Hace unos años que las redes sociales van llenas de propuestas innovadoras llevadas a cabo por docentes de todo el país en distintas etapas y ámbitos educativos. De hecho, a juzgar por la proliferación de proyectos y actividades innovadoras publicadas por aquí y por allá, cualquiera podría pensar que nos hallamos ante un sistema educativo dinámico, activo y versátil. En una palabra: innovador. Pero, claro, una cosa son las redes sociales y otra la vetusta realidad.
Y es que, a pesar de que cada vez más docentes se animan y se lanzan a investigar con propuestas innovadoras o, cuando menos, alternativas, me temo que no podemos afirmar que la innovación educativa sea una realidad en centros y aulas a lo largo y ancho del país. Al contrario, un servidor tiene la sensación de que esta innovación no arraiga en el sistema educativo por, entre otras cosas, los motivos que se apuntan a continuación:
- Porque tenemos un sistema educativo que no favorece la cooperación entre los centros educativos sino (me temo) la competencia.
- Porque la creciente carga de trabajo burocrático impuesta por las administraciones educativas de turno frena la voluntad de los docentes para investigar y formarse en nuevas metodologías.
- Porque, a menudo, la innovación educativa toma formas y apariencias un tanto elitistas que la alejan del común de los docentes.
- Porque existe poca transferencia de buenas prácticas entre docentes, centros y etapas educativas. No hablamos aquí de comunicación y/o visibilización de experiencias, sino de transferencia real y puesta en práctica.
- Porque la estructura del sistema educativo, plagado de minas en forma de reválidas varias, constituye un freno para muchas propuestas innovadoras.
- Porque muchos centros tienen dimensiones excesivas que dificultan el arraigo de una cultura colaborativa entre los equipos. ¿Cómo cohesionar centros con miles de alumnos o claustros con cien, ciento y pico docentes?
- Porque, seamos sinceros, una parte importante del colectivo docente vive, si no de espaldas, sí al margen del debate sobre la innovación.
- Porque en muchas ocasiones los equipos docentes son inestables y con una movilidad tal que resulta difícil establecer proyectos a medio-largo plazo.
- Porque la innovación educativa no contribuye de ninguna manera a la mejora de la carrera docente. Si es que podemos hablar de carrera docente...
- Porque la innovación educativa, hoy en día, genera más discusión que consenso en el ámbito de la educación.
- Porque necesitamos clarificar el propio concepto de innovación y llegar a acuerdos sobre cómo (o si) nos interesa trasladarla a la realidad de los centros.
- Porque no existe una planificación estratégica por parte de la administración (o al menos un servidor no la percibe) en temas clave como la formación del profesorado y la reforma del sistema educativo.
- Y, un clásico y quizás lo más importante, porque a menudo tenemos ratios excesivas, poco tiempo y escasos recursos para plantearnos algo más que salir del paso como podamos.
Interesante y muy completo análisis. Creo que los centros públicos no entramos a competir unos con otros, sino que simplemente vivimos de espaldas. Es cierto que en algunos contextos hay esa rivalidad por la matrícula o el prestigio, pero eso también responde a que la administración descuida sus obligaciones de tratar a todos con la misma vara de medir.
ResponderEliminarPensaba precisamente en eso cuando señalaba la posible competencia entre centros: matrículas y prestigio. Por otto lado, parece evidente como señalas que a menudo vivimos de espaldas unos de otros. Mejor nos iría si potenciaramos el trabajo en red a nivel local. Y ahí creo que la administración tiene mucho que decir.
EliminarRamon, muy de acuerdo en tu reflexiones y con la puntualizacion de Toni. Añadiria: qie la cantidad no vaya,por encima,de la calidad.
ResponderEliminarLa cooperacion horizontal, vertical, transversal mejorara, si o si, el resultado ( Como dice el Sr Dejours).
Muy de acuerdo. El tema es cómo conseguimos promover esa cooperación y ese trabajo transversal. Me gustaría pensar que las administraciones educativas lo tienen en la agenda, pero no lo veo. Seguiremos, pues. ¡Un abrazo!
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