nuestro objetivo fundamental: el aprendizaje y la educación de nuestro alumnado. Todo ello sin mencionar nuestras propias incapacidades, claro. Pero también creo que los centros y el sistema educativo, así en general, tienen sus propios hombres de Porlock. En relación al sistema, sería fácil incluso ponerle nombres y apellidos. Bastaría con revisar los autores de las múltiples ocurrencias y leyes educativas de los últimos años.

Se trata, en mi opinión, de no ceder ante el empeño de los hombres de Porlock. La lucha en el fango de lo cotidiano no debería alejarnos de nuestros grandes objetivos educativos. Es cierto que no podemos controlarlo todo, por supuesto. Pero sí que podemos estar preparados para limitar el impacto de lo urgente y centrarnos en lo verdaderamente importante. Eso y tener cuidado con los opiáceos, claro.

Quizá también te interese:


martes, 21 de abril de 2015

Equidad, ascensores y otras historias

El pasado mes de febrero la Fundación Jaume Bofill publicaba el informe Equidad y resultados educativos en Cataluña dirigido por Xavier Bonal. Mediante un análisis de los resultados PISA de 2012, el documento cuestiona dos premisas fuertemente consolidadas en el debate público respecto el sistema educativo catalán. La primera, que los resultados generales de Cataluña son mediocres respecto otros países y regiones de su entorno. Y, la segunda, que Cataluña ofrece niveles de equidad relativamente elevados. Y es que, según sus autores, lo que verdaderamente distingue al sistema educativo catalán no son tanto sus resultados como las desigualdades sociales existentes en los centros catalanes, tanto a nivel de género, de clase social como de procedencia.


El informe apunta, además, otras conclusiones importantes. En primer lugar, que aquellos países que han mejorado sus puntuaciones entre los años 2003 y 2012 (casos de Alemania, Suiza o Italia) han conseguido reducir las desigualdades de rendimiento en base a los niveles socioeducativos de su alumnado. Es decir, que el incremento de la equidad en su funcionamiento, organización y composición ha permitido una mejora de resultados. No sería el caso de Cataluña, donde el riesgo de fracaso escolar es seis veces superior en el caso del alumnado de niveles socioeconómicos bajos. También resulta especialmente significativa la diferencia de resultados entre el alumnado autóctono y el de origen inmigrado, así como entre chicos y chicas. En definitiva, que tenemos mucho trabajo por delante en términos de equidad y de justicia social.



Más allá de informes, datos y de diferentes porcentajes y resultados de uno u otro territorio, mi sensación personal es que se está abriendo una brecha importante en el sistema educativo. O quizá que se está agrandando la ya existente y resquebrajándose en nuevas fracturas. Y es que, en mi opinión, no es de recibo que centros de la red pública presenten diferencias tan abismales entre ellos en cuanto a recursos, composición de su alumnado, instalaciones, etc. Claro que la realidad del sistema educativo público es diversa y variada, por supuesto. No obstante, a mi entender, debería ser el propio sistema el que proporcionase elementos para equilibrar situaciones de desigualdad derivadas de una determinada estructura socioeconómica del territorio. Y eso no se arregla únicamente con unos cuantos profesores más en nómina.

Una de las funciones tradicionalmente asignadas a la educación es la de ascensor social para los miembros de las clases más desfavorecidas. No obstante, quizá se trate de una metáfora apta para otros tiempos. Si bien las tasas de paro se mantienen más bajas en niveles de formación y educación superiores, parece claro que hoy en día no son garantía suficiente para acceder a modelos de ocupación dignos. Y ello, en gran parte, no es responsabilidad tanto de un sistema educativo que trabaja a marchas forzadas como de un mercado laboral raquítico y menguante en cuanto a derechos, salarios y condiciones laborales de sus trabajadores.

Así pues, debemos trabajar en reducir las desigualdades sociales presentes en el tejido educativo. No obstante, creo que se trata de un esfuerzo que deberían impulsar las administraciones educativas de turno con políticas y recursos a tal efecto. Solo después desde los centros educativos podremos plantearnos actuaciones eficaces de gran calado en favor de la justicia social y la equidad. Y la sensación es que, hoy en día, el funcionamiento está siendo totalmente el contrario: mientras que los centros proponen alternativas, las instituciones se ponen de perfil. Además, el problema seguramente no sea solo educativo, sino de modelo social. En fin, que el ascensor se despeña... El tema es: ¿nos salvamos juntos o sálvese quien pueda?

Para leer más colaboraciones con INED21 haz clic aquí.





lunes, 20 de abril de 2015

DEP

Como sabrás, hoy un alumno ha asesinado a Abel Martínez Oliva, profesor y compañero de ciencias sociales en el Instituto Joan Fuster de Barcelona. Quizá otro día hablemos por aquí del lamentable papel de los medios de comunicación minutos después de la tragedia. Hoy no. Mis condolencias y profundo respeto a familiares, allegados y comunidad educativa. Un abrazo bien fuerte a todos.

lunes, 13 de abril de 2015

Parecidos razonables

Tenía por ahí en borradores una entrada pendiente titulada Parecidos razonables. En ella pretendía explicar las muchas similitudes que veo entre alumnos y profesores, aunque unos y otros nos empeñemos en ponernos en distintos lados de la trinchera. Me da la sensación que compartimos muchos comportamientos y actitudes que, para más inri, acostumbramos a afearles a diario (los profesores a los alumnos, se entiende).

Y es que en las salas de profesores también se aprecia un uso del móvil cuando menos discutible, también hay profesores que no somos un ejemplo de puntualidad, la actitud hacia el trabajo cooperativo no siempre es la mejor y no digamos ya el interés que mostramos hacia el resto de materias y ámbitos de conocimiento, el cual es, en muchas ocasiones, prácticamente inexistente. Ahora, eso sí, queremos que nuestro alumnado no whatsapee en clase, sea puntual y respetuoso con la normativa de centro, sepa trabajar en grupo y, por supuesto, muestre interés por todas las materias que cursa. Muy congruente todo...

Decía que tenía un borrador con cuatro ideas al respecto cuando leí la entrada Alumnos Vs Profesde Javier Fernández Panadero. En ella se detallan con mucha perspicacia e ironía un carrusel de similitudes entre profesorado y estudiantes. Como diría Bernd Schuster: "No hace falta decir nada más". Bueno sí, que no te vayas sin leer el post de Javier y que la próxima vez que rajemos de nuestro alumnado en el centro levantemos la cabeza para echar un vistazo a nuestro alrededor. Lo mismo descubrimos algún que otro parecido razonable.

Quizás también te interese:
 

martes, 7 de abril de 2015

Sobre alumnos, ninjas y bombas de humo

Ya lo hemos dicho por aquí en más de una ocasión: uno de los principales enemigos de los centros de adultos, quizás el mayor, es el elevado absentismo de nuestro alumnado. Y es que, como yo digo, no tenemos estudiantes profesionales sino profesionales que estudian. Es decir, una gran parte de nuestro alumnado es gente en busca de trabajo que, mientras tanto, decide formarse para mejorar sus opciones de ocupabilidad. Resulta comprensible, pues, que cuando sale una opción laboral, por precaria que sea, el alumno en cuestión lance una bomba de humo y, al más puro estilo ninja, desaparezca sin dejar ni rastro. 

Es cierto, el acceso al mercado laboral no está detrás de todos los casos de absentismo. Ya nos gustaría porque, mal que bien, supondría una vía de ingresos para muchas familias que pasan por situaciones bastantes complicadas. No obstante, independientemente de la motivaciones para abandonar a la francesa los estudios, desde los centros de adultos debemos tratar de dar respuesta a este hecho para, en la medida de posible, conseguir que nuestro alumnado finalice sus itinerarios formativos. ¿Cómo? Aquí van algunas posibles líneas de actuación aunque, claro, no se trata de una cuestión sencilla.

Por un lado, puede ser interesante flexibilizar los planes de trabajo. Esto no significa trabajar menos, en absoluto, sino trabajar de manera diferente y adaptada a las necesidades y tiempos del alumnado. Combinar formación presencial con formación virtual, marcar itinerarios de trabajo personalizados o explorar nuevas vías como la autoformación integrada (ya vigente en algunos centros pioneros en esto de la formación virtual como el CFA Palau de Mar) pueden ser alternativas interesantes para ofrecer marcos de aprendizaje flexibles que se adapten a las realidades cambiantes de nuestro alumnado.

Una segunda estrategia puede ser potenciar la comunicación con el estudiante ofreciendo espacios para el diálogo personal, para resolver dudas, para orientar. Si el alumnado siente que tiene espacios para comunicarse con el centro y con el profesorado cuando los necesite los aprovechará. Será difícil que un alumno con el que hemos hablado, al que hemos atendido debidamente, desaparezca a la brava. Es importante, pues, ofrecer espacios de comunicación para conocer sus necesidades. Por otro lado, es importante también la comunicación entre profesores y equipos docentes para detectar posibles problemas y para cubrir de la manera más transversal posible los requerimientos de los estudiantes.

En tercer lugar, vital: conectar con el alumnado. Todos lo sabemos y, seguro, lo hemos sufrido en nuestras carnes: ir a clase puede ser un suplicio. Pasarse horas en un aula puede ser una experiencia magnífica o un palo mayúsculo. Si además, como pasa con muchos de nuestros alumnos, vienes después de cuidar a tu padre que está enfermo, de dejar a los críos en el cole o entre la hora de la compra y la de preparar la comida para la familia, cualquier excusa puede ser buena para pensar: "esto no es para mí", "nunca se me ha dado bien estudiar" o cualquiera de los argumentos con los que muchos alumnos dan un portazo a su reencuentro con las aulas. Intentemos, pues, que esa vuelta sea motivadora, sugerente. Que sientan que el tiempo que están en el aula está siendo de provecho, que están aprendiendo, que no se trata de tiempo que restan a sus quehaceres y obligaciones cotidianos, sino que es tiempo que suma, tiempo invertido en positivo. Se dice pronto, claro, pero creo que es importante.

Y, por último, acompañando al alumno en su proceso de aprendizaje mediante tutorías bien coordinadas y ajustadas a sus necesidades. Muchos de nuestros alumnos retoman sus estudios con muchas dudas no solo sobre los itinerios formativos que ofrece la formación permanente, sino también sobre aspectos más elementales relacionados con las dinámicas de estudio tales como hábitos y pautas de trabajo, organización, calendario, etc. Un acompañamiento inicial puede ser muy positivo para recuperar dinámicas olvidadas o incluso para crearlas por primera vez. No se trata de atosigar a nadie, cada uno tiene sus ritmos, pero sí de estar disponible para que el alumnado que lo necesite pueda disfrutar de estos recursos.

Luego está la vida, claro, que a veces nos pone mil y un obstaculos para conseguir nuestros objetivos. Se trata, tal y como yo lo veo, de facilitar en la medida de lo posible que nuestros alumnos puedan compaginar su día a día con su formación. Así pues, parece claro que contra menos bombas de humo, mucho mejor. ¡Que por nosotros no quede!

Quizás también te interese:

miércoles, 1 de abril de 2015

Out of the office

Nos tomamos unos días de descanso, que falta nos hacen. Esperemos que los aprovechéis vosotros también. Vayáis donde vayáis, disfrutad mucho. ¡Nos vemos DE VUELTA!


domingo, 29 de marzo de 2015

Juntas de evaluación y el fin del Cante Jondo

Nuestra última junta de evaluación fue un experimento. Frente al cante (jondo) de notas y calificaciones habitual, decidimos reflexionar conjuntamente sobre nuestro trabajo en el aula y sus resultados generales sin demasiados números de por medio. Así pues, abolimos la tradicional sesión de Bingo de final de trimestre y la sustituimos por una jornada de trabajo mucho más productiva y enriquecedora. Seguro que muchos otros centros lo llevan haciendo ya mucho tiempo, pero nosotros lo pusimos en práctica esta última semana. Y la verdad es que no estuvo nada mal.

Tampoco es que fuera demasiado complicado, la verdad. Simplemente se trataba de dejar de lado la típica cantinela de aprobados y suspensos para pasar a hablar de metodologías, sistemas de evaluación, actividades, enfoques y, por supuesto, alumnos pero, eso sí, sin notas de por medio. Nada de Fulano, siete, Mengano, cuatro. Prohibido. Hablamos de alumnos pero en términos de evaluación, que siempre es mucho más interesante que la simple calificación. 

¿Y cómo lo hicimos? Pues la sesión en cuestión era de graduado en educación secundaria, así que lo que planteamos fue un repaso de cada uno de los módulos desarrollados durante el trimestre donde cada profesor detallaba un mapa de la asignatura parecido a esto: metodología(s), sistema de evaluación, actividades de interés desarrolladas, resultados generales y, obviamente, evolución del alumnado. Así pues, estuvimos un par de horas hablando sobre nuestro día a día del último trimestre, compartiendo problemáticas, aciertos y, por supuesto, también errores. La sesión finalizó con la creación de un sencillo documento compartido donde se reflejan las conclusiones generales de la sesión de evaluación y los aspectos más relevantes planteados en ella, a fin de tenerlos en cuenta para posteriores módulos. 

Es cierto que lo reducido del claustro facilita enormemente el tinglado, claro. Pero hasta ahora no lo habíamos planteado así. ¿Ventajas? Conocemos mejor el trabajo de nuestros compañeros, compartimos experiencias positivas y errores cometidos y, sobre todo, tenemos una perspectiva general de la evolución del alumnado alejada de un número, de una cifra concreta. Porque evaluar debe ser algo más que asociar personas y números. Además, nos sirve para abrir un poco el aula y dar a conocer experiencias de éxito o, al contrario, prácticas que no han funcionado por diversos motivos. ¿Inconvenientes? Pues que parece que el fin del cante jondo se acerca, y los que entienden de esto aseguran que se trata de "puro sentimiento". Lástima...






domingo, 22 de marzo de 2015

Nunca es tarde...

Ya hemos dicho en innumerables ocasiones que los perfiles de estudiantes de los centros de adultos han cambiado mucho de un tiempo a esta parte. En los últimos años, nuevas generaciones de estudiantes con perfiles muy diversos han accedido a las escuelas de personas adultas modificando su fisonomía, estructura y funcionamiento. Chicos muy jóvenes, colectivos de nacionalidades diversas y personas que, en muchos casos, de no haber estallado la crisis económica no habrían vuelto a poner un pie en el aula están formándose en nuestras aulas a diario. Al fin y al cabo, dando un vistazo al panorama de los centros de adultos actual, creo que es bastante significativo de los cambios sociales vividos en los últimos tiempos.

Quizá sea una sensación personal pero me parece que todo este trajín ha significado que muchos centros de adultos arrinconen, seguramente de manera inconsciente, a grupos y perfiles que durante mucho tiempo constituyeron el núcleo clave de los centros de adultos: la gente mayor. En un contexto donde cada vez se priorizan más las formaciones dirigidas a la obtención de títulos oficiales y a la superación de pruebas y reválidas externas, estos grupos han quedados relegados (insisto, es mi sensación personal) a un segundo plano, alejados muchas veces de conceptos tan comunes en el discurso pedagógico actual tales como la innovación y las nuevas metodologías. 

Y es que sigue habiendo gente mayor que quiere asomarse a los centros de adultos. Hombres y mujeres que no pudieron acceder a la educación en su infancia y que merecen también disfrutar de una educación de calidad, más allá de las tradicionales fichas de lectoescriptura y de metodologías tradicionales y rancias. 

Es interesante, introducir otro modo de trabajar que socialice e introduzca otros aprendizajes. Las personas mayores que acuden por primera vez a la escuela, son infinitamente agradecidas y poseen unas inmensas ganas de aprender. Las metodologías tradicionales pueden intercalarse con los proyectos o incluso pueden formar parte de ellos en mayor o menor medida, pero no deberían ser una opción única de aprendizaje. 

De este modo se debería potenciar la participación colaborativa en detrimento del trabajo solitario y repetitivo de las fichas. Todo este potencial e interés que poseen las personas que no han podido ir a la escuela por diferentes motivos, puede canalizarse en el trabajo por  proyectos. Algunas de las experiencias que se han llevado a cabo con éxito son, entre otras:  Tertulias Literarias Dialógicas, Recitales Poéticos o proyectos que intentan recoger las vivencias, historias o anécdotas que poseen estos alumnos gracias a su experiencia de vida.  

El trabajo de María José Chordà, con quien he tenido el gusto de redactar estas líneas, es una clara muestra de que es posible trabajar de manera alternativa también con estos perfiles. En su blog Hasta la FPA y más allápuedes encontrar algunos de estos proyectos elaborados en los ciclos instrumentales o iniciales. Pues eso, lo dicho, que nunca es tarde...

Para más textos sobre formación de personas adultas puedes echar un ojo por aquí.



miércoles, 18 de marzo de 2015

La voz de la experiencia

Dicen que sabe más el diablo por viejo que por diablo. Pues será verdad. Lo que es innegable es que la experiencia es un grado. Enfrentarse por primera vez a una tarea a la que no estamos acostumbrados suele generar dudas, inseguridades y, en definitiva, dolores de cabeza varios. Por eso siempre me ha parecido muy inteligente ver, escuchar y preguntar a los "experimentados", a aquellos que han pasado por situaciones o caminos que debes (o decides) recorrer después de ellos. No soy de los que cree que todo está inventado, pero sí que muchas veces la experiencia de otras personas nos puede dar la clave para crear nuevas experiencias y soluciones o, simplemente, para tranquilizarnos y relativizar las cosas.

Todo este rollo viene a cuento de una actividad que desarrollamos en nuestro centro desde hace varios años. En los centros de adultos recibimos a mucha gente que retoma sus estudios después de un parón de varios años. Es habitual que este alumnado tenga dudas e inseguridades, especialmente aquellos que a final de curso deben presentarse a pruebas oficiales externas. Durante el año, pues, no se habla de otra cosa: la prueba, la prueba y, después, la prueba. ¿Cómo relativizar la presión del examen final y ofrecer un punto de vista más positivo y tranquilizador?

Hace unos años decidimos implicar a nuestro exalumnado en el proceso. La idea es bien sencilla. Se basa en organizar charlas periódicas con antiguos alumnos en las que estos explican a nuestro alumnado su experiencia no ya solo del examen final, sino también de su paso por nuestro centro o de los estudios que han realizado posteriormente. En definifiva, se trata de ofrecer testimonios y puntos de vista de alumnos para alumnos, apartando el foco por un rato de la figura del profesorado que les acompaña durante todo el curso. Para ello intentamos que los perfiles sean lo más variados posible y se ajusten a los presentes en la etapa educativa en cuestión.

Esta semana hemos empezado con las charlas en el grupo de grado medio y, como siempre, ha sido genial. Volver a encontrarnos y poder escuchar sus experiencias y facilitar su interacción con la actual promoción no beneficia solo a nuestros estudiantes, sino que también nos abre una ventana desde donde ver el progreso y el trabajazo de nuestros "exs" en otros centros. Y la verdad es que se agradece, máxime en estos tiempos de frenesí evaluador. Pues eso, que al loro con la voz de la experiencia...


jueves, 12 de marzo de 2015

#Preguntasquedebeshacertecomodocente

O no, claro. Que cada uno se pregunte lo que le dé la gana, faltaría más. Pero el caso es que la semana pasada  tuve el placer de seguir en vivo y en directo una conversación tuitera interesantísima, de ésas que Rosa Díez es capaz de  promover y avivar como nadie. Estaban por ahí también, entre otros, Óscar Boluda, José Antonio Fraga, José Blas García y un servidor en plan parásito aprendiendo de las reflexiones de los compañeros. El tema general era recurrente, claro, pero no por ello carente de interés: grandezas y miserias del sistema educativo y, en particular, del rol del profesorado y las necesidades de cambio o reflexión al respecto. En un momento dado, alguien publicó bajo el hashtag #Preguntasquedebeshacertecomodocente una pregunta al aire que abrió la veda. Las que siguieron me parecieron tan interesantes que pensé en incluirlas por aquí. Espero que os resulten de interés:
  • ¿Qué ha aprendido hoy mi alumnado?
  • ¿Qué quiero aprender hoy con mi alumnado?
  • ¿Cómo preguntar hoy a mi alumnado lo que quiere aprender?
  • ¿Hay coherencia entre mi práctica y lo que digo hacer?
  • ¿Soy el protagonista de mi clase o lo es mi alumnado?
  • ¿Puedo cambiar esto?
  • ¿Ha sido hoy mi aula un modelo de participación democrática?
  • ¿Hago lo mismo día tras día, curso tras curso?
  • ¿Quiero y me quieren mis alumnos?
  • ¿Realmente sé lo que aprenden mis alumnos a través de este examen?
  • ¿He sido feliz hoy con la profesión?
  • ¿He hecho felices hoy a mis alumnos?
Y mi preferida:
  • ¿Qué pensaría de mis clases ese alumno que fui?
Seguro que tú tienes las tuyas propias, claro. ¿Las añades en comentarios?

sábado, 7 de marzo de 2015

El profesor blandengue

Las moderneces tienen cosas buenas y malas. Las buenas son muchas, claro: que si el trabajo en red, que si un mayor acceso a la información, que si el desarrollo de nuevas metodologías de aprendizaje, que si sistemas de evaluación alternativos… Entre las malas, que también las hay, está la consolidación de una especie que parecía estar abocada a la extinción en este mundo educativo cada vez más materialista y cuantitativo: el profesor blandengue.

Porque profesores blandengues siempre los hubo, por supuesto, pero parecían tener los días contados. En un sistema educativo plagado de reválidas, de pruebas externas, de etiquetajes y prejuicios quién se iba a imaginar que los profesores blandengues resistirían a tal frenesí normativo. Pues sí, con sus malas artes han resistido y amenazan incluso con abrir brecha.

No obstante, parafraseando a El Fary, hay colegas que detestan al profesor blandengue. Ese profesor que tiene un exceso de aprobados en su materia, que deja la puerta abierta y arma jaleo, que no manda deberes para casa, que infla notas, que cuenta su vida a los alumnos, que organiza actividades lúdicas, que evalúa no sólo con exámenes…

Porque hay profesionales en la enseñanza que confunden exigencia con exámenes complicados o con deberes repetitivos. Porque existe la creencia de que hay que sufrir en el aula desde bien pequeños a través de fichas, redacción de cuadernos o sin salirse del libro de texto. ¡Hay que terminar el temario!

Parece que el profesor blandengue no pega palo al agua. Parece que se lo pasa bien y que conecta demasiado con sus alumnos. Incluso algunos creen que no tiene conflictos con sus alumnos o que hace dejadez de funciones. A veces, de hecho, el profesor blandengue parece incluso defender a su alumnado ante la manada docente. Y por ahí sí que no se pasa, claro. Esa es la línea que nunca debe cruzarse.

NOTA: Este post surge de una conversación tuitera con Óscar Boluda y Jaume Sans. Me imagino que no nos darán el Global Teacher Prize por él, pero hemos echado un buen rato. Aquí tenéis sus respectivos blogs. ¡Ya estáis perdiendo el tiempo por aquí!

lunes, 2 de marzo de 2015

El "caloret" docente

La señora Barberá la lió bien el otro día en la Cridà. Achispada o no, le pegó unas buenas patadas al valenciano, lengua de la tierra donde la edil lleva ejerciendo casi un cuarto de siglo como alcaldesa de Valencia. Leí por ahí que la "anécdota" (sic) en cuestión -así la han calificado en el seno del PP- es una clara muestra del abandono del valenciano por parte del Partido Popular. En fin, no se trata de una respuesta que me sorprenda demasiado viniendo de donde viene.

En cualquier caso, parecen evidentes la desidia y el pasotismo mostrados por la señora Barberá en el desempeño de sus funciones. Porque es de esperar que una profesional de la política, 24 años (¡!) después de acceder al cargo, sea capaz de elaborar un discurso elemental en la lengua de su tierra. Llamadme exigente, pero creo que un episodio como el de la Cridà no puede ser despachado con unas excusas a la carrera argumentando que se quedó en blanco debido a un exceso de preparación. Nivelón.

Pues claro, el día siguiente todo el mundo descojonándonos del asunto. Y con razón. Menudo ridículo, vaya metedura de pata, hay que ser torpe... (nótese lo suave de los eufemismos seleccionados). El episodio del caloret mostró a una profesional de la política derrapando en el ejercicio de sus funciones de una manera brillante, memorable incluso. "Hacerse un caloret", pues, puede ser considerado a partir de ahora como sinónimo de chapucear, de no dar la talla, de improvisar y, por qué no decirlo, de hacer el ridículo, vamos.

Llegados a este punto, y sin ánimo ni voluntad de defender o justificar a la señora Barberá, pensaba yo en mi último caloret particular. Porque, ¿acaso no tenemos nuestros propios "calorets docentes"?, ¿no derrapamos a menudo en nuestro trabajo al más puro estilo Barberá (o casi)? Aquí van algunos posibles casos de caloret docente presentes en las salas de profesores de la geografía universal:
  • Cuando damos al alumnado toda la responsabilidad de "sus" malos resultados.
  • Cuando "nos" agenciamos al completo la de los buenos.
  • Cuando no nos interesa lo que hace el compañero de al lado.
  • Cuando reproducimos en la sala de profesores los comportamientos que criticamos al alumnado en el aula: falta de interés y motivación, uso del móvil, etc.
  • Cuando hace siglos que no hacemos un curso de formación ni un lectura relacionada con nuestra profesión.
  • Cuando hablamos mal del alumnado: "son tontos, cortos, no se enteran de nada"... 
  • Cuando consideramos nuestras materias más importantes que las del resto de compañeros.
  • Cuando ponemos etiquetas y prejuzgamos al alumnado.
  • Cuando blindamos el aula y nuestro trabajo en ella.
  • Cuando priorizamos la calificación por encima del aprendizaje.
En fin, que es muy fácil ver el caloret en el ojo ajeno y no en el propio. E insisto, sin que sirva de disculpa hacia la señora Barberá (por favor, haga un esfuerzo, que son 24 años...), echemos un vistazo a nuestro comportamiento y erradiquemos el caloret de los centros educativos. ¡Porque una escuela sin caloret es posible!

PD: Por cierto, nunca he ido a Fallas así que si tienes un cuartillo libre por Valencia estos días, ya sabes... ¡Nos apañamos con poco! Además, seguro que se te ocurren más casos de caloret docente. ¡Compartelos en comentarios!

Para más entradas sobre profesorado clica en los siguientes enlaces: